Mi bella Catrina : El fin del ciclo

Capitulo 1

Aguascalientes una bella ciudad de México, vive una bella chica llamada Aequat Omnes Cines, su pelo era negro como el carbón y su estatura rondaba por el metro y setenta; sus ojos son cafés y es un poco delgada. Hoy es 26 de noviembre faltaba una semana para que Aequat cumpliera sus dieciocho. Aequat no le gustaba tener muchos amigos, ni ser la más popular en el colegio, ella solo tenía dos amigos Juana y Santiago. Juana era muy parecida a Aequat, solo que Juana es pelirroja; es un poco más pequeña y Santiago andaba por el alrededor del metro y noventa, es delgado y sus ojos son verdes y su pelo era castaño.

Aequat estaba en su cuarto y su mama le pego un grito y dijo que iba a ir a comprar unas cosas para la fiesta que le iban hacer un día antes de su cumpleaños. Ella bajo las escaleras y vio salir a su madre por la puerta y meterse al carro, la casa de Aequat no estaba en un lugar céntrico, los vecinos más cercanos estaban como a quinientos metros. Aequat empezó a preparar la cena, encendió la tele y puso TLC; saco las verduras y empezó a picarlas hasta que oyó pasos debajo de su casa, ósea en el sótano.

Aequat toco el botón que encendía la luz del sótano y empezó a bajar las escaleras, los pasos ya no se oían lo que a Aequat le pareció un poco extraño y le causó un poco de miedo, ella llevaba un cuchillo en sus manos pensando de que alguien le iba a hacer daño. Llegando al final del sótano hecho una mirada panorámica y vio en el escritorio donde su mama tejía un libro abierto. Aequat se dirigió a él y empezó a leerlo, decía:

“Querida Karen,

Ya el ciclo está a punto de terminar, ya tenemos los once colores del ciclo, solo nos hace falta uno. El oráculo nos ha dicho y nos ha revelado quien es la siguiente y la última. Las otras no pudieron cumplir la misión, espero que ella lo pueda ser, la siguiente es…”

-Que estás leyendo

Fue interrumpida por su madre, Aequat se quedó paralizada y no dijo ni una sola palabra, su madre se le acerco y agarro el papel y le empezó a leer.

-¿Quién te ha dado esto?

-No me lo ha dado nadie, oí pasos abajo, sonaban como si anduviera tacones, entonces baje y ya no había nadie; esto estaba aquí y no lo había visto jamás, entonces lo leí

-Rorely ha estado aquí

-¿Rorely, quien es ella?

-Mira hija aun no te puedo decir nada ocupamos que cumplas los dieciocho

-Pero mama, ya me has dejado con la intriga

-Lo siento hija, pero no puedo hacer nada. Sube a tu cuarto.

Karen era de estatura mediana y era un poco más gruesa que su hija, sus ojos son de color café. Aequat subió a su cuarto, su cuarto era grande y estaba pintado de morado, morado era su color favorito y la mayoría de su ropa era de ese color. Ella se quedó un poco molesta, Aequat era una mujer que no la podía dejar con intriga porque es una mujer que le gusta el misterio y saber todo. Ella empezó a buscar en internet sobre el oráculo, puso palabras claves como el “oráculo” y “ciclo de doce colores”, no le salía nada que le importara mucho hasta que uno de todas las páginas web decía “La calavera garbanza”. Aequat entro a esa página vio que decía:

“ En el año 1913, Diego Rivera público en el periódico un tema que hablara de las calaveras garbanzas o actualmente conocidas como las Catrinas, se dice que este señor hizo este mito por las indígenas que se hacían pasar por europeas poniéndose el vestuario que era un sombrero francés con plumas de avestruz y su vestido, pero nadie conocía su verdad, él fue a visitar el 2 de noviembre al cementerio a su madre a medianoche, cuando de repente vio pasar a lo lejos una figura que no tenía cara si no que era de esqueleto. La ciudad que es conocida por este mito es Aguascalientes de México, se dicen que se han visto catrinas, pero no hay nada que asegure su existencia”

Aequat vio a la derecha en la parte de abajo de la computadora la hora y eran las diez de la noche, cerro la computadora, apago la luz y se acostó a dormir.