-Pues sorprendentemente, esta herida ya está completamente curada. No debes de tomar más medicamentos, pero si tener cuidado cuando hagas ejercicio o tengas relaciones sexuales-explica el doctor.
-Mi niña no tiene relaciones sexuales, ella no tiene novio ni lo tendrá hasta que sea mayor-replica Adriano, contra el doctor. Yo miro a Ángelo, y veo como trata de no reírse.
-Bueno siendo así, ten cuidado haciendo ejercicio. Y si necesitáis algo más, ya sabéis mi número.
-Muchas gracias doctor, acompáñeme para pagarle sus honorarios.
Adriano y el doctor abandonan la habitación, dejándome sola con Ángelo. Quien se echa a reír, en cuanto se cierra la puerta.
-Con que su niña, no tiene relaciones sexuales...-se acerca a la cama, y se coloca sobre mí mordiéndose los labios.
-Ángelo, ya has escuchado a tu padre. Y ya te lo dije yo, no podemos estar juntos-él hace un puchero, y baja la mirada hasta mis labios.
-Ambos sabemos que tienes ganas de besarme, tanto como yo-roza sus labios con los míos, y yo intento besarle pero se separa.-Ay no que Adriano ha dicho, que su niña no tendrá novios ni relaciones.-Él se sienta en la cama mientras ríe, y yo le dedico una mala mirada.
-Pero podríamos intentarlo, tú lo dijiste-me siento encima suya, y comienzo a besar su cuello.
Él baja sus manos acariciando mi cintura, e intenta besarme. Yo realizo movimientos circulares sobre su miembro, mientras siento cómo el suspira fuerte. Rozo mis labios con los suyos, como hizo él, y al sentir su miembro erecto me levanto.
-Es cierto, Adriano dijo que no podía tener relaciones ni novios.
-¿Có-cómo? ¿Me vas a dejar así?-exclama, señalando su miembro.-No seas injusta Alessandra, yo solo estaba bromeando.
-Quien juega con fuego, se quema.
-Ah, ¿ahora te gusta jugar?-él sonríe, y se levanta. Su miembro se marca en el pantalón, que parece estar a punto de explotar.-Pues ya veremos, quien es mejor.
-Pero amor-me acerco a él, antes de que salga de la habitación.-No te enfades conmigo.-Acaricio su miembro por encima del pantalón, y él parece caer a mis encantos.-En 10 minutos, empezamos las clases de tiro.
Lo empujo fuera de la habitación, y cierro con seguro riendome. Después corro hasta el vestidor, y echo el pestillo de la puerta secreta. Ahora no tendrá forma, de entrar a la habitación. Tomo ropa cómoda, para entrenar, y salgo hacia el despacho de Adriano. Quien me espera, para hablar conmigo y con los dos hermanos. Toco suavemente a la puerta, y me asomo un poco.
-¿Se puede?-le pregunto, sonriente. Él levanta la vista, y sus ojos se iluminan al verme.
-Claro cielo, pasa pasa. Que alegría tener a una bambina, que siempre llega puntual cuando le llamo-ambos nos echamos a reír, y esperamos a que vengan los hermanos.
-Ya estamos aquí, padre-dice Alexis, haciendo acto de presencia.
-Siempre llegáis tarde, ¿no podéis ser como Alessandra. Mi bambina, siempre llega temprano-le regaña su padre.-Pero ya, no hay tiempo que perder. Os he llamado porque tenemos una misión, por realizar y participaremos los cuatro. Esta noche hay una fiesta en la casa de Dimitri, tenemos que conseguir eliminarlo. Para ello, Alessandra intentará conquistarlo y nosotros nos deshacemos de los guardias.
-De eso nada padre, no podemos arriesgarla-reclama Ángelo.
-No la vamos a arriesgar, solo tiene que llevárselo a una de las habitaciones y matarlo.
-Pero si no sabe cómo montar un arma, ni cómo ponerle balas.
