Capítulo 15

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Despierto aún envuelta en las sábanas de Ángelo, pero él no está a mi lado. La ropa, que antes estaba tirada por el suelo, ya no está. Pero encima de su escritorio, hay ropa doblada y una nota. Me levanto de la cama, cubriendo mi desnudez con las sábanas, y tomo la nota entre mis manos.

"Piccolina, toma la ropa y báñate en mi baño. No tardes, te espero para desayunar abajo preciosa."

Tomo la ropa, tal como indica, y me dirijo a su baño. Este es diferente al que hay en mi habitación, es de color azul oscuro pero igual de amplio que el mío. Dejo la ropa sobre la pica, y me meto en la ducha para bañarme rápido. Lavo mi pelo dejándolo bien limpito, al igual que mi cuerpo, y me envuelvo con una de sus toallas. Peino mi pelo con mis manos, y me visto rápidamente.

Al entrar al comedor, Ángelo está sentado revisando su teléfono y las sirvientas están terminando de servir el desayuno. Les agradezco a ellas, y procedo a tomar asiento.

-Buenos días, Ángelo-le digo al pasar por su lado, y acariciando su hombro.

-Sientate y desayuna-responde cortante.

Frunzo el ceño, ¿qué mosca le ha picado? Tomo asiento frente a él, y ambos comenzamos a desayunar en silencio. Le miro fijamente algunas veces, pero él no levanta la mirada de su plato. Cuando él termina, se levanta y se marcha del comedor. Yo me quedo allí perpleja, por su comportamiento, y termino mi desayuno. Después recojo mis platos, pero Maggie, como siempre me detiene antes de llegar a la cocina.

Subo las escaleras en dirección a mi habitación, y entro cerrando el pestillo.

-Aless-me doy la vuelta sobresaltada, y veo a Ángelo dirigirse a mi para a continuacion besarme. Lo empujo, y él me mira confundido.

-¿Qué rayos te pasa? ¿Acaso eres bipolar?

-No piccolina, déjame explicarte-él sube sus manos a mi cara, y acaricia mis mejillas.-Esta casa está llena de cámaras, si Adriano nos ve así nos separaría. No puedo perderte piccolina, y por ello no podemos dejar vernos fuera.

-¿Y las habitaciones? ¿Y las veces que nos hemos besado por la casa?

-Las habitaciones no tienen cámaras, y de lo otro ya me encargué borrando las imágenes. Pero Adriano no puede ver que faltan más imágenes, o sospechará.¿De acuerdo, piccolina?

Asiento con la cabeza, y él se acerca para besarme nuevamente. Paso mis manos por su nuca, atrayéndolo más a mi, y acaricio su pelo. Unos toques en la puerta nos interrumpen, y escuchamos la voz de uno de los guardias al otro lado.

-Señorita Alessandra, es hora de su entrenamiento.

-Enseguida voy, Marcus. Deme cinco minutos-me quedo callada, escuchando los pasos del guardia, y después me giro de nuevo a Ángelo.-Debo de prepararme, e irme. Así que salga afuera señorito, para poder vestirme.

-¿No me puedo quedar? Si quieres te ayudo a vestirte-me dedica una mirada, llena de lujuria y yo me echo a reír.

-Venga, fuera señorito-le doy un último beso, y abro la puerta para se salga.

Él hace un puchero, y sale de la habitación arrastrando los pies. Cierro la puerta, y me dirigo corriendo al vestidor. Tomo mi ropa deportiva, me hago una coleta y voy hacia la zona de entrenamiento. Allí me espera Marcus, quien se levanta corriendo y me sonríe más de lo normal.

Comenzamos el entrenamiento, y él me muestra algunos trucos que me quedan por aprender. Ya tengo más agilidad, por lo que es raro que acabe en el suelo. Marcus me empuja contra él, aprisionandome entre sus brazos, y manteniendo mis manos en mi espalda.

Mi Ángel De La Guarda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora