❝En este planeta que habitamos, todo estaba cubierto de frío y blanca nieve, siempre luchando contra otros por calor o por alimento para sobrevivir un día más; sin embargo, nuestra aldea tenía otros planes para seguir sobreviviendo, por lo que, unos cuantos se quedaron atrás en donde actualmente habitamos para evitar más muerte y buscar una nueva manera de conseguir el alimento que nuestro planeta nos podía brindar. Los dioses en las estrellas, al ver a nuestros antepasados estar seguros de querer pertenecer al eterno frío, nos concedieron el don de ver sus mensajes en el cielo, aunque hubiera oscuridad eterna o un sol iluminando, ellos podrían ver siempre sus mensajes en las estrellas.
Sin embargo, los mismos dioses que nos concedieron el don de ver sus mensajes, nos pidieron algo a cambio: que fuéramos egoístas con nuestros dones y que jamás saliéramos de lo que decidimos llamar Lemaire; todo porque había otros seres en las estrellas que tenían envidia de lo que los dioses nos estaban otorgando y que fuéramos favorecidos por seres más poderosos cuando nosotros solo éramos humanos.
Los dioses siempre respondían a nuestros ruegos y siempre nos dieron los mensajes que necesitábamos para obtener el conocimiento o las herramientas para que este eterno frío no fuera un impedimento para romper la relación con las estrellas y salir de nuestra aldea. Nos dieron el don de hacer que las plantas no murieran por el frío o que los animales no se congelaran; todo para protegernos de aquellos que quieren quitarnos el favor que las estrellas nos han dado desde que decidimos llamar a este eterno frío nuestro hogar. ❞
Todos los pequeños miraban con atención a la anciana, que, con gran pasión, les contaba la razón por la que habitaban en una pequeña aldea, les recordaba sus orígenes, a ellos que eran de las nuevas generaciones de su aldea.
―Deben irse pequeños― hablo nuevamente la anciana cuando poso sus ojos en los padres que esperaban pacientemente en el pórtico de la casa amarilla ―Prometo que en los siguientes días volverán a que les cuente un poco más sobre nuestra historia.
Los niños obedecieron a lo que la anciana había dicho y fueron en busca de sus padres, excepto una niña, que, de la manera más disimulada posible, se movió hacia la anciana, intentando que ella le platicara más y pudiera resolverle todas las dudas que tenía sobre sus orígenes, y un caso en especial.
―Danica, Andrus te está esperando― le dijo la anciana cuando abrió sus ojos y noto a la niña esperando que continuara con la historia.
―Aún tengo varias dudas que necesitan resolverse― le respondió la niña mientras se hincaba y se acercaba más a la anciana ― ¿Por qué nosotros-
―Sabes que cada neljapäev todos los niños deben venir para que les cuente sobre nuestros orígenes.
―Per-
―Las dudas que tengas se resolverán cuando escuches más sobre nuestros orígenes.
―No es justo que mis hermanos ya conozcan nuestra historia y yo tenga que esperar muchos años más― Danica bufo molesta mientras cruzaba los brazos ―A veces no me gusta ser pequeña.
―No hagas berrinche, Danica― se escuchó la voz de su hermano desde la entrada de la habitación, la pequeña giro su cuerpo y se levantó para irse corriendo hacia donde estaba él ―Solo debes esperar hasta que llegues a la adolescencia.
― ¡Es demasiado tiempo! ― Danica se despidió rápidamente de la anciana para tomar la mano de su hermano mayor ―No es justo que con el eterno invierno los días sean más lentos y el aprendizaje sea de acuerdo a eso.
―Deja de quejarte, bebé― Andrus le dio una palmada en la espalda, motivándola a caminar para llegar rápidamente a su hogar ―Todos estaremos ocupados esta noche, te toca preparar la cena.
―Andrus...
―Apresúrate, te aseguro que todos los demás tendrán mucha hambre cuando lleguen a casa.
― ¿Cómo sabes cuándo recibes un mensaje de las estrellas?
― ¿Qué clase de pregunta es esa Danica? ― se burló su hermano despeinándola del peinado que su madre le había hecho en algún momento de la mañana ―Tú misma has visto el movimiento de tus estrellas.
Danica sentía vergüenza cuando quería interpretar algún mensaje, ella jamás había visto algún movimiento como los adultos relataban, las estrellas se mantenían en su lugar cuando ella quería intentaba recibir un mensaje.
Ambos localizaron rápidamente la pequeña casa donde habitaban y Danica se apresuró en preparar la cena para sus seis hermanos mayores, que probablemente llegarían muy cansados por sus nuevos trabajos con la aldea; y para sus padres, que siempre llegaban más en la noche. Danica era la responsable de la mayoría de los deberes del hogar como preparar la cena o limpiar los cuartos, ya que no tenía responsabilidad alguna con los lectores de estrellas, y estas responsabilidades eran otorgadas por las estrellas cuando llegaban a la segunda madurez de edad, en pocas palabras, la juventud.
―Ya está la cena― grito Danica desde la cocina para alertar al ejército de hombres que había llegado hace algunos momentos.
―Veo que otra vez comeremos caldo de verduras― alzo la voz Koit, quien era el más cercano de edad a Danica, por tan solo unos años. Andrus le dio un golpe en la nuca ―Un delicioso caldo de verduras.
―Es lo único que había en la cocina― le saco la lengua a su hermano ―No es mi culpa que seamos una familia numerosa y la aldea no nos dé las proporciones adecuadas para poder realizar otros platillos.
Danica sonrió hacia sus hermanos cuando observo cuando cada uno alababa su gran don por cuidarlos y se acercaban a darle un golpe a Koit, intentando animarla y que olvidara que no tenían los suficientes recursos para vivir cómodamente como cualquier otro habitante de Lemaire. Al poco tiempo, cada uno se volvió a sus deberes, tanto en el pueblo como en el hogar, y Danica, decidió que era momento de irse a la azotea, donde la mayoría de sus hermanos aprendieron a descifrar los mensajes que las estrellas le decían cada "noche" posible.
Abrió los ojos cuando por fin observó como las estrellas se movían en el cielo siempre estrellado:
«Con la presión adecuada, tú, nuevo carbón, serás el mejor diamante».
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The Wrong Sky ⋆ Tony Stark
FanfictionDanica era como todos los que habitaban en su aldea, tenía el don de leer las estrellas e interpretar sus mensajes para que cumpliera su destino; sin embargo, un mensaje fue la que la obligo a salir de todo lo que conocía e ir en busca de aquel homb...