"Percepción"
Sostenía el blaster entre mis manos, el arma temblaba.
Solo aprieta el gatillo.
Estaba de pie junto al acantilado. Mi cabello castaño susurraba al viento, el cuero de mi chaqueta soplaba junto con la brisa.
Tira de él.
Mi dedo se posó sobre el gatillo, con mis ojos muy abiertos y mi respiración temblando en jadeos.
¡Tira de él!
Y luego se dio vuelta.
Sus oscuro ojos se clavaron en mí, entrecerrados. Él alcanzó su cinturón para alcanzar su propio desintegrador y yo moví mi arma más cerca hacia él.
"No te muevas". Mi voz era firme, pero vacilante. Esperaba que no pudiera escuchar mis dudas.
"¿Vas a dispararme, princesa?"
Pensé en el precio por su cabeza, la nave que podría comprar con ello. Podría dejar este maldito planeta de una vez por todas.
Pero ¿vale la pena?
"Te dispararé. ¡Levanta las manos!"
Han me miraba con la cabeza inclinada, la forma en que sus ojos se perdían mientras pensaba. Sus manos se levantaron ligeramente, me miró con una ceja levantada. "Entonces dispárame".
Me congelé, me temblaban las manos.
Dispárale.
Es el momento que estaba esperando. Lo había estado rastreando durante días, perdiéndolo de vista momentáneamente mientras atravesaba Kessel Run. Pero aquí está, parado frente a mí. Indefenso.
Esa debió ser la situación perfecta. Pero, esto no es lo que quería en absoluto.
Llegué a sentir pena por él. Vi cómo fue traicionado, he visto cómo le duele, cómo es algo que se aloja en su alma tan profundamente que no se puede eliminar.
He llegado a sentir algo cuando veo esos ojos, cuando veo esa maldita sonrisa. Y oh, esa sonrisa.
"Continua. Hazlo." Su voz me asustó. Él todavía me estaba mirando, una sonrisa sarcástica se extendió hasta sus mejillas.
Lo miré, mis dedos presionaron aún más contra el gatillo. Sin embargo, no pude empujarlo más. Dejé que mis dedos liberaran la tensión, el bláster golpeó mis pies.
"No puedo", respiré hondo sacudiendo la cabeza. Pero la comprensión de repente se hunde en lo que acababa de hacer. "No", dije mirando a Han. Pero es demasiado tarde. Su desintegrador ya estaba apuntando hacia mí.
Tragué pesado mientras retrocedía. Abrí mucho los ojos algo asustada, ¿es así como moriría? ¿A manos de él, el hombre al que me enviaron a matar, el hombre al que me negué a disparar? ¿El hombre del que me estaba enamorando?
"¡Manos arriba!" Me señaló con el desintegrador. "¿Quién eres tú?"
No dije nada, levantando las manos.
"¿Dije quién eres?"
Las palabras no salían de mi boca. "(T/N), cazarrecompensas. Miembro de los gusanos blancos, ex scrumrat. Enviada por Lady Proxima."
La cara de Han se solidifica en una línea fría. Levantó el desintegrador otra vez, amenazadoramente. "¿Por qué me dejaste vivir?"
Suspiré "Demasiada matanza". Cerré los ojos. "No puedo. Te he estado siguiendo por días. Es como si te conociera. No puedo matar a alguien que ha pasado por tanto dolor".
"Proxima te matará".
"Lo sé", dije patéticamente, la desesperación llenó mi mente. "Solo hazlo rápido, ¿de acuerdo?" Cerré nuevamente los ojos. "Solo date prisa y hazlo".
Estaba temblando.
No pasaba nada así que abrí los ojos un poco. El desintegrador ya no me estaba apuntando, y Han en cambio negó con la cabeza.
"He sido un scrumrat". Él sostenía su desintegrador en su mano, sacudiéndolo. "Sal de aquí".
Fruncí el ceño "¿No me matarás?"
Han simplemente caminó en la dirección opuesta. "Si no lo hago, Proxima lo hará".
"Si ella me envía de vuelta a matarte, no dudaré en hacerlo".
Han se encogió de hombros. "Yo tampoco lo dudaré, niña".
Parpadeé confusa y mi voz se volvió más fuerte, más enojada. "¡Tengo la misma edad que tú!"
"Se trata de la percepción. Nos vemos. Niña."
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Último del día.
Vuelvo en unos días con más. ✨
(Acepto sugerencias sobre de quiénes más quieren leer, jsjsjs).
Bais.
