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-Amama- Aradia hablaba con Ángel esperando respuesta.

Ángel simplemente le cubrió su boquita con toda la pena del infierno.

Lilith les había ayudado a cuidar a sus hijos y protegerlos.

Justo ahora un ángel se paseaba por la casa donde se refugiaban.

Ángel intentaba no llorar y abrazaba a sus hijos con todas sus fuerzas haciendo que ellos estuvieran callados.

Lilith estaba lista con su tridente para atacar si fuera necesario.

La sombra se vio por la sombra que la puerta daba.

El ángel les miro y de inmediato saco su arma.

Lilith al ser tal habilidosa y rápida atacó y se dejó llevar por su sed de sangre.

Un Ángel menos.

Ángel miro a su hija para ver cómo estaba completamente entretenida con su juguete.

Abigor dormía.

Ángel solo quería que todo aquello acabara.

Sonrío por un momento y miro ese anillo en su mano izquierda.

-Quería hacerlo bien-
El venado colocó el anillo en su mano sorprendiéndolo.
-Vuelve o lo tirare lejos-
-Volveré-

Sonrío, nunca pensó que el pensara en casarse con alguien de su nivel.

-Ángel,cariño,estás bien?-

Lilith le miro con su rostro algo intrigado, pues el simple hecho de que el otro mirara como degollaba un ángel la hacía sentir algo mal.

-Si mi reina-

La madre de los demonios se sentó junto al albino para darle un poco de su apoyo.

-Mi prometido está en una guerra,Lilith nose que haría si el no está conmigo- Ángel parecía querer llorar.

-Oh cariño, ahora imagina estar en mi lugar, mi hija y mi esposo están en esa guerra junto a todos mis otros hijos, si uno pierde, todos perdemos-

Ángel no pensó en ello, no perdería tanto a comparación con los reyes.

La sombra de Alastor se hizo presente.

-Hola,cómo está mi venadito?-

La sombra hacía expresiones y jugaba con ella misma para dar a entender que Alastor estaba trabajando y batallando muy duro.

Ángel por un momento quiso llorar, pensó en que el debería estar peleando junto a su venadito.

-Ayúdalo y cuídalo mucho, si?-

-Creo que el todo poderoso le tiene miedo a tus hijos-

Lilith le miro.

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-Jajajaja- los colmillos se podían observarse por la boca de la chica.

-Es enserio?, Dios tenía miedo de unos bebés?-El chico estaba con una sonrisa de burla.

-No mames-

-Hey niña cuida tu lenguaje-

-Perdón mamá-

-Sigue con la historia mamá-

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-No mames- Dijo Ángel cuando escuchó a la reina.

-Será mejor que la sombra se vaya ahora, ayúdalos- Miro directamente a la sombra y está de inmediato se largo.

Desprevenidos llegó un ángel y se llevó a su pequeña.

Ángel grito, Lilith sonrío.

Aradia reía fuertemente por sentir el viento en su rostro.

Por un momento el ángel paró y la miro atentamente, era una demonio muy hermosa, como esa pequeña podía ser hija de tal demonio.

Mientras sonreía por ver a la pequeña feliz y olvidar el pedido del amo del paraiso, las sombras iban en su mejor posición de cacería.

El ángel se dio cuenta muy tarde,para cuando quiso escapar las sombras hambrientas ya habían preparado sus dientes y comenzaron a comer, provocando que Aradia fuera tirada al suelo.

La bebé escuchaba los gritos horrorizados, intentaba múltiples veces enderezarse para ver el show.

Cuando lo logró pudo apreciarlo entre las hojas y árboles del lugar.

Comenzó a reír por la escena provocando que las sombras le miraran, le sonrieron contagiándose de la hermosa risa maquiavélica.

La bebé comenzó a ser elevada por una de ellas que aparentaba ser una chica.

Entre chillidos y risas de la bebé, esta fue devuelta a los brazos de su madre.

-Ay mi niña- la abrazó y la pegó fuerte a su cuerpo.

Por detrás de el estaba Lilith con Abigor en brazos.

-Gracias- Ángel miro a las sombras- veo que han comido muy bien, sigan comiendo-

Ángel volvió dentro de la cabaña que les habían prestado para esconderse.

-Quien lo diría, mi esposo es el mejor demonio- Lilith comenzó a hablar- Tus hijos están maldecidos por el-

Ángel sonrío, Lucifer en verdad era un abuelo.

Las trompetas comenzaron a soñar y todos Los Angeles daban el aviso de retirada.

-Cariño, Bebé - Lilith visualizó a su familia apareciendo frente a ellos.

La reine puso en brazos de mamá al bebé y fue para cargar y abrazar a su bebita.

Angel con sus dos hijos en brazos los miraba feliz y preocupado.

Sintió unos brazos en su cintura abrazándole.

-Quisieras ser mi esposo?- escuchó el susurro en su oído.

No pudo evitar soltar alguna lágrima y de inmediato se giró para verlo.

Su Alastor estaba sucio y con sangre en su traje.

Aradia miro a su papá y estiro sus brazos para ser cargada con la necesidad de sentir la fragancia de papi.

Abigor hacía lo mismo, sintiendo el como llegaba a competir junto a su hermana.

Unos "papapa" y "bapa" se repetían constantemente.

Alastor con su magia cambió su vestimenta y cargo a sus maldiciones.

Ángel le beso tiernamente.

-Si-

Dos letras.

Una palabra.

Eso hizo feliz a Alastor.

Sucesor (RadioDust)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora