Prólogo

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Un chico caminaba desolado por las calles mirando con curiosidad su alrededor, aquella noche las calles estaban especialmente vacías y no escuchaba nada a lo lejos, solo sus pisadas contra los pequeños charcos que habían en los andenes.
Sus movimientos eran perezosos pues estaba muy cansado pero, debía tomar la fuerza que le quedaba y llegar a su departamento.

Aburrido empezó a cantar una lenta melodía que lo había enamorado, su voz eran gentil y suave, recordando la hermosa melodía. Sus manos se movieron un poco con su voz y su ánimo empezó a crecer haciéndolo moverse con emoción por las solas calles hasta que, sintió algo duro contra él. Soltó un quejido ante el dolor y notó que había chocado con un poste, suspiró y siguió caminando, esta vez sin mucha emoción pero, sin dejar de cantar aquella hermosa canción.

Miró a sus laterales y pudo notar al otro lado de la calle a un grupo de amigos realmente animados reír y chillar. Taehyung sonrió ante eso, parecían viejos amigos que apenas se han reencontrado porque, podía escucharlos hablar sobre acontecimientos del pasado.
Era lindo; él había tenido amigos en el pasado pero, estos se habían ido a otros países por la universidad mientras que él tuvo que quedarse.

La situación económica de toda su familia era excelente, eran gente adinerada más sin embargo no habían perdido su humildad y sus hogares no eran ostentosos y llamativos... Eran casas comunes.

Cuando llegó a la suya sonrió, se dirigió a la puerta y la abrió. Pudo escuchar bullicio en el salón y los rápidos trotes de su mascota queriendo llegar hacia él, cuando lo tuvo enfrente lo cargó, Tanie parecía feliz de verlo y no dejaba de lamer su rostro mientras que el chico reía enternecido ante lo precioso que era su perro.

Subió las escaleras y al llegar a su habitación se lanzó en la cama de espaldas, sintiendo los útiles que cargaba en su mochila chuzar en su espalda. Soltó un quejido por ello y lanzó la mochila al otro lado de la habitación. Sintió a Yeontan a su lado y encendió el aire acondicionado para después apagar la luz y dormir. Realmente estaba agotado y solo quería dormir pero, los gritos que empezó a escuchar provenientes de la primera planta lo dejaron completamente aturdido.

Soltando maldiciones se levantó de su cama y despeinando su cabello se quitó los zapatos cambiandolos por sus pantuflas, estando más cómodo volvió a la primera planta dirigiendose al salón. Una vez allí pudo ver a su hermano rodeado de un montón de alfas que desconocía.

La gran cantidad de aromas lo marearon haciendo que se tapara la nariz y quiso carraspear pero, no pudo por lo que, soltó su nariz y lo hizo. Recibiendo la atención de todos en un santiamén.

-Estoy cansado y también vivo aquí, ¿Podrían bajarle el volumen?- murmuró de forma baja y todos asintieron haciéndolo sonreír por lo comprensivos que estaban siendo todos.

-No nos habías dicho que tenías un hermano tan bonito, Nam- escuchó una voz hablar haciéndolo agrandar su sonrisa, ser elogiado era lindo, era agradable y alimentaba su autoestima.

Iba a dirigirse a su habitación pero, alguien llamó a su nombre haciéndolo darse vuelta y ver todo el salón curioso, buscando a la persona que lo llamaba. La voz de este era agradable y aquella generó un cosquilleo en su estómago.

-¿Y si te quedas con nosotros, bonito?- preguntó un alfa azabache de cuerpo fornido y ojos profundos, el aroma de este resaltó haciéndolo suspirar. Era delicioso, café, coco y un aroma realmente masculino que desconocía.

El chico moreno, iba a negar pero, sintió la mano de su hermano Nam arrastrarlo, inevitablemente lo miró como si estuviera de broma y este hizo una seña de que se callara mientras lo sentaba entre él y el chico azabache. Pudo sentir aquel aroma más cerca haciéndolo endulzarse, se estaba emocionando inconscientemente y es que, su corazón se movía de forma apresurada dentro de su caja torácica, como si hubiera salido de una maratón.

-Venga, llevas mucho tiempo sin divertirte, quédate con nosotros- le dijo su hermano peinandole los cabellos de forma lenta. Taehyung sonrió y no tuvo más opción que quedarse en ese lugar rodeado de alfas.

Sinceramente creyó que las cosas se quedarían ahí y que no volvería a interactuar con ninguno de los presentes, a excepción de su hermano, claro. Sin embargo, las cosas no acabaron allí y de esa forma, nació esta historia.

La historia de cómo aquel azabache de delicioso aroma logró conquistar al hermano menor de su mejor amigo.

LINDO OMEGA |𝐊𝐕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora