Capítulo 9.-Twist.

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El muchacho se encontraba sentado afuera de la oficina de la profesora Kirisu. Se le notaba muy triste, irradiaba un aire de desencanto, aparte de que miraba a la nada, teniendo el sol pegándole en la frente.

Por primera vez, los tacones de Kirisu no le alegraron en nada. Ni siquiera la volteó a ver, seguía perdido en esa aura de misterio y de soledad, suspirando tristemente.

La profesora Kirisu se paró frente a él, mirándolo con preocupación. Él seguía sin voltearla a ver, casi como si se encontrara en otro mundo, en uno muy diferente.

-Nariyuki... -No respondió. Ella se agachó y lo tomó de la mejilla. -¿Qué tienes? –La preocupación se notaba en los ojos de la mujer.

-No es nada en especial.

-Si no tienes nada ¿Por qué te vez tan triste?

-En verdad, no es por nada en especial.

-Entremos a mi oficina. Sé de un lugar que te hará sentir mejor.

Nariyuki se levantó del suelo, limpiándose el pantalón a la vez que pasaba a la oficina de su profesora. A pesar de todo, seguía sintiéndose un poco mal.

Se veía reflejado en sus acciones, en su caminar lento, pesado, sin ganas. Los ojos, los tenía perdidos en la nada, y de veces se quedaba parado, como si estuviera pensando.

Ya era muy claro que él no se sentía bien, a pesar de haber dicho que sí. Mafuyu lo miró una última vez, haciendo a un lado sus cosas.

-A pesar de que ya me diste una pequeña prueba, ¿sabes bailar? –No se notaba en su voz, pero ella se puso muy nerviosa al comenzar la plática.

-Depende de que baile sea, por supuesto.

-¿T-tienes algo que hacer el sábado?

-No creo...¿a qué viene la pregunta?

El plan de Mafuyu era bastante espectacular. Quizá un poco de ejercicio le viniera bien al humor del muchacho, ¿y qué mejor ejercicio que bailar?

Pero no sería algo tan evidente como un baile romántico, de esos que se bailan tomados de las manos, porque se delataría, por muy obvias razones, cuáles eran los sentimientos de la profesora hacía su alumno. Era curioso, pero él ya sabía de esos sentimientos.

Al día siguiente, un viernes, justamente, Nariyuki comía junto con Fumino. Su contraria se notaba un poco expectante de que le fueran a decir. Según él, era una muy buena noticia.

-¿Ya te dio un indicio de que quiere que te le declares?

-Aún no. No lo sé, creo que deberíamos esperar a conocernos un poco más, y lo digo por ella. No quiero decepcionarla. –Nariyuki agachó la mirada, un poco triste.

-Eres bastante tonto, Yuiga. ¿No sabes que las almas destinadas a estar unidas se conocen desde siempre? Ella no lo sabe, y tú tampoco, pero ya se han visto desnudos, ya han hecho el amor antes. Han sido el uno para el otro.

-¿Ha-hacer el amor? –El joven se empezó a sonrojar de abajo hacia arriba, apretando un poco su entrepierna. -¡¿Qu-qué cosas dices, Furuhashi?!

-Es una metáfora, Yuiga. –Rió ella. –Lo leí en Demian. Quizá la enamoraste porque, desde el fondo de tu corazón, tú la has deseado con tanta verdad que la llamaste, capturaste su corazón.

-Deberías recomendarme algunos libros, Furuhashi. –Se quejó el muchacho, poniendo un gesto de inconformidad.

Para Nariyuki, el pensar que por desear con todo su ser el amor de Mafuyu ya lo tendría. No era precisamente así, pero la profesora sabía, quizá de forma superficial, que él estaba enamorado de ella.

Enséñame a amarte (MafuyuxNariyuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora