010

1.2K 156 4
                                        

Danica no podía creer lo que estaba a su alrededor, era un paraíso invernal, la nieve caía en todos sus brazos; su sonrisa se hizo mucho más grande al quitarse sus zapatos y sentir la fría nieve abajo de ella, era como cuando era una niña y no tenía nada de responsabilidades y podría perderse por las llanuras blancas que protegían a su aldea; Danica empezó a correr y por cada pisada, la emoción recorría su cuerpo al saber que pronto estaría en casa, reconoció aquellos árboles en cualquier lugar, eran árboles que no veía en Nueva York, eran árboles que sus hermanos habían cuidado desde que ella era pequeña, era lo que la hacía sentir en casa.

Abrió los ojos, se levantó de la cama y vio todo a su alrededor, el cuarto si era blanco como ella recordaba los paisajes de su aldea, sin embargo, no sintió el aire frío que sentía cada vez que despertaba y abría sus ventanas antes de iniciar el día como cuidadora; ahora sola escuchaba el ruido de la ciudad que nunca dormía, Danica no sabía que tan sola se iba a sentir al cumplir con el destino que querían las estrellas de ella; se dejó caer en su cama, viendo el techo blanco cerró los ojos, intentando imaginar las risas de sus sobrinos o los niños que llegaban a la casa de cuidadores; como la nieve caía del cielo lleno de estrellas y como su diario siempre estaba en su bolsillo.

Danica suspiro al saber que no podría conciliar el sueño, por lo que mejor se puso hacer lo único que podía en este mundo tan diferente, camino hacia su ventana y recorrió las cortinas de su habitación para ver el cielo y los mensajes que tenían para Stark, aunque ya había aprendido que a él no le gustaba seguir los grandes consejos que los dioses le decían, pero ella había crecido con eso y no cambiaría de opinión en lo que le correspondía.

—Buenos días, Eddie— empezó la llamada —¿Cómo te sientes?

—Como siempre me he sentido lectora de estrellas— comentó Stark moviendo ligeramente la mano, no dándole la importancia —¿Algo importante que me quieras decir?

—Lo mismo de siempre, tienes que ir con tus cuidadores para que sepan que es lo que te está dañando.

—Te he dicho que me siento perfectamente.

—¿No has sentido cambios en ti mismo que te impiden hacer otras actividades?— Hubo un silencio y Danica apretó su mandíbula sabiendo que cuando el dueño de sus estrellas no podría mentirle —¿Eddie?

—No hay nada que pueda ocultarte, ¿cierto?

—¿En qué parte del país estás ahora? Sabía que no debía irme tan lejos de ti, pero…

—Tranquila Danica— le dijo mientras hacía las señas con sus manos para que respirara —Te fuiste porque debías aprender sobre el mundo en el que ahora vives.

—Pero, no necesito aprender de este mundo si no estoy ahí contigo para ayudarte a cumplir tu destino.

Hubo un silencio mientras Danica respiraba y decía los mantras que aprendió como cuidadora, evitando que los dioses se molestaran si vieran que estaba sus dones sobre ella misma, pero solo eran palabras, no lo estaba haciendo para curarse.

—Happy pasará por ti en tu departamento— comentó después de unos segundos al ver cómo sus ojos azules volvían a recuperar ese brillo característico que admiro cuando se conocieron desde que se conocieron.

—¿Quieres que te acompañe en tus actividades cotidianas?

—Tengo que admitir que algo me está pasando— dijo en voz baja mientras seguía caminando por todo su laboratorio.

—Enséñame tu cuello, por favor.

—No tengo nada lectora de estrellas— después dejó el teléfono en la mesa —Tengo cosas que hacer, te veo en Miami.

La llamada terminó antes pudiera decir más cosas Danica, poco a poco las lágrimas entorpecieron su vista para empezar a empacar las pocas pertenencias que había adquirido desde que Stark la había mandado a Nueva York para que aprendiera lo que era la humanidad, sus costumbres y, aunque ninguno de los dos quisiera decirlo en voz alta, para evitar que recordaran su época cuando a ambos les quitaron su libertad; era como si supieran que con tan solo estar juntos iban a pasar tragedias.

La gente se le quedaba viendo extraño al verla sin algún abrigo y dejando que la nieve cayera sobre ella, Danica sentía el frío, sin embargo, después de tener aquel sueño de su antiguo hogar, se preguntaba si la nieve siempre había sido tan nostálgica o era porque se sentía sola, todo a su alrededor era tan diferente a como pensaba que iban a hacer las otras civilizaciones como la anciana les platicaba; se puso a imaginar cómo sería su regreso a su aldea, ¿las personas la aceptarían con los brazos abiertos? O, ¿no dejarían que entrara por desobedecer a los dioses en las estrellas?

—Buenas tardes, señorita— Danica levantó la mirada y le regaló una sonrisa a quien empezaba a considerar un gran amigo.

—Hola Happy— Danica se levantó del piso y agarró su maleta —Ya te había dicho que me dijeras por mi nombre.

—Lo siento, la costumbre de tener este puesto.

—Está bien, es un trabajo muy noble— suspiro un poco al ver como se alejaban más de la ciudad —Al parecer, ambos estamos dispuestos a dejar todo para cuidar a una persona.

—Aunque sea muy difícil lograrlo— dijo Happy mientras la miraba por el retrovisor —Tony no es alguien que se deje guiar por la sociedad o por lo que las demás personas quieren.

—Sí, es algo que aún me cuesta comprender de su persona— después le dio una mueca —Pero, no deje Lemaire para dejarme vencer por un hombre orgulloso y arrogante.

—Y eso, ¿en qué nos convierte?—
Danica soltó una risa y por un momento, se olvidó de su hogar, estaba bien en Nueva York si estaban personas que le hicieran compañía y comprendían lo que ella sentía.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 28 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

The Wrong Sky ⋆ Tony StarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora