La niña que rezaba por el diablo😈

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Hace ya mucho tiempo que Alondra, en la ciudad de Rincón de Romos (Aguascalientes), una pequeña inocente y sin malicia alguna, era observada con sorpresa y creciente preocupación por sus padres, quienes estaban asombrados y escandalizados por sus oraciones nocturnas, al grado de llamar al sacerdote del pueblo que pensaba que estos exageraban su protección por la niña.

Le invitaron a cenar y a observar detenidamente el comportamiento de la pequeña, la cual era un verdadero ángel a los ojos del clérigo. Después de la cena, la dulce Alondra se despidió y dirigió a su habitación. Los preocupados padres pidieron al sacerdote que los acompañara. La oración había iniciado normalmente: "Y cuida a mi mami, papi, abuela y hermanos. Ah!, y por favor, cuida mucho de Lucifer, pues nadie pide por él. Yo lo hago en su lugar. Amén". El padre se horrorizó ante semejantes palabras; pero, a pesar de todo, la conducta de la niña era intachable... así que el clérigo solo ordenó que vigilaran de cerca a Alondra.

El tiempo pasó, pero lamentablemente las condiciones en las que la niña y su familia vivían no eran del todo "óptimas". Con frecuencia, experimentaban enfermedades y hambrunas. Sin embargo, esto no era motivo para que la pequeña dejase de rezar por el diablo. "Y cuida de mami, papi, abuela y hermanos. Ah!, y por favor, también cuida mucho de Lucifer, pues nadie pide por él, y yo lo haré en su lugar. Amén".

Y así lo decía cada noche...

Un fatídico día de invierno, mientras los padres de la pequeña salieron en busca de alimento para esta y sus hermanos, ella sufrió un lamentable accidente y murió.

La familia era tan humilde que no podía dar sepultura a su bebita y lloraban su miseria; cuando de la nada, arribó a la humilde vivienda el más majestuoso cortejo fúnebre que nunca se había visto en ese lugar u otra parte del mundo: rosas, coronas, una carroza elegantísima jalada por seis percherones negros y al frente del cortejo, un hermoso joven de piel blanca como la nieve, cabello negro y sedoso, ataviado finamente en un traje de gran gala negro. Tanta belleza cautivaba, pero lo que más impactaba eran sus ojos, rojos como la sangre, como carbón encendido, pero hermosos y cautivadores, bañados en lágrimas que ocultaban la verdadera fiereza de su dueño.

Inició la misa de cuerpo presente, la iglesia estaba a tope, y el joven en primera fila seguía llorando sin mirar a nadie... solo a la pequeña cajita blanca de finísimo alabastro que contenía aquel angelical cuerpo. Los padres de la niña no se animaban a agradecer o cuestionar a su distinguido benefactor, quien cabizbajo seguía ahí en un solemne y silencioso llanto que desgarraba el alma del más valiente.

Finalmente, el cortejo partió al cementerio en donde los padres, hermanos y familiares de Alondra tan solo pudieron contemplar el sepulcro más majestuoso jamás visto. Al ingresar el pequeño féretro a su nido de descanso eterno, aquel joven estalló en un llanto que dobló a más de uno de los presentes. Los padres no sabían qué hacer, ¿cómo aquella persona desconocida podía haber amado y sentido tanto la muerte de la niñita?

Y como si hubiera leído sus mentes, volvió su fiera pero enternecedora mirada, y con pena y dulzura infinita dijo: "Por miles de años, el mundo ha buscado la manera de tacharme de lo peor, desde tentador, ladrón, traidor, enemigo, hasta lo más ofensivo y blasfemo... pero ella... ella con su dulzura, su inocencia, su amor infinito, todas las noches sin falta y a pesar de que era castigada por hacerlo, nunca dejó de orar y pedir por mí, ni una sola noche".

Los padres pensaron que se trataba de algún maestro de la pequeña y le preguntaron su nombre.

El joven se alejó y dando media vuelta, dijo: "Deben recordar el final de las oraciones de su propia hija: Y bendice a Lucifer, porque nadie pide por él, así que yo lo pido por todos".

Dicho esto, el joven desapareció entre un olor a azufre.

Cada 24 de enero, la majestuosa tumba es adornada de rosas rojas de exquisita belleza y se ve al joven llorar al pie de la cripta.

Cada 24 de enero, la majestuosa tumba es adornada de rosas rojas de exquisita belleza y se ve al joven llorar al pie de la cripta

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