Ella era polvo de estrellas en un mundo de luces artificiales.
-Ron Israel.Narra Xavier.
Desde que bajamos del auto de Rose, no hemos cruzado palabra, pero sin embargo, se le ve bien, me atrevería a decir que está mucho más animada que estos últimos días.No sé qué paso, no sé si lo pensó mejor y ya no quiere intentarlo o si solo está ocupada con otras cosas, he intentado darle su espacio y considero que lo estoy haciendo bien.
Tengo planeada una cita para mañana en la noche, pero todo dependerá de cómo la vea hoy conmigo, no quiero hacerme falsas esperanzas y golpearme fuerte luego.
Ahora mismo nos encontramos en una pizzería —que sorpresa, Rose no pierde oportunidad para pedir pizza cada vez que puede hacerlo—. Hemos recorridos hermosos lugares desde que llegamos a este barrio y, la verdad es que es muy pintoresco y tiene cierta magia que te atrapa y te hace sonreír cada dos por tres.
Y eso que no soy de sonreír muy a menudo, aunque últimamente con Rose, me la paso con una estúpida sonrisa en el rostro.
—Hola. —La voz tímida de Rose es música para mis oídos, desvío mi vista del móvil y me centro en su hermoso rostro.
Y ahí aparece la sonrisita estúpida de la que hablaba.
—Hola, muñeca. —Un leve sonrojo cubre sus mejillas, es por eso que sigo llamándola así, descubrí que cuando le digo muñeca se sonroja, supongo que le gusta.
—¿Qué tal todo? ¿Te diviertes? —La escucho nerviosa, como si no supiera qué decir para iniciar una conversación, eso solo me dan ganas de besarla.
Saboreo mis labios aguantándome las ganas de hacerlo, pero la cacho siguiendo el movimiento de mi lengua sobre mis labios, lo que no colabora a querer dejar de besarla.
Carraspeo para centrarme.
—Todo muy bien, más que bien, en realidad. —Trato de que mi tono le demuestre a que me refiero con mis palabras y ella parece entenderlo porque se ruboriza otro poco. ¿No es adorable?—. Aunque podría divertirme más —añado luego de manera sugerente, lo que tampoco le pasa desapercibido ya que alza una ceja desafiándome a que le diga cómo.
—¿Cómo podrías hacer eso? —El tono de voz que ella también utiliza me enfunda la polla, como ellos dicen, e intento cubrirme con el mantel de la mesa.
Claro que ella es una descascarada y baja su mirada directo a mi entrepierna, lo que hace que esta salte. Mierda.
—Es usted un travieso juguetón, sr. White. —La muy descarada se muerde el labio, yo intento poner todo mi autocontrol a trabajar para no enfocarme en eso, sino en el jarrón con flores que está a sus espaldas, sí, eso de pronto me parece muy interesante.
—¿Qué le digo, señorita Alsina? Usted me hace poner así. —Agradezco que Rocío y mi hermana estén en la tienda de al frente viendo unas muñecas tejidas, porque sino, sería muy vergonzoso.
Soy un hombre de 30 años, no puedo dejarme llevar como si fuera un chiquillo de 17.
—¿Yo? Pero si yo no he hecho nada. —Rose se acaricia con la punta de sus uñas la zona de su clavícula bajando lentamente por sus senos y ¡mierda!, yo no aguanto mas.
Quiero besarla, quiero pasar mi lengua por todo el camino que está trazando con sus dedos.
—Ese es el problema: haces todo, sin tener que hacer nada. Ahora mismo muero por desnudarte y saborear todo tu cuerpo con mi lengua. —Veo como sus hermosos ojos verdes se dilatan y un jadeo pequeño, pero poderoso, escapa de sus labios.
—Besame —me pide y adiós autocontrol, me acerco un poco más a ella y la agarro por la cabeza para terminar de unir nuestros labios en un muy necesitado beso, intento no ser brusco, no nos hemos besado muchas veces, pero sé que le gustan los besos lentos e intensos.
La escucho jadear en mi boca y eso solo es música para mis oídos y potencia para mi entrepierna que lucha con salir de mi pantalón.
Nos separamos por la necesidad de respirar, pero nos sonreímos y no nos separamos del todo, nuestras frentes se siguen tocando y ella tiene una de sus manitas aferrada a mi camisa.
No me importa que la arrugue, aunque a mi hermana quizás sí, ya que ella fue quien la planchó esta mañana, pero ahora mismo eso no me importa.
—Me gustas —confiesa bajito y yo sonrío tan grande como el Guasón, eso no lo esperaba.
—Si hubiera sabido que besándote así me dirías eso, hace mucho lo hubiera hecho. —Ella ríe y ahora si nos separamos, pero la mano que sostenía mi camisa la pasa a mi pierna, yo la cojo y deposito un beso en ella para luego decir algo muy cursi que siempre espere decirle a alguien. Suspiro para agarrar valor:
»—"Aquí estaba yo..., pensando que la magia no existía, y ahora es todo lo que veo cuando te miro". —Leí esa frase hace muchos años atrás y siempre quise decirla, ahora que Rose me mira con los ojos vidriosos, no estoy muy seguro de que haya sido correcto hacerlo.
—Ron Israel. —Me siento entre sorprendido y halagado de que conozca la frase. Asiento—. Y mira tú, estaba buscando una estrella y encontré una galaxia. —¿Acaba de dedicarme esa frase de Ron Israel o solo lo dijo para que note lo inteligente que es?
Porque de ser la primera, no sé qué decir y de ser la segunda, tampoco sé qué decir, sí, creo que estoy muy jodido.
—Su pedido. —La mesera interrumpe nuestro duelo de miradas y agradezco eso, porque no sabía cuanto tiempo aguantaría antes de volver a besarla.
Rose le agradece y coge una servilleta para agarrar un trozo de pizza, la imito y cuando ya cada uno llevamos dos pedazos, mi hermana y Rocío llegan a tiempo para comer antes de que nos la acabemos toda.
—¿Pensaban dejarnos algo? —Como siempre, mi hermana es quien habla para acusar, Rose se encoge de hombros y yo termino de tragar para responder.
—Lo siento, de pronto me ha dado mucha hambre —confieso, Rose me mira de reojo y sabe de qué tipo de hambre hablo.
Mi hermana, sin embargo, creo que no lo entiende ya que asiente y come sin decir nada.
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Ni Lombardi💍 Ni Soltera.🔥[COMPLETA]
RomanceSEGUNDA PARTE DE LA TRILOGÍA LOMBARDI. ES NECESARIO LEER PRMERO: SR. LOMBARDI. No estoy gritando😂 Si quieres conocer lo que pasó luego de aquella decisión tomada al final del primer libro, y lo que ocasionó los hechos allí planteados, te invito a...