• capítulo 2 •

976 81 35
                                    

HACE 2 AÑOS

Ya perdía las esperanzas acerca de Noah, veía como el tiempo pasaba y mi corazón se rompía más y más. El amor de mi vida podría estar muerto, o ni siquiera podría estar aquí, en esta ciudad, y yo triste, pensando de que sigue en pie; bueno, habían encontrado un cadaver con el cuál decían que era el de Noah, pero más tarde confirmaron que no era de el.
Dios, ¿donde estarás Noah? ¿Que te habrá pasado? ¿Estarás bien?

Salí de mis pensamientos al escuchar mi teléfono, era Jackson, un amigo mío. Había entrado cuando estaba en 3er año, y ahora trabaja conmigo, bueno, trabajamos en una cadena de comida rápida local, y bueno, los dos eramos expertos en el delivery en patines, simplemente increible. Sin tanto rodeo, le respondí y casi mis timpanos se extinguen

―A VER PENDEJA, ¿TE PARECE NO APURARTE PARA VENIR?― Me aturdió horrible este zopenco del culo, a veces lo odio pero lo amo a pesar de todo. ―¿Acaso estás melancólica otra vez?― Dijo bajando un poco su tono de voz

―Algo, creo que sí.― Suspiró, a veces me viene la tristeza, y no entiendo porqué. Trato de no pensar en cosas malas, o de imaginar de que algo horrible le está pasando.
―Amiga, ya te dije que puedo presentarte a unos amigos.― Habló algo frustrado, odio mis cambios repentinos de humor o de mi depresión. ―Debes olvidarte de ese estúpido.―
―Ha pasado tanto tiempo, que no sé si quiero a alguien más.― Con tristeza, peiné un poco mi cabello y lo sujeté con una liga, debía ser fuerte a pesar de todo. ―Dame unos 5 minutos

HACE UNAS SEMANAS

Hoy era un día recurrente y normal, volvía de mi trabajo, en mis patines, sin darle atención al mundo más que para andar con cuidado ya que debía ver las señales y todo eso; en fin, ya llegaba a mi casa después de un arduo turno, debía descansar muchísimo debido a que me tocaba turno nocturno hoy, eso que los turnos nocturnos son lo peor de este mundo.

Mi mamá estaba de viaje, mi papá estaría llegando un poco tarde, pero no estaba sola en casa. Como mi papá solo se queda unos momentos en mi casa, yo voy a menudo (debería decir diario) a ayudar y cuidar la casa, a Holly, (y no olvidemos a mi precioso Oliver)

Maddie ya tenía 21 años, sin embargo, vivía en mi casa ya que estaba estudiando abogacía. Holly tenía 11 años, y la verdad, parecía de 16, pero bueno, igual iba a cuidarla. Tanto me distraje con mis pensamientos, tantísimo, que recuerdo haber tropezado con mis pies y caer encima de alguien.

―Perdona, no te ví...― Dijimos al unisono, demonios, era un chico. Se levantó rápidamente y me ayudo a levantarme extendiendo su mano hacía mí. Me devolví al espacio, estaba en la casa de los Schnapp y había chocado con un chico, por no fijarme en nada de lo que iba haciendo sino en que si Maddie estaría de nuevo con sus leyes raras, bueno, yo también estoy estudiando, Psicología en mejor caso, ya en unos días vuelvo. EN FIN, dioss, me voy tanto de tema.
―Perdona, ando demasiado perdido.― Dijo el chico, sacudiendose un poco, se arregló el cabello y me miró a los ojos. Quedé hipnotizada, mierda, estaba petrificada; eran aquellos ojos verdes atrapantes, una sonrisa cálida y perfecta más un cabello algo largo y desarreglado, pero era simplemente per...un momento, acaso ese, no...no no.

Mi cabeza estaba en un lapso de confusión, ese no podía ser el Noah Schnapp que había desaparecido hace 6 años, ¿o sí?, ERA ALTÍSIMO. NO, NO PODÍA SER EL.
―¿Cuando llegaste aquí?― Pregunté curiosa, sonriendo un poco. No quería parecer una mogólica de 50 años tratando de buscar quien mierda era, pero en fin, disimulaba.

