XX

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Advertencias: para leer esta segunda parte y comprenderla debes haber leído previamente Kilig. Omegaverse.

Wooyoung se sentó en el suelo, importándole poco si sus rodillas quedaban sucias, y miró en silencio las flores que decoraban la tumba, todas vivas y brillantes

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Wooyoung se sentó en el suelo, importándole poco si sus rodillas quedaban sucias, y miró en silencio las flores que decoraban la tumba, todas vivas y brillantes.

Le recordaron mucho a Leedo en sus mejores días, antes de que Xion fuera a la cárcel, sonriendo sin preocupación alguna, y se prometió que lo iba a recordar así. Lo iba a recordar como el alfa amable, preocupado y de buen corazón que fue su amigo cuando estaba solo en ese lugar, sin nadie que le hiciera compañía alguna.

―Gracias ―dijo en voz baja, aferrándose al ramo de claveles que llevó―, por salvar a Seonghwa. Por... Por ser mi amigo ―su voz se quebró―. Lo siento tanto, Leedo...

Comenzó a llorar, pero agradeció que ni Seonghwa ni Jongho le hubieran acompañado porque necesitaba hacer eso sin nadie allí. Porque necesitaba despedirse a solas de Leedo. Porque necesitaba llorar sin que nadie le mirara.

―Lamento todas las cosas que dije ―se disculpó mirando el retrato de Leedo, donde sostenía a Jisung entre sus brazos, sonriendo por la felicidad―, sólo... yo estaba tan herido y triste, tan... tan solo, y tú lo único que querías era ayudarme... ―frotó sus ojos, tratando de calmarse―. Si yo no... Si yo no hubiera amado tanto a Seonghwa, y tú no hubieras amado tanto a Xion, de seguro habríamos sido pareja, ¿no es así, Leedo?

Comenzó a ubicar el ramo de flores entre el resto de coronas alrededor de la tumba, teniendo especial cuidado de no dañar ninguna.

―Perdón también por las últimas peleas ―le dijo con voz suave―, no tuvimos que habernos comportado, ¿así? ―suspiró, agotado―. Eso es lo que más me duele, Leedo, de todo lo que pasó, que hayamos estado peleando como niños pequeños cuando antes nos entendíamos muy bien ―limpió sus mejillas―. Ambos merecíamos cosas mejores.

Se forzó a tomar aire para calmarse, para no dejar que la pena y el dolor le invadieran. No quería convertirse en alguien triste por la pérdida de su mejor amigo, no quería recordar a Leedo de esa forma, así que respiró con profundidad.

―Gracias por amarme, por ser mi amigo ―continuó poniéndose de pie―, gracias por salvar a Seonghwa y permitirme ser feliz, Leedo. Voy a preocuparme de Jisung y encargarme que nunca te olvide ―sonrió débilmente―. Te has convertido en un héroe, ¿no, Leedo?

Sorbió por su nariz, envolviéndose en su abrigo porque los días se estaban tornando más fríos.

―Vendré a visitarte otra vez ―prometió―, no voy a olvidarte ―tragó saliva―. Hasta... hasta pronto, Leedo.

Limpió sus ojos, observando también las otras tumbas que había visitado antes, dejando la de su amigo para el final: YuQi, CaoLu, YīngNán...

En todas había dejado un ramo de flores porque todos habían sido sus compañeros, y aunque a algunos los conocía más, a otros menos, los había apreciado por completo por haber sido partícipes de esa lucha. Por haber sido parte de su vida.

Yuanfen || SeongWooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora