IV

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La semana había ido de mal en peor, tras su reunión con el señor Park todo había caído en picada, la reforma que creían tener acabada terminó alargandose mucho más de lo que esperaban. Un obrero había roto una tubería exterior y desde ese momento todo habían sido problemas.

Habían tenido que prolongar la entrega y se había pasado toda la semana corriendo de un lado a otro intentado evitar otros problemas, había tenido que discutir con los contratistas y además habían perdido una parte de la paga final para cubrir los gastos.

Había perdido una semana entera y no había podido preparase psicologícamente para una boda más.

Se pasó la mano por la cabeza y suspiró, después de una semana horrible tenía que venir a aguantar la felicidad de los demás y no estaba de humor para ello.

-¿Hay alguien en el baño?.

Despegó la cabeza de la puerta y suspiró, no podía ni esconderse tranquilamente.

-Será mejor que salga, la ceremonia está a punto de empezar, no querrá perdersela.

Arrugó la cara y estuvo a punto de echarse a llorar, ese era su plan, no quería salir, quería quedarse encerrado todo el tiempo que pudiese.

Tomó aire y sonrió leve.-Gracias, ya salgo.

Escuchó la puerta cerrarse, quitó el pestillo y salió, contó hasta diez y se preparó para poner su mejor sonrisa falsa.

Caminó por el pasillo y entró a la capilla. Tenía que reconocerlo, todo estaba maravilloso, las rosas blancas, los pequeños adornos de plata y los bancos estaban dispuestos de tal forma que hacian ver la capilla un poco más grande, pero sin quitarle ese toque de intimidad que su tamaño le aportaba y el hermoso arco del fondo lleno a tulipanes era simplemente perfecto, parecía un cuento de hadas.

Caminó un poco más y se sentó al fondo, en una pequeña esquina, siguió observando y sonrió leve, estaba aburrido y muy cansado, pero el ambiente era relajante podría decir que hasta conmovedor.

Los músicos se posicionaron en la otra esquina y sonrió hacia ellos, eran los más ignorados de las ceremonias, casi se parecían a él, con la diferencia de que a ellos les pagaban por estar allí, pero era cierto, pasaban inadvertidos, nadie les prestaba mucha atención, a pesar de que ellos formaban parte de uno de los momentos más importantes, aportaban ambiente y armonizaban, eran mucho más que tres musicos en una esquina.

Suspiró y contó hasta veinte, el novio entró caminando con su madre al costado, era enternecedor si se ponía a pensarlo, la pequeña mujee lo sujetaba como si no quisiese soltarlo nuca mientras él sonreía tan radiente, llegó al altar y se colocó en su lugar, la pequeña mujer se sentó y se secó un par de lágrimas.

Sonrió divertido, la ceremonia todavía no había empezado y la pequeña mujer ya había conseguido que media sala se echase a llorar.

Giró una vez más hacia la puerta y sonrió al ver a la madre de la novia entrar con el padre del novio, se los veía algo incomodos, pero de una forma divertida, la madre de Mina siempre había sido una mujer muy risueña y al parecer le estaba costando mantener una expresión estoica.

Ambos se sentaron y sonrió leve, ahora llegaba uno de sus momentos favoritos, la entrada de las damas de honor y los pajes, parejas ilusionadas con que la siguiente boda fuese la suya, agarradas de las manos como si se conocieran dw una vida entera cuando la gran mayoría habían sido elegidos por los novios y probablemente ni siquiera estaban juntos.

Volvió a mirar al frente y aguantó una carcajada, el novio parecia estar a punto de recibir un paro cardíaco, el pobre hombre estaba temblando como un flan y su cara estaba tan roja que se estaba planteando si le habían pasado con el colorete.

Negó y miró la entrada, era bonito ver la ilusión en sus ojos, aburrido, pero bonito.

Escuchó la tan conocida música nupcial y esperó, Mina no tardaría en entrar, estaba esperando con ansias ver su vestido, durante las otras bodas ella se había dedicado a hablar y hablar sobre su vestido así que esperaba encontrarse la septima maravilla del universo como mínimo.

Atravesaron la puerta y sonrió cuando ella miró hacia su lado, también estaba nerviosa, tenía los ojos encharcados y trataba de no tropezar con la alfombra, se pusó la mano en la boca y se rió disimuladamente, siempre había sido una torpe de primera, nego y esperó pacientemente a que llegase hasta el novio, ambos sonrieron y empezaron a llorar.

Frunció el ceño, no entendía porqué tanto drama, se querían y iban a unirse para el resto de sus vidas, ¿era necesario dramatizar?, bueno tal vez su estado de soltero amargado no dejaba que lo disfrutase del todo.

Miró el reloj y suspiró aún quedaba mucho antes de que por fin pudiese volver a casa sin hacer un desplante.

Sacó el móvil y comenzó a jugar, el candy crush era su gran aliado durante las ceremonias, escuchó los aplausos y levantó la cabeza para unirse a ellos, sonrió leve y volvió a mirar el reloj, tal vez el tiempo estuviese de su parte ahora.

Wedding (Chanbaek)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora