Capítulo 2

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–Me debes una– dijo sonriendo.

–Sí, claro– Salí directo a la cocina.

–Pero ¿qué haces? – abrió sus ojos.

– Voy a arreglar la cocina, mira este desorden, además quiero darle una buena impresión a mis suegros– dije sin apartar la vista del lavatrastos.

– Créeme ellos te adoran– sonrió y negó con la cabeza. –Yo arreglare el desorden– resoplo.

–De acuerdo– dije sin más nada que hacer. –De casualidad... ¿tienes helado?

–Si, en el congelador.

Cuando saque el Helado. Wow, era de vainilla, mi favorito; me acerque a sacar los cubiertos, pero entonces
no encontré a Nicholas por ningún lado y me asuste. Doy dos pasos hacia atrás, y siento su cuerpo detrás de mí. Sonrío y me volteo, él tenía en sus manos dos cucharas. Algo tenía en mente, lo conocía y moría por saber.

–Me asustaste– recogí mi cabello, tome una cuchara y comencé a disfrutar del helado. –Mmm– dije cerrando mis ojos, chupando la cuchara. Cuando abrí mis ojos, Nicholas hacia una perfecta O con la boca. Sonreí y tome otro trozo de vainilla. – ¿Quieres? – susurre.

Asintió con su cabeza, le di un poco; de repente Nicholas me toma de la cintura, me sube a la mesa del comedor y me arrebata el helado de las manos. Así fue como él tomo el control de la situación. Me dispuse a mirarlo con cara de idiota mientras que él chupa de la cuchara, casi que repitiendo lo que yo estaba haciendo hace un rato.

–Copión– dije y le propine un pequeño golpe en su hombro.

– ¿Quieres? – miro directo a los ojos.

–Si – susurre con ansias de más.

Colocó la cuchara en mi boca, antes de que saboreara la vainilla; me besó bruscamente, pero estaba encantada y no dude en corresponderle. Nos faltaba el aire, él se separó y fije mi mirada en la suya. Tenía la respiración agitada. No falto mucho para volver a sentir sus finos labios.

Me encontraba mirando el techo de la cocina en sujetador sobre la mesa del comedor. ¡Por Dios!

– ¿Que planeas? – suspire rendida.

–Todo a su debido tiempo– me miro con lujuria. Wow, eso me colocaba los vellos de punta.

Sentí un frío liquido en mi abdomen, me erice completamente, era vainilla derretida que llegaba hasta mis pechos. Madre.

Luego su lengua seguía todo el camino de la vainilla, lo que me estremeció provocando que arqueara la espalda. Era una sensación tan exquisita y nueva para mí... Estaba llegando al cielo, nunca en mi vida me había sentido de esa manera.

– ¿Que me estás haciendo? – tenía la respiración entrecortada, estaba sentada en el Sofá.

– ¿Volviéndote loca? – respondió con la sonrisa de medio lado.

– Más que eso.

–Ven aquí – me tomó en brazos y coloque mis manos en su cuello.

Me sentía algo cansada, tenía muchas ganas de dormir; Nicholas me dejo en su cama y se acostó a mi lado. Estábamos en cucharita, yo seguía sin camisa, mientras que mi novio vestía unos shorts. Me sentía segura a su lado, estaba feliz y poco a poco fui cayendo en un profundo sueño.

*****

Sentí que me pesaban los párpados, abrí los ojos y no estaba en mi cuarto; recordé todo, intente levantarme y no pude. Mr. Murphy me tenía apresada a su cuerpo.
Cuando Logre zafarme de él, mire por la ventana.

¡Santo Dios!

–Ya es de noche– pensé alto.

Me volteo y él estaba sentado en la cama, algo sobresaltado por lo que dije.

– Son las 9:41 pm– dijo mientras miraba su celular.

– ¡Estoy muerta! – tenía una cara de espanto.

Nicholas se levantó de la cama, se colocó una linda playera, fue hacia donde me encontraba con mi camisa en sus manos y cogió mi mentón.

–Acompáñame, tienes que comer– con su otra mano acariciaba la mejilla.

Yo me aferre a su caricia. Él me tomó de la mano y lo seguí, me llevo hacia su auto, abrió la puerta del copiloto y muy halagada subí.

*****

–Mis papas me van a matar– lo mire – ¿Que les voy a decir? – Nicholas permanecía con su mirada concentrada en la carretera.

–Tienes que tranquilizarte, solo se nos fue el tiempo, se lo tomaran bien– dijo.

– Claro, se lo tomaran bien– dije con ánimo fingido. – No me van a creer, van a pensar que nosotros...

Nicholas desvió su mirada de la carretera para luego mirarme a la cara y entonces los dos estallamos en risas.

–Que buen concepto tienen mis suegros.

Dedique mi atención en su bella sonrisa. No podía parar de reír; tuve que limpiar una lagrima que salía, mi estómago comenzó a doler y entonces mi risa cesó.

–Llegamos.

Él me trajo a Subway. Salí del auto y me dirigí hacia la larga fila para poder comprar el sándwich, sentí unas manos en mi cintura, gire y lo bese intensamente.

Cuando nos separamos, todas las personas tenían su mirada en nosotros, sentía como mis mejillas se ruborizaban. Había llegado mi turno, como siempre pedí un Subway de atún. Mientras Nicholas estaba pidiendo, la joven que lo atendía lo miraba tan descaradamente. Por instinto entrelace mis manos con las suyas, pero la muy sinvergüenza no le quitaba los ojos de encima, miraba su boca. ¡Su boca!
Salimos de la fila, nos sentamos pero casi que no pude disfrutar de mi sándwich por estar cuidando a mi novio de esa. Ella era de cabello amarillo, se notaba que era tinte, ojos cafés, era más bajita que yo y se dirigía hacia nosotros.

– ¿Se les ofrece algo más? – pregunto la ramera.

No, zorra– dijo mi subconsciente.

–No, gracias– Nicholas respondió por mí, él sabía que la muy perra le estaba coqueteando y que yo estaba al tanto.

– ¿Estás seguro? – insistió. Fruncí mi ceño y lo mire a él.

–Sí, está seguro, gracias. – dije y le coloque una brazo en el hombro a Nicholas, ella se fue sin nada más que decir.

–Sale humo por tu cabeza– él se burlaba de mí.

–Es una ramera.

–No sé por qué me celas, si es que yo solo tengo ojos para ti y solo te quiero a ti–dijo mientras que me daba besos por la garganta provocándome cosquillas.

–Y solo te amo a ti, y solo pienso en ti– me besaba por cada frase que decía, yo tenía una cara de idiota enamorada, reía y al final solo lo volví a besar para que todas supieran que él era mío, en especial a Miss Tinte, que no nos dejaba de mirar.

Estaba en el auto con Murphy camino a casa, escuchábamos música en la radio, y comenzó a sonar The Scientist de Coldplay, la canción era linda, algo nostálgica. Nicholas empezó a cantar, amaba verlo así, simplemente estaba incondicionalmente enamorada de él, miraba como cantaba y conducía. Era hermoso.

"Nobody said it was easy"– la canción era pegajosa.

Llegamos a mi casa. Él se estaba estacionando, mientras yo pensaba en que decirles a mis padres.

–Llego la hora– me miro y se le notaba un poco de nerviosismo en su cara.

Asentí con la cabeza, salí del auto y me dirigí a enfrentar a mis padres.


Mi Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora