4. Número desconocido

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-Espera, entendí bien, me estas invitando a una ¿fiesta? – dice Zoo mientras me da una mirada de sorpresa.

- Si – admito mientras suspiro – solo conocí unos chicos ayer y al parecer me invitaron a una fiesta a mi honor.

-¡OH! Mi pequeña saltamontes ya está explorando el mundo – ver su expresión de alegría me llena de felicidad – si ves mocosa, interactuar con los demás no es tan malo, ya tienes nuevos amigos.

- Yo no lo llamaría "amigos" más bien conocidos.

- Pero si ellos ya te dijeron que eras su amiga.

- Lo sé, pero los acabo de conocer además no puedes confiar en las personas, así como así.

La confianza era lo primordial para mí. Era una de las razones por la cuales no interactúo con las personas. Las personas pueden llegar a herirte tanto que eso no estaba en mis planes. La frase de mamá recorre mi mente "es mejor solo, que mal acompañado", pero en su totalidad no quería decir que no podía interactuar o tener amigos, solo que no con todos los que hablas puedes confiar. Y yo tome la frase muy literal.

-Mocosa esa es la cuestión, debes conocerlos para confiar en ellos – dice Zoo mientras pasa su brazo por encima de mi hombro – No todas las personas son malas, lo sabes.

- Lo sé, solo que ya sabes eso de socializar es muy nuevo para mí – recuesto mi cabeza sobre su hombro.

- Debes Salir de tu zona de confort, ya es hora de que el mundo sepa de ti. Juno tu eres una persona maravillosa, eres inteligente, bonita, loca, a veces medio pendeja –

- Ya basta, deja los halagos – interrumpo mientras le doy un pequeño empujón.

- Juno te digo esto es por que te conozco mas que nadie y lo sabes, no debes seguir ahogándote y preguntándote por que la vida es cruel, si no te das la oportunidad de que la vida te muestre lo maravilloso que puede ser, como piensas buscar respuestas. Lo que paso hace tiempo ya paso.

Ya saben por que digo que es mi mejor amigo, él mas que nadie me conoce tan bien. Zoo siempre ha estado acompañando en mis peores momentos, fue el único que sin importar mi actitud de pequeña cuando llegue al pueblo se acerco hablarme. Él conoce mis defectos, mis miedos, mis ansiedades. Las personas son algo me hacer sentir incomoda y me intimidan, por eso siempre les guardo distancia, pero he decidido que ya no lo hare más, debo darle la oportunidad a la vida que me demuestre que a pesar de las bofeteadas que me ha dado, también me puede dar los mejores momentos. Y es aquí donde le agradezco que por lo menos me haya dado a mi mejor amigo no se como hubiese sobrevivido todos estos años sin él.

-Gracias Zoo, en serio que... – mi voz se rompe, mis ojos se llenan de lágrimas, de todo lo bueno que me ha pasado desde ese fatal acontecimiento ha sido él – ¡Te amo! Imbécil.

Me da un abrazo y me doy cuenta de que él también está llorando – Sabes que siempre estaré para ti, incluso cuando no estemos cerca, también te amo mocosa.

Nos separamos. Nos limpiamos las lagrimas y nos echamos a reír – Bueno ya basta de cursilerías – menciono, mientras reímos a carcajadas.

Después de ver unas cuantas películas y de comer muchos chocolates, llega la hora de irse Zoo. Claudia lo estaba esperando iban a salir. Me alegra que por fin asienta cabeza y no se ande aprovechando de su popularidad para ir ilusionando a las chicas. Me despido de él, mientras lo veo alejarse de mí.

Otra vez sola de nuevo, mamá llegaría tarde esta noche. Subo a mi habitación y me recuesto encima de mi cama. Prendo mi celular, no lo había tomado en todo el día, me doy cuenta de que tengo mensajes de un número desconocido, me escribió hace unos minutos ¿quién será?

MI GRAN LÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora