c u a t r o

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~ c a p í t u l o • n a r r a d o ~

Kurt caminaba hacia su casillero junto a Santana y Sebastian mientras le pedía a dios -no literalmente- que "Devon" no le haya dejado la carta de hoy todavía.
No que no le gustaran —porque realmente le encantaban— pero en cuanto sus amigos se enteren que estaba recibiendo cartas diarias de un desconocido, las cuales leía siempre con una gran sonrisa en la cara y luego guardaba para en su casa volver a re-leerlas una y otra vez. Él era así, pero no mostraría ese lado suyo en la escuela otra vez.

Hummel había tardado años en llegar a dónde se encontraba ahora, siendo capitán de los animadores, presidente del consejo estudiantil y teniendo más de una beca ofrecidas en diferentes universidades orientadas en animación esperándole hasta que termine la preparatoria para poder reclutarle.
Él se sentía feliz con lo que tenía y quería mantenerlo así, pese a tener que cambiar un poco su forma de ser frente a los demás.

Lo único que Hummel podría llegar a extrañar de su época de bullying diario en la preparatoria, eran sus amistades.

Antes de entrar a los animadores, Kurt había formado parte del Club Glee, recibiendo diariamente un slushie en el rostro de parte del equipo de fútbol o de parte de los mismísimos animadores que ahora lo adulan. Durante esos meses en el Club Glee, Kurt había entablado una gran amistad con Rachel y Mercedes, la cual ahora era simplemente inexistente debido a que Berry y él habían discutido y Mercedes decidió ir para el lado de Rachel, dándole la espalda a Kurt. Y entonces, dejaron de hablarse. Algunos alumnos recuerdan bien que la última vez dónde vieron a Berry y Hummel hablando había sido esa vez dónde Rachel le había dado vuelta la cara de una bofetada debido a su estúpida discusión.

Kurt sinceramente ya no sabía nada de ellas además de que seguían en el Club Glee y mantenían su "gran amistad". En el fondo no le importaba nada que tenga que ver con ellas. Sentía sus miradas juzgarle por todas sus acciones.
Ser parte de la cima de la pirámide institucional te enseña que hay cosas que debes cambiar. Kurt ya no era el jovencito que era cuando estuvo en el Club Glee con sus amigas y no quería volver a serlo pronto.

Hummel sabía que rodearse de gente hipócrita como Santana estaba bien visto, y por lo tanto aceptó. Bueno, por eso y porque cada tanto se enrolla con Sebastian, su mejor amigo de toda la vida, o bueno, eso pensaba él.

Todo esto de las cartitas era raro para él, pero le alegraba el día. No sabía quien le escribía, pero estaba sumamente agradecido con ese tal "Devon" por alegrarle el día de aquella extraña pero tan agradable manera.
Un día de repente había aparecido una carta en su casillero, y al día siguiente volvió a aparecer otra, y luego otra más. Realmente lamentaría muchísimo que ésta vez la lean Santana o Sebastian en su lugar.

Al llegar a su casillero, Santana siguió de largo hasta el suyo, mientras que Sebastian se quedó a un lado suyo, mirando su celular y esperando a que Kurt terminara para que luego fueran a su casillero.

Hummel disimuló lo más que pudo sus nervios al momento en que abrió su casillero y vió caer aquel trozo de papel. Sebastian sacó la mirada de su celular al ver a Kurt agacharse a tomarlo.

—¿Que era eso?

—Solo la lista de las compras, papá me la ha dado esta mañana y la he dejado suelta por allí. -Sebastian asintió, sin darle verdadera importancia. Kurt guardó el trozo de papel en su bolsillo.

Kurt cerró su casillero, y ambos comenzaron a caminar, hasta que Sebastian le detuvo.

—¿Me das un beso? -soltó de repente. Kurt le miró sin expresión alguna en el rostro.

—Aquí no —respondió, negando.

—Uno solo, vamos.

—Solo quieres que los demás vayan por ahí hablando de que nos besamos, y sinceramente no me encanta ser el tema de conversación.

notas | klaineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora