¿PORQUE MAMI AHORA USA ESA SILLA ?

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Durante la cena, noto que mi hija de cuatro años le está echando vistazos ocasionales a su madre, para luego voltearse rápidamente. Siendo tan joven, su concepto de la sutileza no es muy bueno, y es obvio que algo está plagando su mente. Ya sé qué es.

Mi hija y yo estamos sentados en un extremo de la mesa del comedor; mi esposa está en el otro. Ha sido así desde antes de que mi esposa se lastimara y nada ha cambiado. La razón particular de esta distribución de los asientos es que mi esposa ama mirar a nuestra hija. Es la niña más hermosa que he visto, ¿por qué no querría pasarla viendo todo el tiempo?, suele decir, y me identifico con ello.

Hemos estado haciendo nuestro mejor esfuerzo para impedir que el accidente afecte nuestras vidas, pero es difícil explicarle lo que está sucediendo a una niña de cuatro años. Debe ser un momento muy confuso para ella.

Mi hija se inclina hacia mí y susurra con su voz más baja para que su madre no la escuche. Pero, de nuevo, la sutileza no es su punto fuerte, y prácticamente lo grita:

¿Por qué mami tiene que usar esa silla?

Mi corazón se rompe un poco cuando dice eso. Subo la mirada para ver la reacción de mi esposa, pero está sonriendo tan dulcemente... Mi esposa es la persona más simpática y tolerante que he conocido en mi vida, lo cual probablemente fue la razón principal de por qué me casé con ella. Ella ha sido así desde antes del accidente y nada ha cambiado.

La sonrisa de mi esposa me indica que debo aclarar la situación una vez más, como lo he hecho tantas veces ya, aunque mi hija no fuera capaz de entenderlo.

—Cariño, escucha. ¿Recuerdas que tu mami se cayó de las escaleras y se hizo muchos golpecitos?

_Ajá_asiente.

—Pues, mami ya no puede caminar. Necesitamos esa silla de ruedas para ayudarla a moverse por la casa con más facilidad... ¿Lo ves?

_Está bien...

Sé que tendremos que repasarlo en algún otro momento, pero parece estar bastante satisfecha. Miro a mi esposa de nuevo. Esta vez me está sonriendo para darme a entender que he hecho un buen trabajo, y le devuelvo la sonrisa con la misma calidez.

Después de la cena, lavo los platos mientras mi hija dibuja en la mesa. Siempre ha sido así. Mi esposa ve su telenovela favorita en el sillón reclinable de la sala de estar. En tanto descarto los restos de la comida, noto que mi hija se ladea en mi dirección.

_¿Por qué la cara de mami se ve fea?

De nuevo, mi corazón se rompe. Mi esposa es hermosa, pero el accidente la dejó con unas heridas faciales severas. Ahora bien, nunca usaría la palabra «arruinada», pero el rostro que solía ser precioso ahora es eclipsado.

—Mami se cayó por las escaleras, ¿recuerdas? Se hizo muchos golpecitos en su cara. Sé que se mira un poco diferente, pero sigue siendo tu misma mami... ¿está bien?

_Está bien... murmura otra vez.

Le pido a Dios que la televisión haya sido lo suficientemente ruidosa como para ahogar su pregunta, y le susurro:

—Ya no más preguntas sobre mami, ¿sí?

_Bueno,, acepta, a pesar de que su rostro denota su confusión.

Creo que le tiene miedo a su madre, y eso me mata, después de que he aseado, llevo a mi hija al piso de arriba para acostarla. Esta es una de las pocas cosas que han cambiado desde el accidente, pues mi esposa solía amar esta parte de la noche. Pero ya no puede subir y bajar los peldaños, y no tenemos dinero para un salvaescaleras. El solo comprar la silla de ruedas vació nuestra cuenta bancaria.

Luego de dejarla en su cama, bajo para traer la silla de mi esposa y la llevo al cuarto de mi hija, colocándola al pie de la cama. Verán, antes del accidente, mi esposa siempre cargada a nuestra hija a su cuarto y se recostaba con ella mientras conciliaba el sueño. A veces, me las encontraba a ambas dormidas en la misma cama, acurrucadas en una posición que se veía tan dichosa... Así que simplemente las dejaba así.

Pero ahora mi esposa no puede hacer eso. La cargo por las escaleras y la coloco gentilmente en su silla de ruedas, al pie de la cama. De esta forma, aún podrá contemplar a nuestra amada hija mientras duerme.

Trasladar a mi esposa al cuarto de nuestra hija es mi parte favorita del día. Sus brazos se amarran alrededor de mi cuello, mi mano acaricia su cabeza y nuestros rostros están tan cerca, que puedo contar las pestañas que delimitan esos hermosos ojos. Mantenemos el contacto visual mientras ascendemos silenciosamente por los escalones, y es una conexión tierna que no cambió por el accidente. Inhalo su esencia y froto mi mejilla contra la suya en tanto compartimos ese momento apasionado que ansío cada día.

Bajo a mi esposa con delicadeza, dándole otro beso ligero en sus labios y susurrándole mi adoración. Enciendo la luz de mesa de mi hija y me alejo para que tengan un momento a solas.

Es entonces cuando escucho el gimoteo acallado de mi niñita.

_¿Te tienes que quedar aquí otra vez?

Le pregunta a su madre sin siquiera tratar de disimular su disgusto. No veo la reacción de mi esposa, pues no podría soportar la sonrisa aquejada en su rostro.

—¡Ya es suficiente!
¡Sigue siendo tu mamá, y la pondrás triste si dices cosas como esa!

_¡Pero mami huele feo!

No sé si se está refiriendo al formaldehído o al... otro olor. Han pasado cinco días desde el accidente, y mis intentos por preservar a mi bella esposa no han sido lo suficientemente buenos. Incluso traté de enmendar los pliegues de piel suelta en su rostro, pero sé que no bastó.

Estoy muy contento con que ella siga aquí con nosotros, y creo que me volvería loco si no fuera así. Además, es muy importante que las niñas tengan una figura materna conforme van creciendo....... ¿no?

 ¿no?

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