―Hace unos minutos, he estado perdido algunos días, pero nada, daba vueltas por el vecinadario y este lugar me pareció familiar.― Explicó mientras se ayudaba con las manos, parecía haber notado que estaban algo sucias y lastimadas, no le dí mucha atención a esos detalles pero los ví de pasada. ―Este niño, Noah, ¿vivía aquí?― Creo que es el, ¿que clase de extraño haría esa pregunta recién al llegar? Lo miré extrañada, se notó en mi rostro (quizás de más) ya que cambió su expresión un poco, como queriendo saber algo.
―Sí, esta es la casa de su familia, y hasta antes de desaparecer vivía aquí.―

―Noah.― Habló rapidamente, observando el cartel viejo que sostenían sus manos. Luego, levantó la mirada y me miró con sorpresa.
―Así es, Noah Schn..― Intenté responder acercándome a el, como para indicarle un número por si lo veía.
―Yo me llamo Noah, soy Noah.― Contó tembloroso, realmente, sus manos temblaban y su mirada era preocupante, ¿el era Noah? ―Creo que este soy yo.―
―¿Tú?― Y en ese momento, soltó el papel y cayó en mis brazos, se había desmayado, estaba realmente inconsciente, mientras que yo no estaba del todo segura que fuera...

(..)
―...Noah.― Dijo Claire, terminando de revisarle la presión. Sacó de un cajón una pequeña bolsita que decía "ADN" y me la entregó. ―Gracias al cabello de su mamá, comprobé que era el.―
―¿QUÉ?― No podía seguir, ni creerlo, ese chico que estaba en mi cama, ¿era Noah? ¿¡ERA NOAH?! DEMONIOS.

Estaba absolutamente cambiado, su cabello estaba algo largo y desarreglado, era alto, en su rostro tenía alguna que otra lastimadura, pero no tanto como en todo su cuerpo.
Traía una remera con rayas rojas y blancas, unos jeans negros terminando con, creería que unas zapatillas verdes.

En su muñeca, se distinguía una gran mancha verde, que yo, (y Claire) pensando que era suciedad o algún plumón casi se la refriego con agua, sin embargo más tarde comprendí que no se podía quitar.

No podía creerlo.

AHORA.

Abrió sus ojos asustado, como si estuviera en un trance durante el tiempo que le tomé la mano, y me miró asustado. A pesar del tiempo que había pasado, yo no podía ni pensar ni imaginarme que ese sería Noah.

―Tú, tú eres la chica de mi sueño.― Murmuró tomandose la cabeza con las manos, se veía confundido y mareado. ¿Qué rayos había pasado con el? ―Cada vez que dormía, una chica vestida de blanco, con tu rostro, gritaba mi nombre y un apellido que se me hace familiar.―
―Schnapp.― Contesté. ―Debe haber sido tu apellido.―

―Yo...yo...― Balbuceaba y no podía entederlo demasiado, asi que solo me senté en el pie de la cama y lo tomé de nuevo, pero de la muñeca.

Sus ojos se pusieron blancos, se sacudía incansablemente y yo lo miraba asustada, todo era tan extraño en el, hasta que alguien tocó la puerta y lo solté. Debe haber sido Maddie, le dije que llamara a la madre de Noah, para que viniera a verlo y a reconocerlo mejor.
―¿Quién es?― Pregunté a lo lejos, sin levantarme a abrir.
―Soy Karine, ¿puedo pasar?― Era su mamá, y acepté sin pensarlo. Al decirle que sí, entró rapido pero tranquila, asi fue como vió a su hijo, sentado, con los ojos blancos, mientras dejaba de temblar de a poco.

Ambas mirabamos asustadas. Al volverse lentamente normal, sus ojos verdes se enfocaron en su mamá, sonriendo de oreja a oreja, al mismo tiempo que sus ojos se cristalizaban.
―Mamá, te extrañé tanto..― Sonreí igualmente, su mamá se acerco corriendo a darle un gran abrazo. Sentí tanto alivio al verlo que recordaba a su mamá, estaba tan feliz.
―Hijito, bebé mío...yo te extrañé a tí.― Llorabamos de felicidad, lo habíamos recuperado.
―Me hiciste tanta falta mamá..― Se separaron del abrazo y ví como recordaba su bella sonrisa de cuando era pequeño. ―Esta habitación es la de _________, si mal no recuerdo, ¿la viste?―

―Noah..― Le dijo su mamá, y se apartó de la cama. La miré asustada, aunque estaba tan emocionada como ella, por lo menos había recordado mi nombre.
Su sorpresa, su carita, su boca formando una "O" y sus ojitos mirandome de pies a cabeza.
―___________, dios, ¡___________!― Se levantó de un salto de la cama, y me abrazó profundamente, dándome besitos en el cachete. Me habían devuelto el mundo y la felicidad, por fin.

―Te extrañé tanto, hermosa.―
―Yo a tí.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Feb 21, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝒉𝒆𝒓𝒆𝒅𝒆𝒓𝒐 𝒎𝒐𝒍𝒆𝒔𝒕𝒐Donde viven las historias. Descúbrelo ahora