Un incomodo silencio se podía sentir en la sala de clases, todos parecían desmotivados, y sin ningún interés en la clase, lo único que parecía estar presente en la cabeza de ellos eran las ganas de salir de allí y mandar todo a la mierda, luego de un largo rato de silencio, la voz de su profesor los sacó de sus pensamientos
-- ¿Alguien me puede decir si es posible amar a una persona sin tener amor propio?
La pregunta del hombre confundió un poco a los chicos, estaba claro que era la clase de filosofía, en donde todos hablan cosas extrañas, pero, no sabían con que fin hacía esta pregunta, quizás quería saber que tan baja estaba el autoestima de sus alumnos, aunque todos dudaban que solo fuera eso. El señor Tyler era un hombre muy profundo en su forma de pensar, y ver la vida, sus clases solían ser bastante aburridas para la mayoría, pero a alguno de sus alumnos parecían gustarles, este hombre jamás hablaba nada de su vida privada, el decía que eso era asunto suyo y que lo que realmente debía importarles era su trabajo como profesor.
La clase permanecía en silencio, el señor Tyler comenzó a caminar lentamente por los pasillos mirando a cada uno de sus alumnos, luego de caminar un rato se detuvo frente a la mesa de Jean Sykes, una chica de cabello corto, apariencia de chico pero con unos rasgos faciales muy delicados, la chica levantó la vista para ver a la cara al señor Tyler, no se sentía segura de responder, ya que las constantes burlas de sus compañeros la volvían cada vez más insegura, luego de pensarlo un momento se decidió a responder
-- Yo creo que no es necesario, las personas con baja autoestima también pueden enamorarse, el que no se quieran a si mismos no quiere decir que no puedan amar a alguien más
El hombre asintió con la cabeza, la clase se quedó en completo silencio, algo que calmó un poco a Jean, hasta que el idiota de Russel Tate tuvo la gran idea de gritar desde el fondo de la sala
-- ¡Nadie te ama Tomboy!
Todos rieron ante esto, excepto uno que otro que se quedó callado, el señor Tyler quien se quedó serio observando a Tate, el chico al sentir la mirada del profesor dejó de reír, y su expresión cambió a una de preocupación, justo en ese momento sonó el timbre y el hombre dio la orden de salir de la sala, todos salieron lentamente de allí hasta que solo se quedaron el señor Tyler y Tate
-- Esta es la ultima vez que aguanto ese tipo de burlas en mi clase señor Tate - exclamó el hombre con severidad
Tate asintió con la cabeza, se colocó su mochila y se fue de allí. Los pasillos de esa preparatoria parecían bastante lúgubres, estaban iluminados por tubos fluorescentes que irradiaban una tenue luz, el olor a humedad, el polvo que cubría los antiguos trofeos de los ex alumnos y la horrible fotografía de Russel Tate, que estaba sobre la de los demás deportistas de la preparatoria, ya que el era el mejor jugador de fútbol americano de allí, al menos en esta generación, en la fotografía se podía notar la falsedad en la sonrisa de Tate, la mirada burlona, la preocupación por su cabello y su horrible bronceado que volvía locas a las chicas de allí, y en especial a Taylor su novia, con la cual se rumoreaba que lo habían hecho en los vestidores.
Aburrida como de costumbre Jean caminó con su bandeja por el comedor, otra vez esas malditas comidas asquerosas, buscó con la vista alguna mesa desocupada, la mayoría estaba llena de idiotas que se burlaban de ella y si no era así la ignoraban, a lo lejos divisó una mesa desocupada, que se encontraba al fondo del comedor, caminó hasta allí con sus audífonos puestos y sosteniendo su bandeja, al llegar allí se sentó, tomó el tenedor con desgano y miró fijamente la comida la cual no parecía muy apetecible, luego levantó la vista y vio a lo lejos como Tate y sus amigos se reían a carcajadas de un chico que estaba en el piso con la comida derramada en la ropa y la bandeja a su lado, el chico se puso de pie rápidamente sin mirar a nadie, a Jean la cara de ese chico no le parecía familiar, nunca lo había visto antes, el chico iba en dirección a una puerta de emergencia que estaba justo detrás de la mesa donde estaba Jean, él pasó con la vista fija en el piso
-- ¿Quieres que te ayude? - preguntó Jean, era primera vez que se atrevía a hablarle a alguien que no conocía
-- No es necesario - respondió el chico
-- Creo que es necesario - hizo una pausa - vi lo que te pasó y también vi como Tate y los otros se reían de ti
El chico levantó su cabeza y observó a Jean, ella lo invitó a sentarse en la mesa, él tímidamente aceptó, ella acercó cuidadosamente su bandeja hacía él ofreciéndole su comida, el chico negó con la cabeza
-- No gracias
-- Debes tener mucha hambre, además no me gusta esta comida - insistió ella
El chico ante la insistencia aceptó y acercó la bandeja hacia su cuerpo, Jean comenzó a observarlo, pero esto parecía incomodarlo. Era un chico de cabello rubio, de estatura media, vestía de negro y sobre su ojo derecho caía un mechón de cabello, llevaba unos audífonos en su cuello y muchos brazaletes en sus muñecas
-- ¿Eres nuevo aquí?
-- Si, es mi primer día aquí
-- Lo supuse, nunca te había visto, soy muy callada y suelo analizar bastante a la gente a mi alrededor - explicó Jean
-- Entiendo - dijo el mientras cortaba la carne con un cuchillo el cual al parecer no tenía suficiente filo
-- ¿Cuál es tu nombre?
-- Luke Parks, y ¿el tuyo? - preguntó nervioso
-- Mi nombre es Jean Sykes - respondió
Luego de esto Jean se quedó en silencio un momento, sintió un poco de vergüenza aquel intento de conversación, por una extraña razón la timidez había regresado a ella.
A la salida de clases comenzó a llover, Jean se quedó de pie bajó el techo de la entrada, esperando el autobús ya que no tenia auto
-- ¿A donde vas? - le preguntó a Luke
-- A mi casa, como la mayoría supongo - respondió caminando bajo la lluvia
-- ¿Nos veremos mañana?
-- Espero que si - Luke luego de decir esto cruzó corriendo el estacionamiento para evitar un poco la lluvia
Jean se quedó observándolo, algo había en ese chico que le atraía, pero no de la forma que todos conocen, era distinto, era menos superficial. Sintió una bocina que la sacó de sus pensamientos, fijó su vista en un auto rojo, ese era el auto de Tate, quien le tocaba la bocina insistentemente a su novia para que se diera prisa.
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EL CLUB DE LOS SILENCIOSOS
HorrorUn extraño profesor de filosofía decide crear un club después de clases para conversar en más profundidad con sus alumnos, con la idea de aconsejarlos y ayudarlos con sus problemas, pero no todo es tan bueno como parece.Los problemas de sus alumnos...