Capítulo 20 - Flores marchitas

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"Después de ti pregunté a las estrellas ¿Cuántas veces más mi ingenuidad me hará llorar?..Junto al mar tú nunca fuiste sincera, me conseguiste engañar, te esperé mil noches después y me llevé mil besos del sol; te dejé una flor cada vez antes de irme a casa, sin tu amor mi vida será como una casa sin habitar. Me besaste para olvidar y me olvidaste, allí junto al mar sumergiste mis ilusiones" Fuentes Haritz San Martín


María José POV.

Las palabras que antes sonaron por voz de Daniela hacían eco en mi mente abrumándome por completo, observé a Daniela romper en llanto y colocar sus manos en su rostro mientras su desconsuelo se hacía evidente.

Por un lado entendía cuánto le había costado decir que Laura fue la mujer con quien estuvo antes que conmigo, pero en realidad en este punto en el que me sentía tan tranquila, tan llena y tan confiada en la relación que tenía con Daniela, sí puedo afirmar que vino a joderlo todo por completo. No sé si ellas seguían juntas mientras nosotras o por lo menos yo ya me había enamorado e incluso recuerdo haberla consolado cuando se supo de la partida de las Villa, ahora sentía que mientras yo creía que calmaba su ansiedad por perder a una hermana, en realidad la estaba consolando por perder a quien fuere su amor y entonces las bases en las que nuestra relación se asentó no eran en las que yo creía que se encontraba.

Mi grado de confusión y sensación de traición solo crecía mientras más permanecía en la pieza, por obvias razones no era viable que me quedase en otra habitación, pero definitivamente no era oportuno que dijera nada más; decidí que me daría una ducha, mientras surgía todo el derrame de pensamientos y emociones en mi mente que no noté que Daniela se había recompuesto y se encontraba frente a mí hablándome, yo no era capaz de oírla para nada, no la miraba a los ojos, había un zumbido en mis oídos.

-Ahora no Daniela. -Dije lo más calma posible.

-Amor es que por favor, necesito contarte todo, no es cómo crees, yo... Yo te amo a tí, nadie más. -Me dijo con su voz quebrada.

-Ahora no Daniela. -Solo podía repetir eso, no era capaz de mantener una conversación coherente en este momento.

-¡María José, por favor! -Ahogó un grito.

Tomé sus hombros y la miré a los ojos por primera vez en un buen rato -Te he dicho que eso lo vemos luego Daniela y... No me vuelvas, ni si quiera se te ocurra decirme de nuevo "amor" no quiero oírte más.

Me adentré en el baño y me sostuve de la barra del lavamanos, frente a mí había un espejo por lo que al erguir mi vista me topé con mi demacrado reflejo, las gotas saladas que habían escapado de mis ojos sin que lo notase, formaban un camino que se estancaba en mi barbilla, verme de esta forma tan derrotada, dolida y anonadada solo hizo que inminentemente sucumbiera ante el ardor de lo recientemente ocurrido y sintiera como las convulsiones de mi llanto incontrolables me abordaron, los espasmos en mi estómago y la respiración agitada me forzaron a caer deslizada hasta el suelo mientras me permitía llorar más fuerte de lo que no me permitía en mucho tiempo; (salvo por la pérdida de mi mami) no recordaba la última vez que había llorado por sentir tanto dolor que necesitara que escapara de mi sistema, los gemidos que no podía acallar eran audibles, pero por suerte estaba protegida en el interior del baño.

Logré hacer cesar mi llanto desgarrado, con el dorso de mi mano retiré los residuos de las últimas lágrimas que hube derramado y me incorporé, quité todas mis prendas y me introduje en la ducha; la habitación en la que nos encontrábamos contaba con tina y con regadera, ahora necesitaba que el agua me cayera de lleno intentando que borrara todo lo que sentía y que a su vez que las gotas resbalaban por mi cuerpo arrancaran las lágrimas que aún salían de mis ojos para perderse con el agua hasta el desagüe. Esto de verdad estaba pasando y yo no podía entender el motivo por el cual Calle no se haya sincerado conmigo en algo así de relevante.

Con la miel en los labios (Caché) *Historia en revisión*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora