Tontos sentimientos

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Capítulo 6

"Querida extraña persona, devuelve mi zapato y dime tu nombre.
No es una carta muy larga, pero deseo -no, esa no es la palabra correcta, tachemos deseo- me resulta curioso conocerte. Por favor muestrate, y si eres tú Peter, ya no me hagas bromas, ya dije que no saldré contigo.
Firma: Cenicienta (la que perdió su tacón).

Tonto y corto, pero sincero y simple.
Hice caso a lo que mi ladrón de zapato pedía, y dejé la carta debajo de unas flores que hay a la entrada de mi casa.

...

Hoy era Domingo y no sabía que hacer, estaba aburrida y todas mis amigas estaban ocupadas haciendo tareas o con alguna tía. Perfecto, estaba sola y aburrida.
Limpié la casa, puse música, estudié un poco para unos exámenes que tenemos el mes que viene y tan sólo habían pasado tres horas y media. 
Si se preguntan dónde está mi tía, pues, como siempre, a ella le gusta salir con quien quiera a donde quiera y nunca me dice nada; lo único que dice antes de salir es: " Quiero que llegues a las diez y que usen protección, bye"; divinamente despreocupada.
No, hoy no tenía ni la más mínima intención de siquiera ver a la casa de Estefania; aunque el destino siempre prepara cosas diferentes a las que planeamos.
Yo no soy cursi, mucho menos romántica; pero a veces no les pasa que desean que esa persona que odian-aman toque a su puerta, o les mande un mensaje, y pase algo repentinamente extraño y termine cantando frente a tu ventana...bueno, desgraciadamente esas cosas en la vida real nunca pasan. Pero, recibí el ruido del timbre e inmediatamente fui a abrir.
¿Adivinen quién estaba detrás de la puerta?.

-Hola, mi amor- saludaba alegre mi ex novio.

-Eres a quien menos quería ver hoy- respondí cerrando la puerta en su cara -Estúpido- dije en voz baja.

-Pero tengo una carta-.

Mis ojos se abrieron sorprendidos, ¿enserio era él el de la carta? Tenía el enorme deseo de que fuera...no importa.

-¿La carta era tuya?- pregunté abriendo la puerta de inmediato y con gran ansiedad.

-¿Qué carta?-.

-La que había hoy en mi mesita de noche cuando desperté-.

-No, yo no fui. Yo sólo encontré esta carta tirada en la entrada de acá- dijo señalando el piso de la entrada.

-Damela- reclamé con gran entusiasmo y la abrí. Definitivamente no era su letra (la de Tomás); pero tampoco la mía. Mi corazón latía emocionado, pero no podía leer ni emocionarme con mi ex presente.

-¿De quién es?- interrogó celoso.

-¿Qué te importa?. Adiós- y así lo deje afuera y corrí a mi habitación, cerré las cortinas y la puerta, encendí la luz y comencé a leer atentamente.

"Querida cenicienta:
Verás que por mi inmediata respuesta te valoro mucho. No diré mi nombre, pero puedo decir mi sexo: femenino. Lamento si eso te decepciona, sin embargo si aún te intereso, puedes ir con un labial rojo y el cabello atado mañana a la escuela.
No daré signos de tu zapato, pero puedo asegurarte que está a salvo. Realmente me cuesta mucho mirarte, más cuando estás a la defensiva.
Laura, enserio me gustas y lo has hecho desde siempre.
Firma: 1802 femenino."

Era tan romántico y tan dulce, sentí que mi corazón se volvía a acelerar. Sin embargo mi sonrisa pasó a una mueca de tristeza, la persona que escribió esto me conoce desde hace tiempo; pero a Estefania la conozco desde hace sólo una semana...creo. 
Me desilusionaba que no fuera ella, pero me interesaba el hecho de que alguien me quisiera así de tanto. Entonces pensé en las posibles candidatas a ser mi novia (yo no tengo problema con el género), pero tendríamos que ocultarnos porque aún no estoy lista para decir que también me gustan las chicas.
Sospechosa número uno: Azúl Vallecas, mi amiga más cercana. Como habrán notado ella es muy pegada a mí, por lo que no me sorprendería si le gusto.
Número dos: Isabella Muños, una chica con la que bailo cada vez que salgo a una disco-boliche, intercambiamos números y nos besamos; luego de eso, nada más.
Número tres: Rebeca Ríos, un contacto de una aplicación de citas con la que he salido hace unos 
meses atrás, y con la que aún mantengo encuentros (no lo malinterpreten).
Y sospechosa número cuatro: Gabriela Izares, mi ex compañera del club de Arte, un día me pintó desnuda y noté como quedó interesada en mí. Hace dos meses que no voy, pero me sigue enviando mensajes para juntarnos algún día.
Tenía cuatro personas listas para "interrogar" de manera indirecta, sin embargo mi descubrimiento se redujo a cero nuevamente, cuando me di cuenta de la rapidez con la que había sido respondida mi carta; y ninguna de las sospechosas vivía cerca como para que lo hicieran en pocas horas.
Así que frustrada y triste, salí de la casa para comprarme un helado. 

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