Llegaron al castillo del rey a mediodía y allí esperaron el resto del día hasta que unos hombres con mascaras llegaron al lugar en el que estaban encerrados.
Eran las mazmorras de palacio, oscuras, frías y húmedas además de solitarias.
Los hombres que llegaron iban enmascarados y todos llevaban una especie de amuleto colgado al cuello.
- ¿quienes son?-.
- ¿que querrán?-.
- ¿que van a hacer?-.
Comienzan los murmullos.- Atención, se que todos os estaréis preguntando quienes somos y que hacemos aquí-. Dijo de pronto uno de los enmascarados, era rubio porque se le veían unos mechones que sobresalían de la mascara.
- Todos vosotros habéis sido reclutados para formar en las filas turcas, a partir de ahora seréis entrenados para matar sin compasión y para combatir en la guerra. Los que estén entre 12 y 16 años iréis a formaros al norte en Hungría, los que estén entre los 7 y 11 iréis al este a Tracia y por ultimo los que estén entre 4 y 6 vendrán con nosotros a Nicea .- Completó el enmascarado.
Otro de ellos tomo la palabra cambiando el tema de discurso.
- Ahora os daremos las lecciones básicas mientras os separan en esos tres grupos, ¿alguien quiere mostrarnos su fuerza? Que se ponga en pie-. Muchos osaron ponerse en pie, pero ninguno consiguió nada, uno tras otro iban cayendo.
- Tu, el de pelo marrón que no esta de pie, ven-.
Salió un niño de unos 8 años.
- Enséñame que puedes hacer-. Dijo el hombre seguro de si mismo.
- Tsk...-.
El pequeño se agachó en el suelo y se transformó en un lobo. Era gris y blanco con los ojos marrones. Se abalanzó sobre el enmascarado y en el momento que entró en contacto con el extraño amuleto se volvió a transformar en humano y comenzó a revolcarse por el suelo de dolor.
- ¿Que le has hecho?-. Salió una chica que debía ser su hermana quien se puso delante de el niño y enseñó la dentadura a modo de amenaza dando a conocer que no era distinta a su hermano.
- Estará bien, esto ha sido una advertencia para todos vosotros que sois como ellos o similares, no podéis atacarnos este amuleto nos protege y os causa muchísimo dolor a la vez que invierte vuestros poderes-. Después de esta declaración nadie más volvió a levantarse ni a pronunciar una palabra.
Separaron a Nar y a Loy de Craig, y se los llevaron a lugares distintos.
*******
- No te preocupes Nar, seguro que le vuelves a ver-. Aloys intenta calmar a Narzea en el carro en el que les han metido para llevarles al este.
- Pero...-. Narzea no queria creer que le habían separado de su hermano.Tras largas horas de espera, el carro se paró y les bajaron. Habían llegado a algún lugar del este, un lugar dominado por los turcos.
Les bajaron a la entrada de un pueblo y les pasearon por sus calles hasta que alcanzaron una especie de campamento militar.
Les situaron en una explanada y comenzaron con la introducción por parte de los enmascarados.
- Les han traído aquí para ser entrenados para matar y formar en las filas turcas-.Comenzaron los murmuros y las preguntas.
- Comenzaremos por ver como están físicamente, tendrán que realizar el siguiente recorrido-. Entonces llegó otro hombre, pero este no llevaba máscara y parecía ser el jefe de todo esto; le dijo algo al oído al que hablaba y tomó la palabra.
- Para realizarlo, las únicas normas son:
1 empezar en la línea de salida y terminar en la de llegada sin salirse de los límites.
2 no perjudicar a los compañeros
3 no vale negarse y hay que usar lo que se tenga para llegar el primeroNo hay mas normas que esas, así que sientanse libres de mostrarnos lo que son capaces de hacer-.
Al terminar hizo que le siguiéran hasta la línea de salida. Comenzó la carrera y Aloys de pronto aceleró para así llegar uno de los primeros. Narzea no tuvo más remedio que usar sus medios. Se paró en la línea de salida y movió las manos haciendo una especie de conjuro hasta que los ojos le cambiaron de púrpura a negro, tan negro como la noche. Se teletransportó a la meta y allí junto con Aloys esperó a que el resto de participantes llegaran a la meta.
Estuvieron hablando entre ellos hasta que Aloys vio a alguien conocido entre los enmascarados. Se estaban quitando las mascaras y vio entre ellos a..... Lysandro.... No, no puede ser...Ya habían llegado todos a la meta y se acercó Lysandro con el resto de hombres.
- Quienes hayan llegado en los últimos diez puestos que den un paso al frente-. Dijo Lysandro inexpresivo.
Y así fue, diez niños dieron un paso al frente temiendo lo peor.
- ponganse cada uno delante de uno de los hombres que hay aquí con espadas-. Volvió a hablar con semblante autoritario.
- ¿Que van a hacer?-. Susurró Narzea.
- No lo se, pero me espero lo peor-. Contestó Aloys también en susurros.Lysandro dijo algo entre dientes que nadie llegó a oir y luego prosiguió.
- ¡Pongan las manos detrás de la cabeza! ¡Arrodíllense, ya!-. Hizo una pausa en la que pareció tener alguna expresión facial, pero fue nada mas que un segundo y volvió a ser tan inexpresivo como una roca.
- ¡Ejecutenlos!-. Tras decir esto, se dio la vuelta y se fue, mientras dejaba al resto de niños con las horripilantes vistas de como degollaban a sus amigos.
- Todo el que desobedezca las órdenes de sus superiores correrá la misma suerte-. Añadió Lysandro antes de marcharse dejándolos a todos en un mar de lagrimas y llantos desconsolados.
Algunos se acercaron a los cuerpos inertes de sus compañeros y les abrazaron hasta quedar totalmente cubiertos en sangre.
Aquello era una mezcla de gritos y lamentos con maldiciones y blasfemias hacia los turcos.
La noche cayó pronto y les separaron en tiendas, a los chicos en unas y a las chicas en otras.
Aloys cayó rendido en seguida, estaba cansado; había sido un día ajetreado en el que no tenía pensado acabar aquí. Narzea por su parte tardó más en dormirse, no dejaba de pensar en su hermano. Decidió ir a ver a Aloys y se teletransportó a su tienda.
- Dulces sueños... Loy-. Susurra y luego sale de la tienda de su amigo.
Observa la luna, tan brillante y tan redonda ahí plantada observando todo lo que ocurre en cada rincón de la tierra.
- Dime vieja amiga.... ¿Qué ha sido de mi hermano?-.
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La leyenda de Claymore Clive
ФэнтезиLas leyendas cuentan historias de héroes que se ganaron respeto, héroes sin igual, personas que no encontraron un rival. Hay gente que cree en las leyendas y gente que no cree en ellas, hay gente que dice que son verdad y gente que niega su existenc...