2) Nueva vida

93 7 40
                                    

II

II) Nueva vida.

Lunes 27 de Noviembre, 2017.

ZARA

El despertador suena y con mí mano izquierda trato de encontrarlo en mi mesita de luz, y cuando no lo hago es cuando lo recuerdo: ya no estoy en mi antigua habitación.

Con los ojos cerrados me siento en la cama y me estiro haciendo crujir mis huesos, al abrirlos me saludan mis valijas desparramadas por el suelo, me levanto y agarro mi celular que descansaba sobre una de ellas.

Todo lo referente a trabajar apesta.

Después de hacer mi estúpida rutina que solo consiste en lavar mis dientes, ducharme y peinarme, aun en ropa interior voy hacía la cocina y me sirvo un enorme y exagerado tazón de cereales y leche para después tirarme en un sofá. No suelo desayunar tanta cantidad, pero hoy comienzo a trabajar y no sé cuanta energía necesitaré.

Y si, no disfrutaré nada de mi mes gratis en mi bonito departamento, puesto que mi hermano me bloqueó hasta mis extensiones de sus tarjetas de crédito, así que en verdad supongo que no bromeaba con dejarme tirada a mi suerte.

Termino mi desayuno, vuelvo a la habitación y agarro un jean azul claro, una blusa negra y mis zapatillas.

Agarro celular, dinero, llaves y salgo.

Camino hasta la parada del bus, se supone que debería pasar por aquí en unos diez minutos, y espero por mi culo que llegue puntual porque si no adiós al trabajo para Zara, es decir: adiós trabajo para mí.

Voy demasiado justa con el tiempo.

Mis auriculares, lastimosamente, se rompieron así que me encuentro tarareando "Believer" de Imagine dragons en voz alta mientras paso mi peso de un pie a otro.

En cuando estoy por parar el bus escucho la canción que tarareaba hace unos segundos provenir de un auto a todo volumen, sin pensarlo le sonrío al conductor de manera aprobatoria, pero este solo me mira con aires de suficiencia. Puedo notar que es joven y apuesto, aunque no con certeza porque no traigo mis estúpidas gafas.

Maldición.

Idiota.

Dejo de observarlo y paro el bus de una maldita vez.

Ojalá se le atore el pito en la bragueta cuando vaya a orinar.

Subo, pago y me siento en el fondo, alejada del mundo de ancianas criticonas que, siempre, viaja en la parte delantera.

Hoy será un día largo.

¿Yo limpiando? ¿Qué sigue?

¿Los argentinos sin decir "boludo"?

Esto está mal y espero hacer entrar a Thomas en razón, yo no debería limpiar, yo debería...

¡Joder!

Decido que es mucho mejor distraerme mirando por la ventana del bus, no quiero recordar nada de lo que sucedió el año pasado, nada de lo que me llevó a ser este desastre humano que vive a costa de su hermano.

Yo podría tener todo, incluso más que Thomas, yo podría ser una de las mejores en mi campo laboral pero no, no se pudo, no pude.

Fallé.

Fallé y es algo que aunque intento no puedo olvidar.

La culpa me llega cuando menos me lo espero, y me provoca jaquecas insoportables al igual que una horrible presión en el pecho.

JACOBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora