03; 𝑳𝒂 𝒎𝒆𝒓𝒆.

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Sus ojos se sentían pesados y su andar comenzaba a ser más fastidioso a través de los minutos, ni siquiera sabía con exactitud el tiempo que había pasado allí dentro, según sus malos cálculos haría casi una hora o un poco menos. No podía estar tan desgastado.

Por ratos se preguntaba si Yoongi estaba pasando por las mismas cosas que él, tal vez este espacio se basaba en recordar personas y del otro lado podías imaginar a cada animal que habías tenido a lo largo de tu vida. Por un segundo rió y pensó que ello no sería tan malo, esto tampoco pero no habían pasado más de dos personas que se puso a llorar de forma desconsolada.

Comenzó a mover un poco más rápido sus pies pero siempre con cuidado, en cualquier segundo podía tropezarse con algo en el suelo y no quería salir lastimado físicamente. Aún así se preguntó si podía correr, en ese momento no le surgía la necesidad de hacerlo pero en las instrucciones no decía nada al respecto.

El tiempo allí dentro parecía una historia de nunca acabar, no podía llegar a aburrirse porque sus nervios le hacían mantener su instinto atento ante cada mínima cosa o sonido que no fuese el de sus pies raspando aquella tierra bajo ellos. Hablando de ello, se lamentaba por haber utilizado su par nuevo para ese día, se suponía que los quería lucir en el aeropuerto para que Tae no lo viese como siempre.

Pasó la manga de su suéter por su frente intentando correr su flequillo, el cual le estaba empezando a incomodar e incluso generaba aún más calor.

Sin poder darse cuenta, la luz roja se hizo presente pero esa vez no dejó pasar tanto tiempo, encendió su cerillo y apenas alzó la vista halló a su madre unos pasos delante de él con una sonrisa impecable, tal cual como la que veía cada día por videollamada nocturna.

—¡Madre! —Un abrazo los unió por fin, ya no la veía pixelada o trabada por el mal internet, podía tocarla, podía sentirla y podía llenar su mejilla de besos tal cual había deseado desde que le saludó por última vez. —¡Los extraño mucho!

—También se te echa de menos en casa. —Acarició su mejilla de una manera dulce y delicada como siempre había hecho. —¿Cómo van tus estudios, mi vida?

Tomó la mano de su madre y se sentaron en el suelo mientras ella se ocupaba de abrazarlo con amor a la vez que él apoyaba su cabeza sobre su hombro. 

—Me va muy bien, hasta el momento llevo aprobando los primeros exámenes. —Sonrió triunfante aunque sabía que no podía ser visto.

—Eso me parece algo muy increíble, hijo. Sabía que ibas a tener éxito. —Dejó un beso sobre su lacio cabello y prosiguió con sus caricias, las cuales le generaban un aura de protección que jamás iba a sentir en lo que durase su vida.

—¿Qué tal todos por aquellos lares? Lo único que hacemos es hablar de mí.

Ella guardó las llaves del auto en su bolsillo y tomó el rostro de su hijo entre sus manos para observarlo fijamente. No se sabía muy bien qué era lo que estaba mirando, quizás solo notaba lo mucho que había crecido en esos dos años o quería razonar que lo tenía entre sus brazos una vez más. Jeon jamás pudo adivinarlo.

—Estamos bien, el trabajo de tu padre va de maravilla y yo pude concretar algunas de mis metas. —Su hijo sonrió, él sabía que su madre añoraba ser pintora y deseaba poder vender alguno de sus cuadros algún día. Tenía un talento nato y nadie podía hacer la vista gorda hacia eso, en lo absoluto.

—Lo mereces más que ninguna otra persona en este universo —comentó besando la frente de su madre al ver como sus ojos comenzaron a acumular agua de a poco, logrando así que los suyos también lo hagan como si de algún efecto espejo se tratase —. Prometo ir a verlos apenas lleguen las vacaciones. No te olvides de tu hijo preferido. —Sonrió entre lágrimas mientras su madre negaba con rapidez. —Igual no podrías, mi hermano es más feo que yo.

Volvió a sonreír e intentó apoyar su cabeza una vez más en el hombro de su madre pero simplemente cayó al vacío, el cerillo se había consumido y por ese instante se sintió feliz. 

Extrañaba demasiado a su progenitora, hablar por las redes era abrumador, él no acostumbraba a hacerlo, aún le seguía llamando cada vez que se encontraba solo y necesitaba alguna ayuda. Necesitó aprender cosas por sí solo al mudarse a París porque ella no iba a estar allí para poder explicarle lo que debía hacer o hacerlo por él en caso de que no le saliese. Él ahora convivía con nuevas personas y debía mantener su espacio lo mejor posible.

Se puso de pie y sacudió lo que pudo una vez guardado aquel pedazo de madera en su bolsillo delantero. No sabía si su ropa había quedado presentable pero sin más continuó caminando. Sin dudas, al salir de ese lugar haría mil y un llamadas con tal de poder decir lo que realmente necesitaba. Ansiaba poder vaciar su interior.

Ya iban tres personas con las que se había topado y las tres estaban muy bien ubicadas dentro de su corazón.

Tal vez de eso se trataba, posiblemente  este lugar no era nada más ni nada menos que un reflejo de las siete personas que más amó durante el transcurso de su vida.





Tal vez de eso se trataba, posiblemente  este lugar no era nada más ni nada menos que un reflejo de las siete personas que más amó durante el transcurso de su vida

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ACLARACIÓN

Espero que les guste mucho y que disfruten la historia, cualquier duda les respondo. 💕

→*El título significa "su madre" o "la madre" en francés.

❛❅Sept Noms | Vkook.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora