- Podemos matarlo fácilmente, no sabe con quien se mete-. Decía Aloys mientras bebía la sangre de su amiga.
- Ya, pero Loy. El es Lysandro, es más fuerte que tu y yo juntos-.
Narzea cogió un peine y empezó a cepillarse el pelo.
Hasta que de pronto se le ocurrió una idea, se levantó, cogió unas tijeras y empezó a cortar aquí y allá hasta que si largo tenía el pelo, quedo reducido a poco más de un palmo de longitud.
- Pero... Nar, ¿que haces?-.
- Infiltrarme, seremos soldados ejemplares, ¿quieres apostar?-. Narzea hizo una mueca de malicia y picardía.
- Apostemos-. Contestó Aloys teletransportándose justo detrás de ella- me gusta el juego.
- ¿Cuán falsa crees que puedo llegar a ser?-.
- Mucho...-. Aloys la miró con una sonrisa que mostraba entendimiento.
A partir de ese día, serían seguidores "fieles" del capitán.
Salieron de la tienda y formaron filas como se les había indicado.
Las siguientes semanas transcurrieron sin ningún cambio o problema.
Una mañana, cuando estaban formando antes de un entrenamiento, llegó Lysandro y le dijo al general a nuestro cargo algo al oído.
Enseguida actuó en respuesta a ello.- ¡Narzea,Aloys! Rompan filas, un paso al frente-.
Ambos se miraron y obedecieron de inmediato.
- El capitán quiere veros seguid a Lysandro ¡ahora!-.
Narzea dudo por un instante, pero pronto recobró una actitud serena y autosuficiente, comenzó a caminar hacia Lysandro sin ningún miedo. Había dejado todos esos miedos atrás hace un tiempo. Aloys iba a su lado un poco más preocupado y también hambriento.
Caminaron bastantes metros, alejándose mucho del área del campamento en el que se les estaba permitido estar. Llegaron a una gran tienda, mas grande incluso que la de Lysandro. Cuando entraron vieron que estaba decorada con joyas y con oro, había rubíes por el suelo y esmeraldas como soportes de los muebles.
- Asi que estos son los mejores que tenemos, ¿eh?-.
Dijo un hombre gordo y de rostro más inexpresivo que el de Lysandro.- Señor, si, señor-. Contestó Lysandro.
Narzea miró a Lysandro con repugnancia y decidió tomar venganza.
Empezó a pronunciar unas palabras que hicieron que Lysandro comenzara a actuar como un gorrino.
- Tu, niña. ¿Que mas sabes hacer? Mejor dicho ¿que sabéis hacer?-. Dijo aquel hombre que se encontraba sentado en unos cuantos almohadones rojos rematados con hilo de plata.
Entonces Aloys recordó el reto que le había propuesto su amiga semanas antes "¿cuán falsa crees que puedo llegar a ser?"
Así que Aloys decidió actuar.
Se teletransportó justo delante del capitán y sin ninguna educación dijo:
- Depende de para que sea tu interés-.
Entonces la magia de Narzea entró en juego.
Esta hizo aparecer una hermosa rosa que brotaba con un color rojo carmesí que destacaba.
- Podemos hacer una cosa bien-. Dijo Narzea e hizo crecer la misma rosa negra que le enseñó a su hermano.- O hacerla al revés-.
Ambos se teletransportaron detrás del capitán a un lado cada uno.
Dijeron al unísono:
- Pero recuerda, tan pronto como ahora nos ves...-. Dijo Aloys y tras ello Narzea chasqueó los dedos y ambos desaparecieron.- Podemos desaparecer-. se oyó a ambos amigos decir en el silencio de la sala.
El silencio era intenso en la tienda del capitán.
- Estamos hablando de unos 2.000 doblones de oro-. Dijo de repente el gordo hombre esperando alguna respuesta.
- Entonces nos puede interesar-. Entró Narzea por la puertá y Aloys detrás. En el tiempo que habían estado fuera, habían acordado que solo hablaría Narzea.
- ¿Por hacer que,Se nos daría ese dinero?-. Preguntó la niña con arrogancia.
- Es fácil, por infiltraros en la ciudad de Shavera y haceros con la confianza del rey-.
- Si, si es simple-. Hizo una pausa y continuo hablando.- Pero queremos algo a cambio...-. Narzea sonrió al decir esto.
Aloys vio que era su momento de causar terror a aquel hombre. Poco a poco se fue alejando sin que se dieran cuenta.
- ¿Que queréis a cambio?-.
- No seremos más tu soldados, seremos libres... Tendrás tus ventajas claro está-. Hizo dos pequeños odres con las manos y los puso en la mesa frente al capitán.- Si los rompes contra el suelo acudiremos en tu ayuda, pero solo tienes dos odres así que úsalos con inteligencia-. Y dicho esto se fueron los dos, Aloys y Narzea de la tienda del capitán.
Narzea fue a su propia tienda,cogió el libro de magia que le había dado Aloys al principio de llegar allí, y lo guardo en una alforja que se colgó al cuello.
Aloys no necesitó coger nada. Tan enérgico como siempre, solo se dedicó a seguir a su amiga.Así emprendieron su largo viaje a la ciudad mas cercana al campamento. Shavera.
Salieron del campamento cuando el sol rozaba lo mas alto del cielo. Tenían un largo camino por recorrer. Hasta Shavera había 6 km de distancia.Cuando llegaron ya era de noche. Buscaron un hostal donde quedarse a pasar la noche.
Encontraron uno que tenía pinta de estar algo olvidado.- Con que esto es Shavera...- dijo Aloys entrando al hostal.
Narzea entró detrás.
Dentro solo había una especie de mostrador, dos butacas algo antiguas y una mesa con bastantes remedios. Detrás del mostrador había un hombre con pinta de borracho.
Estaba medio dormido.
Narzea se acercó sigilosamente al guarda llaves y cogió unas sin que el hombre se diese cuenta.- Vamos, es la habitación 6.-
Narzea fue la primera. Fue revisando los numeritos de madera colocados en cada puerta. Hasta que por fin llegaron a la habitación número seis.
Entraron los dos a la vez.
La habitación no era muy grande. Tenía una única cama de matrimonio y una lámpara de aceite. Tambien tenía una ventana en frente de la puerta.
Se acomodaron ambos amigos en la cama y cayeron rendidos tras un día agotador de caminata.
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La leyenda de Claymore Clive
FantasíaLas leyendas cuentan historias de héroes que se ganaron respeto, héroes sin igual, personas que no encontraron un rival. Hay gente que cree en las leyendas y gente que no cree en ellas, hay gente que dice que son verdad y gente que niega su existenc...