Capítulo 4

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Estábamos afuera de la casa de Nicholas, tenía mi dedo en el timbre, pero no sabía sí tocarlo o no.

– ¡Qué esperas! – gritó Kourtney.

Yo seguía parada como una idiota sin nada que decir, no sé qué me pasaba.

–Mejor te espero en el auto ¿ok?

–Como digas– me digné a timbrar. Pasaron unos segundos y abrieron la puerta.

–Hayley, querida– dijo Ana, la madre de Nicholas –No te quedes ahí, pasa por favor.

Entré y salude a Valeria, su hermanita y a su padre Andrew.

– ¿Se encuentra él? –dije mirando a Ana.

–Está en su cuarto con una amiga– respondió Ana, mientras yo estaba quieta mirando las escaleras –Tranquila, sube.

Yo asentí. Al llegar al segundo piso, escuche una voz femenina que se me hacía familiar; me encontraba en la puerta del cuarto de Nicholas, estaba a punto de tocar y volví a escuchar esa voz, entonces sabía que era ella.

–La zorra– dijo mi voz interior. Me hervía la sangre.

Su nombre era Mónica. Era la ex de mi novio, tuvieron una relación corta hace mucho tiempo. Nicholas la termino porque ella lo había engañado con el capitán del equipo y aun así ella lo negaba y busco la manera de regresar, pero él le dijo que no. Ella tenía una larga melena dorada, era guapa pero toda una zorra, se metía con todos.

Me quede pensando, hasta que escuche que ella dijo "sabes que todavía te sigo amando", fue en ese momento cuando mi sangre empezó a hervir más de la cuenta, abrí la puerta sin tocar y los vi.

Mónica estaba besando a Nicholas. Tenía sus asquerosas manos en la cara de él para hacer el beso más profundo, mientras que el colocó cara de asco y se la quitó de encima.

–Pero ¿qué has hecho? – Él la miro con repugnancia –Quiero que salgas de mi casa y no vuelvas nunca más– le dijo pero ella seguía parada de espaldas frente a él.

Nicholas levantó la vista y me vio. Yo tenía la mano tapándome la boca, no me podía creer lo que había hecho esa zorra, entonces ella se volteó y sonrío.

–Oh, qué bueno que llegaste– lo decía con sarcasmo –Nicholas me decía que ya no le satisface estar contigo– colocó cara de tristeza y después comenzó a reírse, entonces exploté.

Fui directo hacia ella, y la agarré del cabello; comencé a jalarla, no sé de dónde tuve fuerzas y la saqué del cuarto. –Eres una maldita perra– dije y Nicholas se interpuso entre las dos haciendo que yo la soltara.

– ¡Es suficiente! – grito y se dirigió a Mónica. –No eres bienvenida en esta casa, así que vete ahora– ella tragó duro.

–Esto no se queda así– me dijo la gran zorra, luego se volteó hacia donde estaba Nicholas – y a ti, te veré luego– lo señaló con su asqueroso dedo y se fue.

Escuche como se despidió y la puerta se cerró, yo estaba parada en frente de él, quería decirle algo pero no encontraba las palabras.

– ¿Te encuentras bien? – dijo después de un gran momento en silencio.

–Sí– le respondí fría. Sentía tanta ira que iba a buscar el momento indicado para castrarlo –Sabes algo, no estoy bien después de haber visto cómo te besó esa... –lo fulminé con la mirada, y el hizo lo mismo; bajé mi cabeza, ya no aguantaba más y sentí que mis ojos se aguaban.

Mi Segunda OportunidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora