Capítulo 6

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Megan se cruzó de piernas y entrelazó sus dedos, como si de esa forma abriera la mesa de negociación.

— Mi demanda no ha cambiado. Quiero que retire toda su vigilancia de mi persona.

— Hmm, otra vez con eso. —soltó con desdén—. Y explíqueme, ¿qué le hace creer que tendré ese enorme gesto de cortesía?

Ella amplió su sonrisa. Estaba esperando esa pregunta.

— Podría garantizarle que The_only_one no volverá a operar en Inglaterra.

Las cejas de Mycroft se elevaron considerablemente.

— ¿Es esta una confesión?

— No, jamás he dicho que yo sea ese hacker.

— Pero admite que lo conoce.

— ¿Cómo no hacerlo? Usted me retuvo en una sala de interrogatorio durante horas hablándome del sujeto.

El político sonrió a medias, entretenido con esa curiosa elección de palabras. Debió imaginar que ella no lo reconocería abiertamente. Sin embargo, nada le impedía negociar "en nombre" del hacker.

"Es buena. No esperaba menos de usted."

— ¿Entonces como está tan segura de que cumplirá con su parte del trato? —le siguió el juego, intrigado por escuchar su respuesta.

— Contactándolo, de la misma forma que lo hicieron cientos de personas en el pasado. The_only_one vende sus servicios al mejor postor y resulta ser que yo tengo una cuenta abultada. Estoy segura que podríamos llegar a un acuerdo muy remunerativo.

El hombre sonrió falsamente. Esa era una vil mentira y ambos lo sabían.

"Y así Inglaterra sería una nación más segura, a cambio de su exoneración

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"Y así Inglaterra sería una nación más segura, a cambio de su exoneración..." Recitó con sarcasmo para sus adentros. "Un acuerdo bastante sugerente. ¿No lo cree?"

— No me haga perder el tiempo, Carson. Ambos sabemos quién es usted en verdad. ¿Por qué sostener la mentira?

Megan frunció el ceño y lo miró extrañada, como si el hombre acabara de preguntar una estupidez.

— Vamos, señor Holmes. Usted es perfectamente capaz de leer entre líneas. Sin importar la veracidad de mis palabras, el resultado será el mismo. El trato se mantiene en pie. —se inclinó hacia adelante—. Además, este encuentro no es premeditado. Así que nadie estará grabando esta conversación, a menos que su paraguas multifunción cuente con un micrófono oculto, lo cual dudo mucho.

Mycroft desvió la mirada hacia el objeto en cuestión. Deslizó las yemas de sus dedos por el mango en un gesto solemne.

— Por desgracia, no venía con el modelo.

Megan esbozó una sonrisa ladeada.

— Entonces, ¿qué hará, señor Holmes? Porque le advierto que la oferta se irá conmigo en cuanto cruce por esa puerta.

Bye bye, Mr. Holmes (Mycroft y tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora