Capítulo 14.-Bello romance.

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El día era más que hermoso, nada podía mejorarlo, hasta el tráfico y la sobregente en el metro resultaban bien. Era el día siguiente de aquella tarde tan hermosa, de ahí que todo fuera muy lindo para los dos pajaritos enamorados.

Cada uno llegaba a su tiempo a la academia, quedándose de ver en la oficina de Mafuyu, puesto que ese lugar, aparte de su casa, era el lugar más privado que tenían.

Quien llegara primero, pasaba a la oficina y ponía la llave, al cada uno tener su copia, no había ningún problema. En esa ocasión, Nariyuki llegó primero, teniendo un ramo de rosas en sus manos.

Le había pedido dinero a Fumino y a Uruka, como no podía ser de otra manera. Fumino le condonaría el adeudo...pero Uruka, no. Ella no sabía que el dinero era para un ramo de rosas, debido a que, según el muchacho, eran para algo de la academia.

Teniendo un poco de rocío, un olor delicioso y estando bastante bien adornadas, Nariyuki sonreía para sí mismo de tan solo imaginar cómo es que se pondría Mafuyu al ver las rosas, lo cual le resultaba satisfactorio.

En cuanto a lo demás, Rizu caminaba con un poco de sospecha, teniendo ese duelo moral en si delatar a Mafuyu y a Nariyuki sobre su aventura. No tenía razones para hacerlo, tampoco es como que eso a ella le afectara o le molestara, pero sabía que era, de alguna manera, incorrecto.

Si fuera una chica con un profesor, el mundo entero pondría el grito en el cielo, siendo menester delatar algo así, ¿Por qué no lo mismo con una profesora y un chico? ¿Qué diferencia habría?

Nariyuki era su amigo, por eso no lo delataba, al no hallarle sentido a afectarlo. Era más claro que el agua, si su secreto era contado, a los dos les iría muy mal.

Se encontró con Uruka en uno de los pasillos, saludándola. Ambas platicaron en lo que iban a sus respectivos salones. Fumino ya se encontraba en el suyo, escribiendo un poco más de su manuscrito con su pluma, esperando a que empezara la clase. Se acomodó un mechón de cabello detrás de la oreja.

-No sé tú, pero he estado notando un poco raro a Nariyuki en estos días. Me sorprende, ya que es la primera vez que se comporta así desde que nos conocemos.

-Creo que estará enamorado de alguien.

-¿De quién? Nunca supimos quién fue la chica a la que le llevó rosas, incluso pregunté en los otros salones y nadie supo nada.

-Yo creo que la chica, en un sentido estricto, no va en la academia.

-Hum...eso es curioso, pero tiene sentido. Quizá Nariyuki las compró antes de venir a la academia ya que la vería a la salida.

-Seguramente... -Rizu disimuló un pequeño enojo ante la estupidez de Uruka. Ni modo, tendría que acostumbrarse a eso.

Por lo demás, Fumino terminaba un pequeño fragmento de su manuscrito. Ella solía dividir sus historias como en Anna Karenina, de Lyev Tolstói, por ser un método que le gustaba mucho. Escribiría tres o cuatro de esos segmentos al día, notándose ya que llevaba cerca de cuatro meses trabajando en él.

-Le mostraré el avance a Nariyuki, seguramente le gustará. –Sonrió ella, cerrando su libreta.

Él miraba a la ventana, la cual tenía la persiana cerrada, abriéndola a la altura de sus ojos, filtrándose la luz del sol sobre la misma. De ahí, veía cuando le faltaría a Mafuyu llegar.

Viendo su auto ya acercarse a la academia, él sonrió, acelerándose su respiración, tratando de calmarse para no sudar y oler mal. Faltarían unos tres minutos para que ellos dos se encontraran.

Las rosas reposaba en el escritorio de la profesora, pero él las tomaría para ofrecérselas a su amada en cuanto ella atravesara la puerta.

Faltarían un minuto o poco menos para su llegada, fue ahí cuando él las tomó, llevándose una menta directamente de la solapa de su chaqueta a su boca, masticándola y saboreando el sabor de la menta por unos segundos para que el aliento estuviera bien.

Enséñame a amarte (MafuyuxNariyuki)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora