Cap. 7
Estaba acostada en mi cama. Era lunes, y no tenía ganas de ir a la escuela. No me importaba absolutamente nada, ni la chica de las cartas, ni Estefy, ni mi vida, ni nada; además desperté con dolor de cabeza.
La alarma sonó indicando las 6:20 a.m. La apagué después de cinco minutos tratando de encontrar mi teléfono, cuando lo hago, recuerdo el pequeño ataque de ira que tuve anoche. Un episodio bastante molesto para nombrar.
...
Antes de la medianoche, esperé a mi tía con la puerta abierta, ventanas, todo sin llave o seguridad alguna.
La espera en el sillón se hacía eterna, y las películas de terror ya no me mantenían despierta.
Pasaban más de la una, y mi tía aún no llegaba. La había llamado como catorce veces, y aún así nada.
Ella siempre me advierte que tenga cuidado con quien salgo, y a que hora regreso. Entiendo que es una mujer mayor, pero ¿Entiende que está a cargo de una menor de edad?.
No es la primera vez que llega tarde, pero como no obtuve mensajes de ella desde ayer a la tarde comencé a preocuparme.
Finalmente la espera valió la pena, y mi tía llegó; ebria y casi al borde del desmayo, pero llegó.-¿Qué pasó? No contestabas desde hace nueve horas- pregunté preocupada, pero casi a gritos de enojo.
-No necesito...darte...explicaciones- sonrió ella.
-¡Tía!, ¡No puedo dejar toda la casa sin llave hasta estas horas!-.
-No te lo pedí- dijo subiendo las escaleras a su cuarto.
Tenía millones de pensamientos y emociones a punto de estallar. Estaba enojada por su descuido, frustrada por Estefania y odiandome por elegir este tipo de vida. No pensé bien lo que estaba por decir, pero cuando me arrepentí ya era demasiado tarde.
-¡Zorra!, ¡Prostituta!, ¡Irresponsable!-.
La mujer frente a mí frenó su andar y se volteo tambaleándose. Me miró con unos ojos que nunca había visto en todo el tiempo que llevo con ella. Se podía notar claramente que mis palabras la habían herido, pero también la llenaron de furia.
Se dirigió hacia mí intimidante, yo no retrocedí, y antes de que pudiera reaccionar sentí su mano contra mi mejilla, y luego como ésta ardía.
Subí a mi cuarto con los ojos cristalizados, con todo lo que estaba sintiendo, ese golpe fue la gota que rebasó el vaso.Lloré hasta las cuatro de la mañana, pensando en mí; en mi familia; en mi reputación; en la falsa vida que había armado hasta ahora. Inicié con lágrimas de dolor y aproveché para llorar por otras cosas también.
...
Estaba dudando entre terminar con mi vida, o dormir y tratar de olvidar todo.
Me hubiera encantado morir, pero iba en contra de mis dos reglas más importantes:
N°1: Nunca rendirse (tonto, pero cierto).
N°2: Siempre ser la mejor en todo.
No podía darme el lujo de faltar a clases, rompería mi racha de mejor asistencia. Así que junté todo mi buen ánimo y comencé a vestirme para ir a la escuela.
Inconscientemente me había puesto el labial rojo que la chica de la carta pedía, claro que no lo hice pensando en eso; sino más bien por la mera costumbre que tenía de pintarme....
Mientras estaba esperando en la parada del bus me puse a pensar en la última carta que envió mi admiradora secreta, lo que me pidió para que ella pudiera devolver mi zapato fue que llevara un labial rojo a la escuela. Me di cuenta que es de la escuela, por lo que mi búsqueda sólo se reducía a los 350 alumnos, considerando que el 57% de ellos sean mujeres.
Solté una respiración pesada y me quejé haciendo sonidos dolor, aunque no me doliera nada....
Cuando llego a la escuela encuentro todo muy extraño, todo muy...calmado, tranquilo. A los pocos minutos me doy cuenta que la castaña que arruinaba mi vida había faltado, ja; parece que no es tan perfecta como creía.

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Todo sobre ella
RomanceLaura es la chica más sensual del salón, todos rendidos a sus pies. Hasta que un día, una nueva estudiante capta todas las miradas. Eso pone celosa a Laura por lo que se dedica a saber todo sobre Estefanía, para así poder avergonzarla ante todos; si...