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﹏⇣﹏
-¡SeokJin!, ¡SeokJin!
-¿Que sucede YeoJin?
SeokJin se preocupó bastante al ver a su hermana correr hacia él, la chica se derrumbó rompiendo en llanto, tropezando varias veces hasta que SeokJin la atrapó evitando que cayera.
-YeoJin, ¿Qué ha pasado?
-Nuestro padre ha arreglado un matrimonio para mí, no deseo casarme aún, sabes que mi corazón le pertenece a alguien más.
-¿Qué?¿Con quién? - SeokJin se sentía furioso, su padre había arreglado ya un matrimonio para su hermana. ¡Ellos apenas tenían diecisiete años! Y aunque estuviera en la edad para casarse, el no deseaba que su hermana fuera entregada a cualquier hombre.
-No estoy segura, solo se que su nombre es TaeHyung, los escuché sin querer.
¿TaeHyung? Ese nombre sonaba bastante familiar para SeokJin, sabía que lo había escuchado antes. Pero ¿Dónde?
_No te casarás con el YeoJin, yo encontraré la forma de impedirlo.
-Padre dijo que en tres lunas el rey TaeHyung mandara a alguien por mi-sollozo la chica-¿Y si es un hombre viejo con un montón de hijos?
-Cálmate, yo lo arreglaré.
De alguna manera.
Luego de un rato y varios intentos de calmar a la histérica de su hermana, SeokJin marcho hasta su habitación.
Le partía el alma ver a su pequeña hermana sufrir, y al ser gemelos podía sentir lo que ella. El tambien había amado hace mucho a una persona, pero claro, el rey impidió que su amor floreciera y el no quería ver a su hermana sufrir por lo mismo.
Pensó toda la noche dandole vueltas al asunto, no se le ocurría nada, era la primera vez que se encontraba en blanco y eso lo frustraba bastante.
-¡Madre tienes que impedir esto!
-No seas tonto, SeokJin, esté matrimonio es lo mejor que le ha pasado al reino, por fin he encontrado una utilidad beneficiosa para tu hermana -SeokJin miró a la mujer con furia en los ojos.
-Cuando ella se case con el rey TaeHyung el Reyno estará en paz y seremos recompensados gratamente.
-¿Me estas diciendo que estas vendiendo a tu hija a un extraño como contrato de paz?
-Claro que si, el rey TaeHyung posee el territorio mas grande de Corea, ¿Te lo imaginas? Todo eso seria nuestro.
-¡Tu solo piensas en eso y no en los sentimientos de YeoJin!
-YeonJin solo ha sido un estorbo en mi vida desde el dia que nació, ya era hora de que tuviera una utilidad en el palacio.
SeokJin volteo marchandose rápidamente de la habitación, su madre no lo escuchaba y sabia que hablar con el rey sería caso perdido, de hecho empeoraría su situacion al invocar la ira de su padre.
-¿YeoJin que haré contigo?-pensó en voz alta, y manifestó su enojo golpeando la pared-.No te dejare en manos de cualquier hombre.
-No estés tan seguro.
-¿Quien eres tu?
-¡Oh, no me he presentado!-el chico alacio sus ropas antes de dirigirse a el con una gran sonrisa -. Mi nombre es Quan Zhe, y vengo enviado por su majestad TaeHyung.
-¡No quero a nadie de los tuyos por aqui!
-Tranquilícese, alteza, después de todo vengo del palacio donde ocurren cosas mágicas -esto ultimo lo había susurrado solo para ellos dos -. Tal vez su majestad TaeHyung no sea tan malo como usted cree.
-Obligar a una niña de diecisiete años a casarse con un desconocido es lo suficientemente malvado para mi.
Quan Zhe solo sonrió ampliamente para SeokJin, y se acerco a dejarle una hoja de papel.
-Su majestad me ha mandado a cuidar de su futura esposa hasta que dentro de tres lunas vengan los guardias a buscarla.
-Solo desaparece, Quan Zhe. Yo cuidare de mi hermana- SeokJin dio media vuelta para marcharse pero se volvio cuando reacciono de algo-¿Quan Zhe?, ¿No es ese un nombre chino?
-Lo es, alteza.
-¿Eres chino?
-¿Si.
-¿Entonces que haces aqui? Podrían matarte si se enteran.
-Lo se, pero he vivido en Corea desde los quince años y nada me ha pasado aun-sonrió nuevamente -. Aunque si quisiera guardar el secreto mientras estoy en el palacio se lo agradecería.
-¿Entonces cómo debería llamarte?
-Puede llamarme I Cheol, ese es el nombre que uso aqui.
-Esta bien.
-Puede contar conmigo, alteza. Se que esta situacion no es nada facil de llevar.
-Claro que no lo es, mi hermana pequeña sera casada con un hombre extraño y aun no puedo evitarlo, ¿Como crees que me siento?
Claro que nada era fácil de llevar, pero para fortuna o desgracia de Jin, aún le quedaban dos lunas.
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