El siguiente día dormí hasta tarde. Soñé con varias cosas a la vez, fueron tantas que en cuanto desperté las olvidé todas, dejándome solo una sensación de mareo y la imagen del rostro de Alex en mi mente.
Para despejarme, me di una larga ducha en la que relajé mi cuerpo bajo el agua caliente, después, sin demorarme más me vestí y cepillé mi cabello para dejarlo suelto y húmedo sobre mi espalda.
Como hacía calor y era domingo, ese día había optado por algo más ligero. Me había puesto un vestido de tirantes delgados hecho con diseño a cuadros entre rosa y blanco, que había combinado con unos converse.
Estaba a punto de salir de la habitación cuando mi celular comenzó a sonar con la alerta de un mensaje nuevo, lo busqué impaciente por entre mis almohadas hasta encontrarme con el pequeño aparatito slider de color blanco.
Lo deslicé hacia arriba para poder leer el mensaje: Pasaré por ti en una hora. Joe
Sonreí entre emocionada y nostálgica. Tener a Joe junto a mí hacía que viejos recuerdos asaltaran mi memoria y fueran revividos. Viejos y buenos recuerdos.
Guardé mi celular en el bolsillo delantero de mi vestido y salí de mi cuarto después de verificar que las cosas estuvieran en orden.
Mamá no iba a trabajar los domingos por lo que me la encontré sentada en la salita, mientras revisaba unas cuantas carpetas, cosas de su trabajo, adiviné.
Levantó la vista al escucharme llegar.
– Al fin despertaste – musitó distraída y volviendo a sus papeles
– Así es, Joe vendrá por mí – avisé
Ella sonrió brevemente
– De acuerdo
Saqué un vaso de cristal para servirme un poco de leche mientras esperaba, después me senté a su lado para asegurarme de que todo estuviera bien.
– ¿Qué haces?
– Estoy revisando las fotos que publicaremos mañana – respondió mecánicamente. Me di cuenta de que eran montones y de que sería mejor no interrumpirla.
Al cabo de una hora, escuché la bocina del coche negro llamarme desde afuera, me puse de pie de un salto y besé a mi mamá en la mejilla.
– Volveré más tarde
– Antes de las doce – advirtió, la media noche era mi toque de queda
– No tardare tanto, solo vamos a comer
Mama rodó los ojos
– Pierdes la noción del tiempo – se limitó a decir
Reí en voz alta y después de tomar mis llaves salí al encuentro de Joe.
Él estaba increíble, su cabello negro estaba desordenado como siempre pero su ropa estaba impecable. Se había puesto unos pantalones de mezclilla oscuros junto con una polera blanca de manga corta que dejaba al descubierto sus bien trabajados brazos. Conociéndolo, lo había hecho apropósito, para dejar en evidencia lo bien que había tratado el tiempo y el ejercicio a su cuerpo. Para rematar, unos lentes de espejo cubrían sus ojos castaños, haciéndolo ver apuesto. Dios, cuanto había crecido Joe en tan solo tres años.
Lo examiné de arriba abajo incontables veces, a lo que él solo carcajeó
– Podríamos quedarnos aquí, viéndonos todo el día o podemos subir al coche, ¿qué dices?
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Summer
Teen Fiction. - Estoy enamorada de alguien más - confesé Ella meditó para sí misma lo que yo acababa de decir - ¿Estás segura? - me preguntó - Eso creo, pero no importa porque él no lo está de mí Hubo un breve momento de silencio ...