Angel On Ice 《NAMMIN》

Capítulo UNO

Jimin estaba sentado en un banco en el parque cerca al hotel en donde se estaba hospedando, hacía ya algunas semanas había viajado a Japón para los concursos externos de violín, y se encontraba sumamente estresado por las constantes prácticas que había estado teniendo, mas solo se le había ocurrido salir del hotel unos minutos para despejar su mente.

Se hubiese sentido aturdido por los constantes gritos de las chicas que comúnmente llegaban a pedirle autógrafos o a hacerle algún interrogatorio, de no ser porque llevaba unas gafas de sol a media noche, de seguro estaría pasando desapercibido entre las personas por lucir de forma vaga.

Su mente estaba en blanco aquella noche, tan solo sentía el frío viento chocar contra su rostro y desordenar suavemente sus cabellos azules, podía ver por entre las gafas oscuras las luces del farol que lo alumbraba, y al otro lado de la autopista, las campanas de la catedral comenzaban a sonar dejando a la vista un gran reloj con números romanos que marcaba las doce de la noche.

-Debería estar dormido- Pensó, mientras giraba su vista hacia otro lado, observando a las pocas personas que se encontraban en el parque a esas horas, muchas de ellas eran parejas que quizás tan solo querían pasar un buen momento.

Se levantó sigilosamente, procurando no captar la atención de las personas a su alrededor, balanceaba las manos con naturalidad paso tras paso mientras su vista se fijaba en que nadie le prestara atención, tan solo deseaba ir a descansar ya, sus piernas le dolían y sus brazos de igual forma, era increíble cómo llegaba a cansarse mucho, se suponía que ya debía estar en Corea mañana mismo, pero las olimpiadas habían comenzado pronto y él había sido contratado para tocar las pistas en la secuencia de patinaje sobre hielo.

Se fue a dormir pronto, sintiendo los dolores en su cuerpo desaparecer por completo y perderse en sus sueños, siempre había sentido tales dolores, pero extrañamente, eran más intensos aquella noche.

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-Ya es hora de despertar-.

El peligris que yacía tendido en la cama tan solo abrió los ojos con dificultad, percibiendo la luz de la mañana entrar por el gran ventanal de la habitación, sintiendo su cuerpo pesado y sus músculos aún dormidos.

-Ve a darte un baño, te espero para desayunar- Seokjin salió de la habitación dejando un portazo, haciendo que el peligris se terminara espantando.

Namjoon se puso de pie lentamente, sintiendo los rayos de sol chocar contra su pecho desnudo, fue entonces que la alarma comenzaba a sonar con un ruido espantoso, siendo apagada de golpe ante lo irritante que era.

Se dirigió hacia el baño tan solo con una bata cubriendo su bien trabajado cuerpo, necesitaba darse una ducha con agua fría, era lo único que necesitaba.

Horas más tarde, el peligris se encontraba detrás de unas negras cortinas que salían hacia la pista de hielo, sentía sus músculos tensarse al escuchar los gritos provenientes de las tribunas al ser mencionado su nombre entre los parlantes, lo que indicaba que le tocaba entrar.

Sus pies se deslizaron sobre el hielo cuando salió de aquellas cortinas, y las tribunas estallaron completamente, causando que la emoción en Namjoon recorriera toda su espina dorsal, haciéndole tambalear solo un poco hasta llegar al centro de la pista.

-La canción se llama... Yuri on Ice-.

El silencio inundó por completo el lugar, dejando escapar por los parlantes una dulce melodía, Namjoon solo comenzó a moverse, tal cual lo había practicado, sentía miles de miradas posadas sobre su cuerpo en movimiento.

Se deslizaba sobre el hielo como si de un ave se tratase, abría los brazos delicadamente sobre el aire, daba vueltas y vueltas, salto tras salto, haciendo brincar los miles de corazones que lo estaban apreciando, el solo escuchar aquel sonido recorrer todo el ambiente, le hacía dejarse llevar.

Al final, sin ninguna falla y colocándose en primer lugar de la tabla, se sentía magnifico, pues tan solo sonreía ante las cámaras, intentando mostrar la mejor versión de sí mismo.

[...]

- ¿Lo hice bien? - Se escuchó resonar la voz de alguien en los pasillos.

-Nada nuevo, no me sorprendes- Habló con voz seca una mujer.

-Pero...-.

-Cometiste error tras error, que quieres que te diga, ¿Que todo está bien? -.

-Pero mamá...-.

-Te lo dije, estar aquí es demasiado para ti si no sabes aprovecharlo-.

Pronto una puerta se cerró de golpe y el débil sonido de unos tacones alejándose resonó en el pasillo, dejando a Seokjin y a Namjoon con algo de curiosidad con respecto a lo que acababa de pasar.

E incluso se hubiesen ido ya al hotel, de no ser porque antes de que se dieran vuelta para marcharse, algo cayó de improviso, causando un ruido que asustó a ambos jóvenes, quienes corrieron a ver qué era lo que acababa de suceder. Encontrándose con un peliazul tirado en el frío piso, al parecer se acababa de desmayar.

-Ve a buscar ayuda, y apresúrate- Mandó el peligris, viendo como Seokjin desaparecía por el pasillo y corría lo más rápido que podía.

[...]

Horas después se encontraba Namjoon en su departamento, con la mirada ausente posada en gran ventanal frente suyo, con una magnifica vista de la ciudad y del cielo estrellado.

En su interior recorría la misma pregunta desde que había llegado al hotel, ¿Quién era aquel peliazul que le había cautivado desde el primer momento? Nada se sabía sobre él, estaba completamente confundido con respecto a la respuesta de su pregunta.

La imagen de Jimin no paraba de estar en la cabeza del peligris, recorría cada rincón de su memoria, haciéndola suya, causando más dudas en el interior del patinador, que nada más se había inmutado en tomarse una infusión antes de ir a la cama, con el propósito de olvidarse completamente de aquel peliazul.

Cosa que jamás había conseguido en toda la noche y ahora se encontraba sentado frente al ventanal de su habitación, debatiéndose mentalmente sobre quien era ese chico y por qué estaba haciendo que se desvelara aun sabiendo que tendría otra competencia más tarde.