-Por eso le vas a enseñar ahora mismo, venga iros a la zona de tiro. De mientras repasaré el plan, con Alexis.
Ambos asentimos, sin decir nada más, y abandonamos el despacho. Nos dirigimos hacia la zona de tiro en silencio, y allí Ángelo comienza a explicarme el uso de todo.
-Tienes que apuntar así, mira-él se coloca detrás de mí, y junta mi cuerpo con el suyo. Su miembro choca contra mi trasero, y él parece disfrutarlo.-¿Ves lo que te pierdes?
-Quien ríe último, ríe mejor.
Muevo mi trasero de lado a lado, y su erección parece despertar. Él gruñe en mi oído, y se aprieta más a mí. A continuación pego varios tiros, en la cabeza del muñeco, y él parece asustarse. Me río, y cambio la reserva de balas para seguir disparando. Al final de la sesión, parece que he aprendido todo y yo me retiro giñándole el ojo a Ángelo.
Subo a mi habitación, y encuentro un vestido de gala que debo ponerme para esta noche. Es de color rojo, escotado, y tiene una abertura en la pierna hasta abajo. En el escritorio, reposan unos tacones y un colgante de pedrería. Escucho unos golpecitos en la puerta, y me acerco para abrirla. Aimé está tras ella, con su habitual maletín de maquillaje.
-¿Aún no te has duchado?-me pregunta, mirándome de arriba hacia abajo, yo niego con la cabeza.-¿A qué esperas? Corre, o se nos hará tarde.
Tomo mi ropa interior del armario, una bata y me meto enseguida al baño. Me ducho rápidamente, y salgo hacia la habitación dónde espera Aimé. Ella seca mi pelo dejándolo lacio, y le da un toque de plancha, para luego dejarlo en una coleta perfecta. Continúa con el maquillaje, haciéndolo todo muy cuidadosa y meticulosamente.
-¿Te gusta?-me pregunta, mostrándome el resultado.
-Wow Aimé, parezco otra persona-me observo en el espejo, mientras me quedo boquiabierta.-¡Muchísimas gracias! Has hecho un gran trabajo.
-De nada preciosa, ya casi es la hora de irte. Te dejo para que te puedas vestir, y cuando termines recuerda colocarte el labial-me indica, señalando el labial que ha dejado encima del escritorio.-Puedes echarlo en tu bolso de mano, para retocarte después.
Asiento con la cabeza, y me despido de ella. Cuando la puerta se cierra, me quito la bata dejándola caer al suelo, y me coloco el vestido con cuidado. Prosigo con los tacones de color negro, ensayando un poco para no caerme, y me coloco el colgante. Después me echo perfume, me pinto los labios y preparo mi bolso de mano. En el echo el labial, balas de repuesto, y una navaja pequeña. Mejor prevenir, que lamentar.
Al terminar salgo de mi habitación, y comienzo a bajar las escaleras. Ellos tres esperan abajo ya arreglados, y se giran en cuanto me escuchan bajar. Los hermanos se quedan boquiabiertos, mientras Adriano me observa con una sonrisa.
-Por dio bambina, estás preciosa-exclama Adriano, cuando llego a su lado.
-Padre, no la podemos llevar-dice Alexis, colocándose frente a mi.
-Concuerdo contigo, Alexis-le apoya, Ángelo.
-No digáis tonterías, y subid a los coches. Ángelo tú conduces, y Alessandra va contigo. Alexis, tú y yo vamos detrás. Los guardias vigilarán toda la noche, y nos escoltarán en el camino.
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Mi Ángel De La Guarda
Romansa"-Te quiero, Píccola" "-Yo también te quiero" "¡¿QUIERES QUE TE VIOLEN?! ¡¿ESO ES LO QUE QUIERES?!" "Aguanta amore por favor, no te vayas. No me dejes amore, te quiero" "Eres el amor de mi vida, te amo" "¡ESPERA, NO TE VAYAS!" "Me has salvado la vid...