Capítulo NUEVE

47 13 0
                                    

-Te extrañe, amor-.

-Lo siento hyung, me sentía un poco mal esta mañana-.

-Que tienes, ¿Pequeño?-.

-Nada, hyung, ya me siento mejor-.

-Bueno bebé, debo ir a practicar, luego te hablo-.

-Adiós...-.

-Te amo-.

Jimin terminó la llamada en ese momento, tumbandose en la cama, mirando hacia el atardecer, en su mejilla se presentaba un pequeño ardor pero no le prestaba mucha atención, solo se dedicaba a observar el paisaje mientras escuchaba cómo su madre cerraba la puerta de la habitación, dejándole solo una vez mas en el día.

Jamás se había sentido tan mal con respecto a no ir a alguna competición, pero extrañamente esta vez se sentía demasiado mal como para poder pensar con claridad todo lo que estaba pasando, incluso no podía procesar nada aún.

Sus labios temblaban al recordar que la noche anterior no hizo más que llorar hasta desmayarse, razón por la cual hoy había amanecido en el hospital, estando totalmente confundido, pero aquello no importó en realidad, por que había veces en que ni despertar quería, al menos desde que su madre se convirtió en lo que era ahora.

___^ Angel On Ice 《NamMin》^__

La puerta sonó de golpe, haciendo que Jimin despertara con el corazón agitado, mirando hacia todos lados, ya estaba oscuro y lo único que le alumbraba era la luz de la calle que entraba por el ventanal.

Se levantó sin pensarlo ya que los golpes en la puerta no cesaban, mas cobraban intensidad al pasar de los segundos, por lo que ni tiempo le dió de acomodarse los cabellos o de siquiera ponerse las pantuflas, tan solo estaba en pijama, tal y cómo había dormido en el atardecer.

Abrió la puerta de golpe, captando a un peligris sonriente frente suyo. Claro que luego su sonrisa se borró al notar la marca que tenía el menor en la mejilla derecha, frunciendo el ceño.

-Pero que carajos te pasó-.

-Na-Nada hyung...- Respondió el peliazul, llevándose las manos a su mejilla para tapar la marca en esta.

-De todas formas, ¿Puedo pasar?-.

Jimin abrió la puerta un poco más, indicándole a Namjoon que pasara, lo cual hizo y caminó lentamente hacia la cama, para sentarse de golpe en ella, mirando fijamente al menor, que tambien caminaba hacia él.

Extrañamente, jamás había visto al menor con los cabellos alborotados o incluso con el pijama puesto, lo cual le hacía ver muy hermoso, le extrañaba mucho ver una marca en su mejilla que estaba seguro y la noche anterior no la llevaba.

-Mmm... Pense que... Aún te sentías mal así que te traje... Gomitas... No se si...-.

No pudo ni terminar la frase, pues sintió como el menor le quitaba las gomitas de la mano, mirandolas fijamente, curioso.

-Son mis favoritas...- Susurró, dirigiendo la mirada hacia su novio, que le sonreía mucho. -Gracias...-.

Pronto, caminó hasta quedar más cerca del mayor, sentándose de golpe a su lado, comenzando un juego de miradas. Los ojos de Jimin brillaban por el reflejo de la luz, mientras que los de Namjoon lo miraban fijamente, sin siquiera apartarse.

-De nada, amor-.

El peligris no sabía que mas decir, por lo que se fue acercando lentamente hacia el menor, dirigiendo su mirada a los gruesos labios del peliazul, acortando la distancia entre ellos, dándole un beso.

En la habitación solo se escuchaba el sonido grotesco que hacían sus labios al chocar, pero aún así ni se inmutaron en separarse, mas intensificaron el beso poco a poco.

El peliazul se separó al sentir sus pulmones arder por la falta de aire, tomando una profunda bocanada, escuchando de fondo la risa del mayor, quien lo miraba detenidamente.

-Hyung...-.

-Cómete las gomitas... Vamos-.

Emocionado, Jimin abrió la envoltura, llevando un osito de goma a sus labios, dirigiendo la mirada hacia su acompañante, que lo miraba expectante. El peliazul levantó las gomitas en su mano, ofreciendoselas al mayor.

-Son tuyas- Dijo mientras negaba con la cabeza repetidamente, sintiendo las cálidas manos del menor tomar las suyas y poner algunas gomitas en ellas.

-Si son mias, tambien son tuyas-.

Y ninguno habló, tan solo estaba la pareja, comiendo gomitas mientras miraban por el ventanal el cielo estrellado, escuchando el sonido que hacía la envoltura en manos del menor, pero eso realmente no les llegaba a interrumpir.

[...]

El peliazul se encontraba echado en su cama, mirando hacia el techo de la habitación, recordando cada escena que había vivido con su novio hace tan solo minutos antes. Sonriendo tontamente ante cada recuerdo que traspasaba su mente, abrazando la almohada mucho más fuerte, aferrandose a ella, como hacía minutos atrás se había aferrado a la camisa del mayor, rogándole que se quedara un poco más de tiempo, ignorando totalmente que debía dormir temprano para la competencia de mañana.

Mientras tanto, Namjoon caminaba por la acera, con una sonrisa en su rostro, pensando en lo bello que se veía su novio aún con el pijama puesto y con una cicatriz en la mejilla, la cual aún se preguntaba que le había pasado al menor, pues no era tan tonto como para creer que de verdad se había caído y cortado con un vidrio.

Se pasó las manos por su cabello al sentir el frío aire desordenandolos. Ya cuando ingresó al hotel, todo estaba muy tranquilo, así que paso a paso se dirigió hacia su habitación.

El ascensor había tardado mucho tiempo en subir tan solo tres pisos, y ya cuando había llegado frente a la puerta de la habitación, la abrió con cuidado de no despertar a Seokjin. Pero apenas la empujó, se dió con la sorpresa de que las luces estaban encendidas y la voz de Seokjin sonaba rota.

-Él de verdad me gusta...- Namjoon quedó extrañado al entrar al salón y ver a un pelinegro sentado junto a su mejor amigo, quien lo miró y se ocultó en el pecho del contrario.

-Oh, yo... Lo siento- Salió rapidamente de allí, dirigiendose a la cocina, había interrumpido sus conversación.

Pero unos pasos detrás suyo le impidieron llegar a su destino, y una mano se posó sobre el hombro de Namjoon, haciéndo que girara su cuerpo hacia el pelinegro.

-Él quiere hablar contigo- Habló, soltando al peligris y dirigiendose a la puerta, para cerrarla luego de salir.

El chico, totalmente desconcertado, escuchando el llanto de su mejor amigo en el salón, caminó sigilosamente hasta sentarse al lado del pelirrosa, quien aún no lo miraba y comenzaba a temblar de la nada.

Angel On Ice 《NAMMIN》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora