𝘕𝘢𝘳𝘳𝘢 𝘔𝘢𝘳𝘪𝘵𝘻𝘢.—Y va a estar re lindo.— Ambi le contaba a mi mamá sobre una juntadita que se iba a hacer en el barrio a la cual quería que yo fuera para según ella "distraerme", cuando en realidad se entero que un chongo de ella iba y por eso quería ir pero no sola.
—Y si se van a cuidar y volver no tan tarde salgan.— yo negué.
—No tengo ganas de salir.—Ambi abrió los ojos súper exagerado.
—¡No seas mala!.— hizo puchero.— por fis, acompañameeee.— mi mama se reía al ver la escena que mi mejor amiga estaba haciendo.
—Antes de las 2 tenemos que volver.— puse una condición.
—¿Dos?, ¡pero si empieza a las 12, forra!.— me reí.
—Sino, no voy mamita, tómalo o déjalo.—
—4 o nada.— se encogió de hombros.
—3 volví a negociar.—
—3 y media.— rode los ojos.
(•••)
Ambi bailaba como si su vida dependiera de ello. Sus predominantes caderas llamaban la atención y tenia a todos los pibes locos, mientras ella solo quería llamar la atención de uno. Que para destacar estaba en una esquina del salon mirándola como si se la fuera a comer.
840 de Rodrigo empezó a sonar y todos empezaron a gritar felices. Me reí al ver bailar algunos que de onda se podían sostener de pie.
—Que raro que vos andes por acá.— mire a Cenfe que se acerco con una caja de vino cortada.
—Ambar me obligo.— tome agua que me había dado el dueño de la casa.
—Tendrías que aprovechar, la música esta re piola y vos estas acá como vieja loca sola.— tomo de la caja.
—Preferiría estar en mi casa, no me gustan estos ambientes.— El me miro unos segundos como diciendo "Wacha loca".
—Y los chabones.— hizo una pausa.— hay varios y no te dejan de mirar.— señalo a un grupito de una esquina.
—No hay ninguna que me llame la atención.— dije sincera.
—Ninguno es digno de andar con Maritza.— lo dijo mirando hacia otro lado. No se, pero lo sentí algo raro, hasta me llego a doler lo que dijo.
—No... no tan así.— sentí vergüenza.
Me hizo sentir como una pendejita chetita y se que aveces lo parezco pero solamente creo merecer mas que esto, mucho mas.
—¿Por que te da vergüenza?.— agarro un banco y se sentó enfrente mío. Su olor a cigarro y perfume de hombre me lleno por completo.
—No me da vergüenza.— mentí.
—¿Ah si?.— se rio.— estas roja mami.— y si antes estaba roja ahora estaba peor.
Cenfe siempre decía cosas así pero nunca había causado eso en mi y el lo noto porque dio una leve sonrisa.
—Vamos afuera.— negué rápidamente.
—Estoy con Ambi y...- me corto antes de que terminara.
—Dale, la estas pasando mal acá, vamos.— salí atrás de el hasta llegar a la vereda de la casa.
Me senté en el cordon y el hizo lo mismo. Un silencio incomodo nos inundo y yo tenia ganas de irme de ahi.
—¿Que vas a estudiar?.— pregunto tomando del vino.
—Psicología hasta ahora.— no volví a hablar, no sabia que preguntar.
El miro el cielo y yo aproveche a mirarlo mas de cerca. Se veía tan relajado, sus ojos brillaban un poco, era muy fachero la verdad.
—Tu hermano anda por Bahia Blanca.— soltó de la nada.
Y toda la tranquilidad que llegue a sentir se fue.
—¿E-esta bien?.— pregunte con miedo a su respuesta.
—Si.— me miro y yo evite su mirada.
—No se porque lo hizo.— dije sin pensarlo.
—Los dos estaban en el lugar equivocado , en el momento equivocado.—busco algo en su bolsillo y saco un faso.—¿Fumas?.— negué rápidamente.—¿Maritza no se cansa de ser una nena buena?.— su pregunta me tomo por sorpresa.
—Tendrías que tomar mi ejemplo.— y dicho esto me sentí mal.
—¿Tu ejemplo?.— alzo una ceja.— yo te respeto Maritza pero el único ejemplo que me das es, o me transmitis, es el de vivir con miedos, el que pensaran los demas...— lo interrupi.
—Yo vivo muy feliz Cenfe, no necesito de droga y alcohol para ser feliz.—
—La verdad Maritza.— se levanto del cordon.— es que si de verdad sos tan feliz como decís no harías sentir peor a las demás personas por que tienen un estilo de vida diferente al tuyo.— movió su cabeza en forma de saludo y se fue, dejándome sola.
Lo había ofendido y sentía culpa por eso.
