c u a t r o

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𝘕𝘢𝘳𝘳𝘢 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘵𝘻𝘢.


—¿Donde vas?.— sonreí al verla cambiada, peinada, estaba hermosa.

—Tu papá me invito a comer por el día de los enamorados.— me mordí el labio. A pesar de todos los años que llevan juntos nunca dejaron apagar su amor, siempre con pequeños detalles o acciones que demostraban aun mas.

—¿Ah si?.— me acerque a acomodarle la camisa que llevaba.— pásenla super lindo.— bese sus manos cariñosamente.

—Te amo mi niña.— le sonreí.

—Voy a limpiar el kilombo que dejo la tormenta afuera.— La noche anterior hubo tormenta y el patio y la vereda habían quedado patas para arriba.

—Bueno hija.— agarre un balde con agua y una escoba y me fui afuera.

Comencé a tirar agua en la vereda tratando que el barro se fuera.

—¿Que onda Maritza?.— levante la cabeza y me encontré con Cenfe.

—Hola Cenfe.— volví a tirar agua.

—¿Que vas a hacer hoy a la noche?.— lo mire rara. ¿Que le importaba a el lo que iba a hacer?

—Mm nada, ¿por?.— me apoye en la escoba para verlo mejor.

—Te invitó una birra.— ladee la cabeza y solté un suspiro. Volví a pasar la escoba.

—No tomo alcohol.— escuche una risa de su parte pero no le preste atención.

—¿Un cafe?.—

—No lo tomes a mal Cenfe.— lo mire.— pero no quiero salir con vos.— arrugo sus labios y miro al piso para luego volverme a mirar a mi.

—Esta bien, no pasa nada Loca.— me miro por ultima vez y volvió a la esquina con la junta que tenia.

—No termino mas.— dije al ver como seguía habiendo barro por todas partes.


𝘕𝘢𝘳𝘳𝘢 𝘛𝘰𝘮𝘢𝘴.

—Te re pateo hermano.— los chicos se burlaron. Yo me lleve el cigarro a la boca y la mire. Tan linda, tan delicada, tan ella. Me volvía loco.

—El no mas piensa que la pibita esa va a andar con el.— mire a Hache.— se nota como nos mira, con asco.— asentí de acuerdo con el. Muchas veces había sentido que me miraba de esa forma.

No dije nada, sabia que me gustaba la chica mas difícil del barrio pero para mi no era algo imposible, no me iba a dejar ganar tan así.

Ella seguía limpiando la vereda llevándose alguna mirada de los pibes que pasaban y  no parecía darse cuenta de ello.

—¿Saben algo del pañalin?.— Hache me miro de reojo y negó. No podíamos decirle a nadie donde se encontraba.

—Anda a saber donde anda.— Chulu miro un punto fijo en la calle.— se lo extraña.— asentí de acuerdo con el.

La noche siguió tranquila hasta eso de las 12 de la noche cuando los milicos cayeron a la casa de los Calderón y todo fue para cagada. Los piedrazos y balazos de goma caían por toda la calle y eso me hizo acordar a Maritza, ella había limpiado todo y estos volvieron a llenar todo de basura.

—Buenas noches Doña Nanci.— salude a la que seria mi futura suegra.

—Buenas noches Cenfe.— me sonrío a media y entro a su casa con su marido atrás de ella.

—Te queres ganar a la vieja ee.— Tadeo se burlo.

—Y si, por algo se empieza.— me reí y mire hacia la casa de enfrente.

Chaos [C.R.O] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora