𝘕𝘢𝘳𝘳𝘢 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘵𝘻𝘢.2 meses después.
—Ya me voy viejita.— me acerque a ella y le di un beso en la frente.— te amo.— dije al ver sus ojos aun triste y sus enormes ojeras debajo.
—Yo también amor, cuídate.— sali de la casa y el fuerte frio de invierno choco sin ningun tipo de suavidad contra mi rostro. Me ajuste aun mas la bufanda y sali del patio de mi casa. Camine alrededor de 10 cuadras hasta llegar a la parada del bondi. Eran las 6:20 de la mañana y la gente ya estaba esperándolo. Muchos tenian que ir al trabajo y otros teníamos que ir a estudiar.
—Buen día Maritza, ¿como estas?.— La Doña Pelusa me miro tiernamente. Todos sabían que no estábamos pasando por el mejor momento y era lindo que se preocuparan.
—Bien, ¿y usted?.— le sonreí.
La charla siguió un poco mas hasta que nos quedamos sin tema de conversación. El bondi llego y nos subimos, 40 minutos después estaba en la entrada del colegio.
La mañana paso bastante lento, las clases se hacían eternas.
—¿Vas a ir al puente hoy, Maritza?.— Ambar me codeo.
—No Ambi.— arrugue los labios.— no quiero dejar sola a Mamá.—
—¿Vas a pasar el resto del año encerrada en tu casa?, mira, yo respeto que la estén pasando mal pero no tienen que deprimirse tanto Mari.— sus ojos verdes se cristalizaron.— no quiero ver como mi amiga esta triste todo el tiempo.—
—Estoy bien Ambi.— la abrace por los hombros.— pero mamá no lo esta y no la quiero dejar sola. Papá trabaja todo el día y mis tíos están cuidando una casa en las fincas de los Gallegos. No quiero que este sola.— ella pareció entender ya que solo asintió.
(•••)
—Loca.— levante la cabeza y me encontré con Cenfe.—¿Todo bien?, hace rato que estoy golpeando y nadie sale.— mire para adentro del portón de mi casa.
—Mi mamá debe estar durmiendo la siesta.— dije y el solo asintió. Estaba por entrar a casa cuando el volvió a hablar.
—¿Como estas?.— el morocho movia sus piernas frenéticamente y eso me ponía nerviosa.
—Supongo que bien.—
A Cenfe lo conocía desde los 14 años y siempre me pareció el chico mas lindo del barrio pero no estaba en mis planes involucrarme con el, y con ningún chico de su tipo. No lo tomen mal pero siempre quise crecer como persona, salir del barrio, tener una carrera y creo que alado de una persona así nunca lo conseguiría.
—¿Vos como estas?.—
—Ahi ando.— asentí. Para el tampoco debe ser fácil perder a un amigo así.
—¿Sabes algo de el?.— me mordí el labio. Hace días que me venia preguntado si estará bien, si ya la policía lo agarro o algo.
—No, no se nada.— miro para dentro del callejón.— si me entero algo te digo.— asenti.— nos vemos, cualquier cosa avísame.—
—Gracias Cenfe.— le sonreí y el solo asintió y se fue de ahi.
Abri el portón y entre a la casa.
—Ma.— la llame y no obtuve respuesta. Me acerque al umbral de la puerta de su habitación y la vi durmiendo en su cama. Ella estaba muy cansada, hay noches en las que no duerme, no come, esta hecha mierda.
Tengo bronca contra mi hermano por hacerla pasar por esto pero a la vez no lo quiero crucificar a el. Se que las cosas podrían ser diferentes pero ya era tarde. Mi mama no era una mujer joven, ya era grande, toda una vida de mucho trabajo le dejo varias secuelas como que sufre mucho de dolores de los huesos y principalmente de piernas y espalda.
Solo no quiero que siga sufriendo pero no se como hacer que pare.
Volví a la cocina y busque algo de comer, tenia mucho hambre. Agarre lo primero que encontré en la heladera y me senté a comer en completo silencio.
