11. La cascada

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Nunca me había atrevido a tanto, no es que fuese amante a entrar a clases, pero tampoco se me había pasado la idea de faltar a una. Dicen que hay personas que influyen tanto en ti, que en un santiamén empiezas hacer cosas que nunca hacías.

Y es que de la nada llega alguien y en tan poco tiempo es capaz de convertirte en alguien que hasta tu empiezas a desconocerte, lo raro es que no se como llamarle a este efecto...

El aire se sentía cálido, las siluetas de cada calle que recorríamos pasaban una y otra vez. Aun me preguntaba a donde me llevaría Liam. Nos estábamos alejando mucho del pueblo. Nunca me había alejado tanto con una persona que bueno no fuese Zoo. No niego que me encontraba nerviosa, por un lado, por estar a solas con Liam, por otro el hecho de a ver faltado a clases y por otro, es que me descubriera Fred o aún peor mi mamá. Y si lo hacían Zoo no podría taparme, ya que también se preocuparía al saber que nunca entre al instituto.

-Liam ¿A dónde vamos?

- No te preocupes, no pienso matarte si es lo que estás pensando – dijo en carcajadas.

- ¿Qué? – pregunte confusa

- Ya casi llegamos – no dije nada al respecto – es una sorpresa, ya verás.

El silencio volvió a gobernar entre nosotros. Salimos del pueblo y en un par de kilómetros mas adelantes nos detuvimos por la entrada de un pequeño bosque. Ok, si nunca pensé que me ocurriría algo, ahora si lo estoy pensando. Detenernos en medio de la nada, no era muy divertido que digamos. Nos bajamos de la moto y pude visualizar un sendero. Lo cual di por concluido que ese era el camino que íbamos a tomar.

-¿Estas lista?

- No – dije nerviosamente.

- ¿Acaso no confías en mí?

- No

- Entonces ¿qué haces aquí?

- No lo sé, eso mismo me pregunto.

Liam se acercó a mí, tomo mi cara con sus dos manos y fijo su mirada en mis ojos. Estando así de cerca visualice lo profundo que era sus ojos grisáceos. Su mirada irradiaba confianza y en ningún momento expresaba algún auge de maldad.

-Relájate, ok.

- No – definitivamente estaba muy nerviosa

- ¿Acaso no tienes otra palabra que decir, que no sea "no"?

- AHHMMM – pensé en decir algo más, pero nuevamente hubo la misma respuesta - no.

- Dios - dio media vuelta e inicio a caminar, a carcajadas.

- ¿Qué? Estoy nerviosa, ¿ok? – aclare

- Claro, no me había dado cuenta – dijo irónicamente, aun caminando.

Lo seguí, había muchos árboles. De todo tipo, de todas las tonalidades de verde que existían. No recuerdo la última vez que detalle tanto a un árbol. Inclusive nunca había detallado un árbol. Cuando te encuentras nervioso ante una situación la ansiedad te hace detallar en las cosas mas insignificantes, es extraño. Pero a la final, te das cuenta de que no es tan insignificante, cada forma, estructura, color, tamaño, de algún objeto tiene una importante faceta de estar allí. Es curioso, ¿no? Unos minutos más adelante, escuche un pequeño arroyo de agua, entre más nos acercábamos ya no solo era un pequeño arroyo. Quede perpleja ante el majestuoso paisaje que allí se encontraba. Era la más hermosa cascada que había visto en mi vida, de ahí yacía un arcoíris, si no fuese porque estaba en mis cinco sentidos, juraría estar en el mismo paraíso o quizás el mismo cielo.

-¡wow! – fue lo único que salió de mi boca.

- Bienvenida Antisocial a tu primera escapada de clases – exclamo

MI GRAN LÍODonde viven las historias. Descúbrelo ahora