The Wrong Sky ⋆ Tony Stark

007

La puerta de aquella camioneta dio paso a la luz cuando se abrió nuevamente, Danica cerro los ojos al no estar acostumbrada a la luz, y con movimientos torpes intento alejarse de las pisadas que se escuchaban; no quería que de nuevo le tocaran o la obligaran a realizar algo que no quería.

La jalaron fuera de la camioneta para encontrarse en un pueblo lleno de personas rogando por la vida de sus seres queridos, aquellos hombres que intentaban luchar para salvar a su familia eran golpeados y arrojados hacia otros hombres, unos iban a la camioneta donde ella estaba anteriormente y otros a una fila donde los terroristas apuntaban sus armas, dispuestos a matar a quien no siguiera las órdenes. Danica fue lanzada al último grupo, causando que todos los presentes se sorprendieran al saber que tenían pensando en asesinar a una mujer en un grupo de hombres.

—Por favor, no me maten— suplicaba en árabe la mujer —¿Acaso no les servido curando a sus habitantes? — Danica fue obligada a ponerse en la misma posición que los otros hombres que habían hecho un acto de rebeldía, sabía lo que esta situación significaba, su vida acabaría pronto con todas las dudas que jamás se habían resuelto. Poso su vista en el cielo y sintió nostalgia al ver como las estrellas se intentaban acomodar para cada mensaje que intentaban transmitir, parpadeo más rápido cuando las lágrimas se juntaron en su vista.

Coloco sus manos en su cabeza, esperando aquel sonido con el que los terrestres terminaban la vida, pero eso nunca llego, en cambio una máquina de color rojo salvo a todos los presentes, utilizando otros sonidos para asesinar a las personas; Danica se quedó quieta, no sabía lo que sucedía y se preguntaba si este era el destino que sus estrellas habían evitado decirle, por eso habían elegido otro destino para guiar.

—¡Vete de aquí Danica! — le gritó aquella máquina roja, mientras hacia otros sonidos, y fue cuando Raza apareció detrás de ella, la escena fue similar para ella y para quien usaba la máquina —Déjala ir, ella ya sufrió mucho de su parte.

—Ya cumplió para lo que nos servía— le dijo nuevamente apretándola del cuello, utilizándola como escudo personal entre aquella máquina voladora roja —Hizo que nos hiciéramos invencibles por unos momentos, e incluso de entretenimiento, pero ya no nos sirve para más, ya tenemos las armas que requeríamos.

Todo sucedió muy rápido, Danica solo sintió algo en su estómago y pronto se encontraba en el piso, intentando respirar y mirar los mensajes que las estrellas le pedían que descifraran, y solo pudo soltar una risa cuando leyó su último mensaje.

—Nunca creí que el último mensaje que recibiría sería que Eddie estaría tranquilo— rio mientras volvía a toser —Al menos sé que el dueño de mis estrellas está a salvo.

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Danica respiro algo con lo que relacionaba su hogar, nieve, y se sentía igual que como en su hogar, pero ella sabía que no podía regresar a Lemaire; abrió los ojos para encontrarse en una habitación muy grande, decorada de manera sencilla y con paisajes que veía todo el tiempo en lo que había sido su hogar.

—Espero que todo se encuentre a tu gusto— hablaron a su lado, una mujer pelirroja que tenía un aparato mientras le hablaba —Espero que me entienda, pero el señor Stark me aseguro que hablaba muy bien el inglés.

—¿Eddie? —se paró rápidamente, causando que tuviera un mareo —¿Qué ha sucedido? Necesito ver el cielo, necesito ver las estrellas.

—Señorita, las estrellas solo se pueden ver en la noche— la ayudo a volver a sentarse en aquella cama, pero Danica seguía intentando ir a la ventana, intentando ver los mensajes que solo ella podía ver —Su herida está en sanación, no debe estar haciendo movimientos bruscos.

—Necesito ver las estrellas.

—¿Qué te dirán unas estrellas sobre los mensajes que son para mí?

Danica giro rápidamente su cuerpo para notar quién era la persona hablando, se sorprendió de verlo totalmente curado, sin ninguna herida más lo que estaba en su pecho, que ahora brillaba con mayor intensidad.

—¿Cómo sigues lectora de estrellas? — el hombre se acercó más a la cama donde la joven se encontraba —Gracias por avisarme que Danica ya había despertado.

—Un placer trabajar con usted señor.

Danica empezó a buscar aquella persona que había hablado desde la habitación, pero solo se encontró a la pelirroja y al hombre que comía algunas semillas de una bolsa; Danica sintió pánico por todas las emociones que estaba sintiendo en ese momento, sobre todo cuando ambos no dejaban de decirle que era lo mejor para ella, órdenes que evitaban que fuera a la ventana.

—Señor, la señorita Danica está a punto de tener un ataque de pánico— Pepper fue la primera en alejarse para permitirle que respirara y buscar ayuda de una persona, pero Stark no se alejó, al contrario, se acercó para tomarle la mano.

—No me toques— le gritó Danica para alejarse de aquel hombre y mirarlo con puro terror —¿Por qué quieres ayudarme ahora y no cuando me dejaste con aquellos que eran nuestros secuestradores?

—Porque no salvaste a Yinsen— le respondió sin pensarlo, y sintió culpa al observar la misma expresión en la cara de la joven que cuando la abandono.

—¡Eso no me convierte en culpable! —gritó nuevamente Danica, los lectores de estrellas no eran conocidos por ser rencorosos, pero ella era la excepción por todo lo que vivió y por tener el destino de alguien más en sus ojos —Yinsen era el único amigo que había hecho desde que abandoné mi hogar, mis costumbres y a mi familia; mis hermanos solo sabían que algún día me iría del lugar por lo que había leído en las estrellas, solo les deje una carta aquella noche —Danica empezó a llorar imaginando como estaría su familia, sin ninguna noticia de ella —Aquellos hombres me torturaron cuando se enteraron de mis dones, me forzaron a utilizarlos en personas que no hacían lo correcto, la única vez que utilice mis dones para personas que lo merecían fueron ustedes dos, y no pude utilizar mis dones en la única persona que nunca me juzgo por ser diferente, fue asesinada frente a mis ojos, sin poder acercarme a utilizar los dones que las estrellas me entregaron y los antiguos cuidadores me enseñaron.

Danica sintió unos brazos a su alrededor y solo pudo respirar un aroma que no le recordaba a casa, pero sí la hacía sentir en ella.