Capitulo 3

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El reloj indicaba que eran las seis de la mañana, por lo que la alarma empezó a sonar, Aequat se levantó y se dirigió a su baño. Puso música y se metió a la ducha, salió y se puso una camisa de tirantes que tenía rasgado atrás, un jeans de color morado y sus botas preferidas, agarro su maletín y sus gafas de sol.

-¿Tendré que llevar sueta?

Se fijó por la ventana

-No, creo que no…

Aequat vio que en el piso a la par de la ventana había una pluma de color verde

-¿Qué es esto? ¡Mama!

-¿¡Sí!?

Su madre estaba abajo, así que Aequat bajo muy rápido y se dirigió a su madre que estaba sentada en la mesa desayunando.

-Mama, ¿esta pluma es tuya?

-Regina (dijo ente dientes)

-¿Qué dijiste?

-Si es mío seguro cuando bajaste al sótano se te pego en el pie

-Hablando de cosas que pasan en el sótano, ¿hoy me vas a decir que es?

-Ya te dije que te voy a decir el 2 de noviembre, el día de tu cumpleaños

-Ok, ok

Aequat agarro un pan de la mesa y agarro las llaves de su bocho morado y se fue directo a su colegio, puso la radio, pito dos veces despidiéndose de su madre y se puso en camino, ella cantaba todas las canciones que sonaba la radio. Cuando llevaba como cinco kilómetros el bocho empezó a sonar raro y empezó a quedarse varado, hasta que se dejó de mover. Quedo en la calle donde faltaba como tres kilómetros para llegar al centro. Aequat se bajó y cerró la puerta, abrió la tapa del bicho y salió mucho humo, que hizo toser a Aequat.

-Lo que faltaba, sueño raro y ahora esto,¡ y ahora que va a llover!

El sol fue cubierto por nubes grises que se aproximaron y empezó a llover muy fuerte. Aequat se quiso meter al carro, pero no pudo porque había dejado las llaves adentro y había cerrado la puerta con seguro.

-¡Este maldito carro!, ya la verdad no puede ser peor

Aequat empezó a pegarle al carro e hizo sonar la alarma de su carro. De repente pasó un carro del año de color negro y al parecer era nuevo porque no tenía placas, solo el papel de autorización de circulación en el parabrisas. Se detuvo y bajo la ventana y era un muchacho, llevaba lentes de sol y su pelo era de color negro y un poco corto, desde el punto de Aequat se veía que media como un metro noventa y que iba al gimnasio a diario.

-¿Ocupas que te lleve?

-Por favor

-Pero por favor sécate

Echo unas risas y se quitó los anteojos y los puso en su camisa. El color de sus ojos era negro. Puso un abrigo en el asiento.

-Era una broma, pasa

Aequat pasó y cerró la puerta y el muchacho se puso en camino.

-¿Cómo te llamas?

-Aequat, ¿y tú?

-¿Aequat?, que nombre más raro, parece un nombre de un correcto o algo por el estilo. Es mentira es interesante, original y bonito. Yo me llamo Enrique Rivera.

-Mucho gusto Enrique, un no placer conocerlo

-Igual digo

Los se empezaron a reír y Enrique prendió el radio, sonó la canción favorita de Aequat y justamente cuando iba a cantarla Enrique se le adelanto y los dos empezaron a cantar juntos.

-¿Vas para el Colegio Diego Rivera?

-Si

-A bueno vamos al mismo lugar

-¿En qué año estas?, nunca te he visto

-Soy nuevo, hoy es mi primer día; estoy en duodécimo

-Estas en mí mismo año

-Ay no que pereza…

Enrique se echó unas carcajadas.

-¿Por qué te llamas así?

-Bueno, mi nombre proviene de un lenguaje indígena y Aequat significa muerte

-¿Muerte, y porque te querrían poner así?

-Porque nací el 2 de noviembre y como es el día de los muertos me pusieron así

-Que interesante

-¿Y tú eres de este país?, ese acento no se me hace conocido

-No yo no soy de aquí, yo soy español y ahorita mi acento esta mesclado con el castellano y el español de España

-Con razón

-Y tu querida, ¿tienes novio?

-Eh no, ¿y tú?

-Claro

-¿Cómo se llama ella?

-La verdad es que tengo muchas novias. La que más amo se llama celular y las otras tres se llama compu, tele y carro.

-Entonces ahorita estoy con tu novia, me saludas a las otras

Y los dos se empezaron a reír.

-No querida, no tengo

Llegaron al colegio y Enrique entro al parqueo del colegio; se estaciono y apago el carro.

-Bueno ya me hemos llegado

Aún seguía lloviendo, entonces abrió las puertas; salió del carro con una sombrilla y le abrió la puerta a Aequat.

-Oh, gracias

-Todo para usted My Lady, tú me tienes que enseñar el colegio, no lo cosco. Y como buena estudiante tienes que hacerlo

-Está bien

Se fueron caminando hasta la puerta principal del colegio y Aequat empezó a señalarle los pasillos y las clases de cada materia, no pasaron ni cinco minutos cuando se oyó a lo lejos un grito, era Juana

Mi bella Catrina : El fin del cicloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora