Capítulo 24

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-Amore, amore despierta-escucho que me susurran al oído. Cuando abro mis ojos veo a Ángelo, que me mira, indicando que guarde silencio.-Ven conmigo, quiero enseñarte algo.

Él me tiende su mano, y yo le doy la mía entrelazando nuestros dedos. Ha pasado una semana, y aún no he podido decirle nada. Los síntomas siguen ahí, y mi vientre parece estar un poco abultado. Pero aún no tengo la valentía, de decirle sobre mi embarazo. Ambos caminamos por el pasillo, y llegamos hasta el desván. Aún es de noche, pero parece que está comenzando a amanecer. En el desván hay una manta en el suelo, con algunos cojines, al lado del gran ventanal.

-Quería que viéramos juntos, el amanecer.

Él se sienta en el suelo, palmeando a su lado para que me siente también. Rodea mis hombros con su brazo, y me acerca a su pecho. Ambos observamos el paisaje en silencio, hasta que los colores del amanecer comienzan a pintar el cielo.

-Es precioso, Ángelo-le digo, embobada.

-Lo sé, amore-responde, sacando algo de su bolsillo.-Mira, este es el anillo más querido de mi madre-abre la caja, y me muestra un anillo precioso con un zafiro en el centro.-Me lo dio para que se lo diera, a quien yo llegara a amar profundamente. Y hoy, quiero regalartelo a ti.

-¿Cómo? Pero Ángelo...

-Ssshh, quiero que esto sea tuyo. No hay nadie más, a quien pueda dárselo. Tú eres el amor de mi vida.

Él toma mi mano, colocándome el anillo, y yo me echo a llorar mientras le miro. Después él besa mis labios, y limpia mis lágrimas en un intento de calmarme. Me subo a su regazo, y le abrazo fuertemente.

-Te amo, Alessandra-susurra en mi oído.

-Yo también te amo, Ángelo.

Ambos sellamos nuestro amor, en un beso  y hacemos el amor sobre la manta como sólo nosotros sabemos hacerlo. Uniendo nuestros cuerpos, en uno solo. Finalmente, solo estamos nosotros y el amanecer que ya ha pintado el cielo por completo.

-Debemos de volver a nuestras habitaciones, amore-le digo, acariciando su pelo.-Hoy vienen los Montesco a almorzar, y esta noche tenemos una gala.

-Tienes razón píccola, vámonos.

Ambos nos vestimos, recogiendo todo y bajamos en silencio hasta nuestras habitaciones. Ya dentro él se cuela en la mía  y se tumba en mi cama para dormir juntos las pocas horas que quedan.

En la hora del almuerzo, Aimé se encarga de poner un menú especial. Para que mi estómago aguante la comida, y no termine vomitando. Me mantengo distante durante la comida, a pesar de que Anaï no me quita la mirada de encima. Eso me incomoda, y a la hora del café aprovecho para escaquearme. Aimé me encuentra en el pasillo, y enseguida me para.

-¿Estás bien?-me pregunta.

-El olor del café, me da náuseas. No quiero vomitar, el almuerzo.

-Sube a tu habitación, yo te llevaré un té para darle vitaminas al bebé.

Subo a mi habitación, como ella me indica y tomo asiento en mi cama. Poco después suenan unos golpes en la puerta, y yo me levanto para abrirla.

-Hola Anaï, ¿deseas algo?-le digo, indicando que entre en la habitación y cierro la puerta.

-Así que estás embarazada...

-¿Q-qué dices? Yo no estoy embarazada.

-Te escuché hablar con la sirvienta, así que no mientas.

-Anaï por lo que más quieras, no se lo digas a nadie. Por favor, no se pueden enterar. Yo se lo diré, pero no ahora.

-Lo que no sé, es cómo eres capaz de seguir en esta casa.

-¿Cómo?

-Adriano fue quien mandó a que mataran a tus padres, te tiene porque quiere hacer lo mismo contigo. No te creas el cuento ese, de que te quiere como a su hija. Alexis y Angelo, están colaborando en esto. Ellos dos mataron a mi hermana, por eso estamos aquí. Queremos tomar venganza.

-¿Cómo sabes eso? ¿Por qué mataron a tu hermana? ¿Por qué me lo estás diciendo a mi?

-Porque no quiero que te pase nada a ti, ni al bebé por supuesto. Eres una persona muy bondadosa, y no quiero que corras la misma suerte que mi hermana-yo me quedo callada mirándola, y ella se acerca a mí.-Esta noche en la gala, si tú lo deseas puedes escaparte y venir con nosotros. Cuidaremos muy bien de ti, y de tu bebé.

-Entonces, ¿por qué estás con Alexis?

-Era una manera, de acercarme a ustedes y sacarle información. Hazme caso, con nosotros estarás bien y te daremos lo necesario para que salgas hacia delante con tú bebé-ella me dedica una sonrisa, y acaricia mi vientre.

-De acuerdo, lo haré.

-Perfecto, esta noche cuando estés allí. Yo te esperaré en el baño, tu di una excusa para ir al baño y nos iremos juntas-asiento con la cabeza, y ella sonríe aún más.-Me tengo que ir, luego nos vemos Alessandra.

Ella abandona la habitación, dejándome allí con la cabeza llena de cosas, y por detrás aparece Aimé con el té.

-¿Qué hacía ella aquí?-me pregunta, cerrando la puerta.

-Aimé, voy a irme de aquí.

-¿Cómo? ¿Pero qué dices?

-Anaï me ha contado todo, ellos mataron a mis padres y a su hermana. Debo irme de aquí, antes de que me hagan algo a mí o al bebé.

-Alessandra piensa bien, no sabes si lo que dice ella es real. No te dejes liar por las palabras de los demás, quizá está mintiendo.

-Quizá los que mienten son ellos, no quiero correr peligro y menos con una vida en camino.

-Pero si te vas, van a ver tu equipaje.

-No me voy a llevar nada, solo a mi bebé. Todo esto les pertenece a ellos, no a mí.

-Aless, sigo pensando que es una locura. Por favor, piensa bien con cabeza.

-No Aimé, pienso irme y nada me va detener.

-Al menos, promete que estarás en contacto conmigo.

-Lo prometo.

-Y que me dejarás ir a verte a ti, y al bebé.

-Lo prometo.

Aimé me abraza fuerte, y después se separa mirándome preocupada. Le doy una sonrisa para que se calme, y ella abandona la habitación dejándome sola. Esta noche es la gala, debo prepararme y disimular para que no sospechen.

Mi Ángel De La Guarda Donde viven las historias. Descúbrelo ahora