Capítulo 25

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Cuando va llegando la noche, Aimé da los últimos brochazos sobre mi rostro. Peina mi cabello, dejándolo lacio hacia atrás y me ayuda con el vestido.

-Toma, dáselo a Ángelo cuando yo me vaya-le digo, quitándome el anillo y dándoselo a ella.

-¿Estás segura de esto, Aless?

-Sí, tranquila. Estoy 100% segura.

-Entonces toma, en este papel va mi número de teléfono. No olvides llamarme cuando llegues, por favor.

Asiento con la cabeza, y guardo su número en el pequeño bolsito. Nos damos un último abrazo fuerte, y salimos de la habitación hacia la entrada.

-Estás preciosa, cariño-dice Adriano, cuando llego abajo.

-Gracias-le respondo, cortante.-¿Nos vamos?

-Sí, sí, hoy iremos todos en un mismo coche. Ángelo tú irás detrás, con Alessandra.

Asiento con la cabeza, y entro en el coche antes que nadie. Ángelo toma asiento a mi lado, y trata de rozar nuestras manos pero retiro la mía. Él me mira extrañado, y yo desvío mi mirada hacia la ventana. Así voy todo el trayecto, mirando por la ventana e, ignorando a Ángelo.

Cuando llegamos, bajo antes de que me abran la puerta y arreglo mi vestido. Adriano se adelanta entrando, y Ángelo aprovecha para acercarse a mí.

-¿Estás bien, amore?-me pregunta, preocupado.

-Sí-le respondo, cortante.

Camino hacia la entrada, y en una esquina veo a los Montesco. Anaï me hace una seña, indicando que espere un poco para irnos. De mientras, Adriano saluda a todos y Ángelo se mantiene a mi lado. Alexis parece haberse perdido por el salón, saludando a alguna que otra persona. Nos guían hasta nuestros asientos, y comienzan a servir la cena. Ángelo posa su mano sobre mi pierna, pero de un manotazo se la retiro. Me mira asombrado, pero no dice nada.

Cuando Anaï me hace una señal, espero a que ella se retire primero y después la sigo yo. Pero noto como Ángelo me sigue, así que aprieto mi paso hasta el baño. Entro, y le echo el pestillo a la puerta.

-Aless abre, soy Ángelo. ¿Estás bien?-Anaï me indica que disimule, y le hago una seña para que se quede callada.

-Sí, enseguida salgo. Vuelve a la mesa.

-De acuerdo, si pasa algo llámame.

Ambas esperamos a que se marche, y después salimos con cuidado afuera. Ángelo nos mira, y Anaï tira de mi mano mientras comienza a correr. Yo le sigo como puedo, tratando de no caerme, hasta que llegamos al coche.

-¡ALESSANDRA! ¡ALESSANDRA, ESPERA!¡ESPERA, NO TE VAYAS!-grita Ángelo, detrás nuestra.

El padre de Anaï arranca el coche, y sale a todo gas del lugar. Dentro va toda la familia, menos su hijo que al parecer no ha venido. Trato de normalizar mi respiración, y me agarro del asiento mientras noto el coche a toda velocidad. Ángelo nos está siguiendo con sus guardias, y al parecer al mayor de los Montesco le está costando perderlo. Gira hacia un callejón, y esconde el coche en la oscuridad. Vemos pasar los demás coches, y vuelve a poner el coche en marcha hacia su casa.

-¿Estás bien, Alessandra?-me pregunta Anaï, posando su mano en mi pierna.

-Sí, solo estoy un poco mareada por la velocidad.

-Padre, baja las ventanillas. Ya hemos logrado perderle, ya estás a salvo Aless.

-Sí cielo, vas a tener lo mejor para ti, y para tu bebé. Ya no hay más peligro-dice Ciara, desde los asientos de delante.-Verás que te va a encantar nuestra casa, además podrás escoger la habitación del bebé a tu gusto.

-Yo te ayudaré con todo eso, y con el bebé-dice Anaï, entusiasmada.

-Primero dejemos que Alessandra se calme, y descanse. Después veremos qué podemos comprar, para el bebé que viene en camino-habla esta vez, Luciano abriendo la puerta cuando llegamos a su casa.-Bienvenida a la residencia Montesco, Alessandra.

Los cuatro entramos, y Anaï toma mi mano guiándome hacia las habitaciones. Abre una de ellas,

Allí comienza una nueva etapa, dónde solamente seremos mi bebé y yo. Todo lo demás quedará atrás, ya no más Adriano, ni Alexis, ni Ángelo. Con quien pase unos días maravillosos, encubiertos en una vil mentira que solo dañó mi corazón. Ahora es tiempo de que sane, y de concentrarme en el cuidado de esta vida que viene en  camino. O al menos, eso creo... Toda mi cabeza es un lío, muy grande. Ya no sé, ni qué pensar. Todos sus rostros me vienen a la mente, sin poder evitarlos. Pero, ¿cómo pudieron hacerme eso? Yo que tanto les quería, y todo era totalmente falso.

Y Ángelo, quien no sabe que va a ser padre, ¿cómo pudo ser tan hipócrita? ¿Cómo podía siquiera besarme, si tenía previsto acabar conmigo? ¿Hubiera acabado con la vida del bebé tambien? Yo creo que eso hubiera sido mucho peor, el hecho de que una criatura crezca en mi vientre. Una criatura, que no deseaba. Porque siendo sinceros, si a mi me quería matar, no creo que quisiera a mi bebé. Mi pequeño bebé, tan pequeño, y envuelto en un gran problema...

Mi Ángel De La Guarda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora