Capítulo 21 - Tournesol sans soleil

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"De repente ella soñó que encontraba a su amada, que nadaba a su lado, que sus cuerpos enlazados se sumían abrazados en la mar; de repente despertó y sus sueños diluidos entre azules y el olvido, despertó convertida en sirena recostada en la arena y sus sueños diluidos entre azules y gemidos..." Olvera F.

Daniela POV.

Sentí un hueco en mi estómago, me desperté de golpe incorporándome a la vez, mis ojos se abrieron y con mi mano buscaba en el vacío de la cama donde noches atrás encontraría el cálido cuerpo de Poché a mi lado.

Mis ojos ardían y las ganas de llorar no se marchaban, abracé mi vientre mientras me volvía a recostar en la cama, sintiendo como mis lágrimas volvían a humedecer mis mejillas, hasta que un portazo me hizo volver a sentarme en la cama.

Poché entró y con la misma energía con la que abrió la puerta así la cerró, pensé que me ignoraría como horas atrás, pero al contrario me encaró, retiró con dulzura pero con cierta brusquedad los restos de lágrimas que tenía en mi rostro; las palabras se atascaron en mi garganta y solo pude decir su nombre.

-No quiero escucharte ahora Daniela, hablaremos más tarde. -Solo expresó eso e impactó sus labios con los míos.

Era un beso desesperado, tosco, muy dispar a lo que estaba acostumbrada con ella; su lengua rápidamente se coló en mi boca y yo no podía pensar en nada más, me hacía falta y era obvio que a Poché también.

La tomé de la cintura y la coloqué a horcajadas sobre mi regazo, ahora siendo yo quien profundizaba el beso mientras con mis manos deshacía los nudos y botones que me separaban de tener más contacto con su piel.

Levantaba mi cadera para rozarla contra mi cuerpo, separé mi rostro del suyo colocándome en su cuello, oliéndola y ajustándola contra mí, la abrazaba, la tocaba y quería que nos quedáramos así, el dolor y el vacío se disipaban al sentirla conmigo así, llené mi cuerpo de su olor, su sabor... Mis manos continuaban con urgencia de desvestirla y ayudada por ella logré desnudarla a los pocos segundos.

Besaba su cuello, bajaba a su clavícula y ella se arqueaba contra mí, el calor en la pieza era abrasador, ella me desnudó rápidamente, fue sencillo pues yo usaba aún mi camisón de dormir.

Su cuerpo sobre el mío tenía todos los componentes necesarios para volverme loca, busqué nuevamente su boca y ahí estaban sus hermosos ojos verdes buscando los míos, con pasión, locura, desenfreno, gemía y gruñía por la ansiedad de tener nuestros cuerpos unidos tras el estrés de nuestra discusión.

En un movimiento invertí los papeles y la giré quedando sobre ella, la acariciaba y besaba con todo el amor que tenía, a su vez que me tomaba el tiempo de admirarla como queriendo mimetizarla a mi cuerpo y a mis ganas; comencé a bajar por su cuerpo con besos delicados mientras ella me observaba, llegué a su ombligo y subí mi mirada.

Palidecí al instante, los ojos aceituna que momentos atrás me veían se habían tornado oscuros, su iris había adquirido un café que había observado en otro ser; de pronto su rasgos no eran más los de María José, sus cejas pobladas se habían delineado y su nariz cambió, dando a notar con gran claridad que el cuerpo por el que navegaba era el de Laura.

Entonces desperté...

¡Maldita sea!, ahogué un grito maldiciendo por la confusión creada por mi mente, estaba empapada en sudor sola en la habitación y con el mismo vacío con el que creí haberme despertado cuando todavía me encontraba soñando.

Estaba tratando de recuperarme cuando unos leves toques en la puerta de la habitación me hicieron salir de mi ensimismamiento.

-Señorita Daniela, soy Nela ¿puedo pasar?

Con la miel en los labios (Caché) *Historia en revisión*Donde viven las historias. Descúbrelo ahora