OCho

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V

ivi observó confundida a el azabache, era totalmente extraño verlo acompañado de alguien como ella.

La realidad era que la relación entre Viví y Nami nunca fue la mejor. La peli naranja era estúpidamente linda y popular, y en silencio Viví era una mujer sencilla que se sentía poca cosa ante tal personaje.

— ¿Estas bien? —pregunto acercando su rostro un poco más al del pelinegro, tiempo después de que la peli naranja se había marchado. Se sentía desconcertada al pensar que Luffy podría volverse cercano a ella. Ese pensamiento la abrumó. 

— Yo... si estoy bien. Supongo. —murmuro porque Luffy no era un tipo que se avergonzaba con facilidad, pero Nami, ella era tan atrevida e irritante.

Vivi arqueó sus cejas y trato de sonreírle con ternura.

Y a Luffy le encantó.

La preciosa chica siempre fue cercana a él, entonces naturalmente Vivi era la mujer que le encantaba y todas esas palabras cursis de las que Usopp se quejaba.

Por supuesto, Monkey D. Luffy era un tipo torpe y lindo y Vivi era... Era la mujer de sus sueños.

Vivi le volvió a sonreír, a veces le resultaba divertido ver al pelinegro ser descuidado.

— Abrieron un nuevo restaurante a la esquina de la escuela. ¿Te gustaría ir? —Vivi se sonrojo solo un poquito.

Quizás ahora podría ser una tarde de Luffy y Vivi.

Le encantaba la idea. — ¿Un nuevo restaurante?— se cruzó de brazos olvidando por completo lo que minutos atrás estaba pensando. Sus ojos brillaron y rápidamente asintió con su cabeza. —¿Como se llama?
.

— Baratie — aseguró parándose aun manteniendo su mirada en la de Luffy. —Nos veremos despues de clases, en la puerta principal. — Agito sus manos en forma de despedida y salió no sin antes hacer una reverencia hacia la pelirrosa que atendía la caja.

Luffy se paro rápidamente de sus lugar. —¡Entonces se lo diré a Usoop! — casi gritó provocando que Vivi gire de vuelta y lo sonriera.

— Solo iremos los dos — nuevamente se giró y salió.

Luffy sonrió.

Su bolígrafo golpeaba su cuaderno mirando ansioso el reloj que colgaba de la pared, faltaban cinco tortuosos minutos para que la jornada de clases terminará

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Su bolígrafo golpeaba su cuaderno mirando ansioso el reloj que colgaba de la pared, faltaban cinco tortuosos minutos para que la jornada de clases terminará. No prestó atención durante toda la clase por estar dando vueltas el asunto de que saldría con Vivi.

Una cita

Ese pensamiento inocente habia cruzado por horas dentro de su cabeza y cierto sentimiento parecía burbujear desde el fondo de su corazón.

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⏰ Última actualización: Feb 11 ⏰

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