1.- Friendzone.

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La rubia abrió la puerta de su habitación y se topó con una pequeña caja decorada con un moño del mismo color de sus ojos, un verde brillante. No había un autor detrás, no aún.

Ella tomó la caja y la abrió cuidadosamente puesto a que está demasiado bella para arruinarla, dentro había una peineta en forma de ave color morado, su sonrisa apareció formando un hoyuelo en su mejilla.

—¿Quién habrá dejado este lindo regalo? Se preguntó en voz alta, pero nadie apareció o salió de la nada—. De seguro fue Eugene, él siempre tan lindo —Pensó mientras se lo acomodaba en su cabellera, para luego seguir su camino.

Todo el mundo le comentó lo linda que se veía con ese broche, incluso el alma dura de Cassandra. Salió al jardín a tomar aire fresco, ahí se encontró con su adorable novio al cuál ella no pudo resistirse y le agradeció por ese detalle.

—Es hermoso —Le comentó con una sonrisa—. De verdad no tenías que hacerlo.

El joven se quedó pensando un rato, porque era obvio que él no había sido el responsable. Pero por más que no quería romper las esperanzas de la rubia, le dijo la verdad.

—Solecito, no he sido yo —Le comentó un poco avergonzado—. Claro que siempre estaría dispuesto a darte regalos, porque ya sabes que tú eres el amor de mi vida pero —Comenzó a reír y balbucear un poco—. Lo siento, perdón por no ser el que te dio un regalo hoy.

—No te preocupes —Se acercó a darle un beso—. El mejor regalo es que tú estés a mi lado hoy y siempre.

Comenzaron los dos a reír. Pero a lo lejos un adolescente que va acompañado por su padre observa aquella escena de amor entre la princesa y su novio, el joven se volteó hacía Quirin y le preguntó.

—Papá ¿Tú sabes lo qué es el amor? Aún no me queda claro la fórmula de esa ecuación —Miró hacía arriba y siguió pensando. Por otro lado, Quirin se echó a reír ante tal afirmación.

—Varian, no se trata de ninguna fórmula, sólo sé tú mismo y si ella no te acepta, no creo que valga la pena. —Sonrió y siguió caminando.

"Quizá no valga la pena" Esas palabras estuvieron resonando en su mente todo el día, era obvio que mentía, él siempre consideró a la princesa una persona que vale totalmente la pena, incluso ha escuchado a Eugene agradecerle a la vida por la gran persona que está a su lado ¿Todavía tiene que preguntarse si lo vale? Claro que no.

La primera vez que la vio entrar a su habitación junto con Cass, ahí lo entendió todo. Él desde un inicio sabía de la existencia de su novio, alguien a quien siempre admiró por ser el héroe de su saga favorita de libros, pero también lo hacía sentir triste que sus posibilidades están muy bajas para poder salir con Rapunzel.

—Tengo que decirle que yo le di ese regalo —Se propuso mientras terminaba un experimento. Luego de ello, salió lo más rápido que pudo, tomó una capucha, su bastón luminoso y partió.

Estaba atardeciendo, y el cielo se pintó de los colores más cálidos y hermosos que uno pudiese imaginarse, Rapunzel está sentada con Pascal en el balcón de su habitación, están admirando la bella vista de su reino.

—Pascal ¿Habías visto algo tan hermoso cómo esto? —Le preguntó a su amiguito, el cual sonrió y se puso de un tono alegre—. Jamás creí que vería algo como esto, siento una gran paz en mi interior.

Pedro, uno de los guardias que resguardan su entrada, se asomó para anunciar.

—Princesa, Varian está aquí y quiere verla ¿Lo dejo pasar? —La rubia sonrió y le respondió que sí de inmediato. El pelinegro entró un poco apenado y nervioso al verla ahí, ella lo recibió con una enorme felicidad, ya que es los mejores amigos que tiene.

Día de los no enamorados (Enredados Otra vez, la serie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora