Hoy me dió por querer estar aqui...
Me dió por tenerte cerca, por respirar tu aroma y enamorarme de tu esencia.Estará mal? Digo, al fin y al cabo tu alma sabe lo que es bueno y claramente a veces duda de lo que es correcto y lo que no...
No necesitamos tampoco dar muchas explicaciones para que las personas entiendan que nos queremos.
Muy prohibido podrá ser, muy raro se ha de ver pero mientras estés a mi lado solo importará lo que creemos y lo que queremos dentro de nosotros.
Otro avión? Enserio? Cuantos más debes tomar para darte cuenta que el lugar correcto es entre mis brazos.
Recuerdo que dolía, verte dolía... Pero para lidiar con eso me enamoré de tu ausencia como a la vez me enamoré de lo que me dolía.
Salí a la calle abrazando tu suéter mientras le preguntaba a la luna si tu pensabas en mi, se dió la vuelta y me dijo que debía buscar otro amor porque esa llamarada se había reducido a cenizas...
Lo que duele no es que te hayas ido, más que eso me duele tu olvido, esa sensación de lejanía cuando había suspiros de por medio en ese juego de quién daba el brazo a torcer con los labios del otro rozando los suyos.
Le metí amor al alcohol solo porque necesitaba soltarme de ese vacío existencial que dejó tu ausencia, rayé tu nombre en mi cuaderno imaginando que era una carta al olvido.
Y simplemente te fuiste, sin decir más palabras que: Búscame en la otra vida, encuentrame, hazme tuya y no me dejes ir de nuevo.
Porque solo los dos sabemos que ni el infierno arde tanto como lo que sentimos en esa tarde de enero, cuando el frío abrazaba al mundo entero menos a nuestras sutiles almas...
Y el adiós en esta carta va dedicada a todas esas veces en las que tuve al universo en mis brazos y jamás note que los planetas me besaban los labios.