8) MIERDA

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N/a: Se supone que la letra del tattoo es algo así, la imagen es sólo para que ustedes tengan una idea.
Besos.
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VIII

ZARA

Soy depositada sobre una enorme y suave cama, se aleja lo suficiente como para observar mi cuerpo al completo. Sus ojos recorren sin apuro cada parte de mi, poniéndome la piel a hervir bajo su atenta mirada. Aun tengo mis bragas, sus manos suben desde mis pies hasta el interior de mis muslos, mis piernas se mueven involuntariamente al sentir su tacto.

Me siento inquieta, deseosa de él.

¿Le estaré pareciendo una virgen en apuros?

Sus manos llegan al costado de mis bragas y de un tirón me libera de ellas, se cierne sobre mi cuerpo y apoya su frente en la mía.

- Eres jodidamente hermosa - su voz ronca hace que mi estómago se apriete.

- Tú eres jodidamente sexi - levanto mi rostro lo suficiente para rozar nuestras narices, sonríe -... y quiero que me folles de una puta vez.

Sus ojos antes azules lucen cada vez más oscuros.

- ¿Estás apurada? - pregunta en medio de una baja carcajada.

- No, para nada - mis manos van a su pecho, de un empujón quedo encima suyo -, pero si no me follas pues... te violo.

- Carajo, Zara - se carcajea y mi ceño se frunce -. No puedes violarme si yo sí quiero follarte.

Ya comencé a decir estupideces.

- Me ofende que te rías, hable sin pensar.

- ¿Me recuerdas qué es lo que quieres?

Me inclino a su oído.

- Que me hagas tuya - susurro.

Llevo mis manos torpes a su cinturón y Jacob se apresura a ayudarme para quitárselo. Me deshago de su pantalón al mismo tiempo que de su boxer oscuro. Su erección salta frente a mis ojos y por un momento me quedo observando el tamaño.

Joder.

- ¿Te gusta lo que ves? - pregunta, claramente disfrutando de mi reacción que no hace más que alimentar su ego masculino.

- He de admitir que no me gusta, sino que me encanta lo que veo - le digo a la vez que envuelvo su pene en mi mano y lo aprieto solo un poco.

Mis ojos, ahora concentrados en su rostro, observan como los suyos se cierran y su boca queda entreabierta como resultado de los movimientos que efectúa mi mano sobre su falo.

Un gruñido sale de sus labios, y ese simple sonido resultó música para mis oídos.

- No necesito que me masturbes -quita mis manos de su miembro y nos acomoda a ambos.

Me agarra de la cadera y me ubica sobre su entrepierna. Tomo su erección y la ubico en mi entrada, su agarre me resulta fuerte, firme. Tomé una bocanada de aire antes de dejarme caer con brusquedad sobre él, ambos dejamos escapar un jadeo.

Mis manos se posan en su pecho y las suyas en mi trasero, automáticamente comienzo a subir y bajar sobre él, mis pechos saltan al compas de mis movimientos.

Jacob se sienta sobre la cama, tomando mis pechos en su boca. Comenzó a chupar, morder y succionar mi pezón derecho mientras magreaba el otro, luego hizo lo mismo con el izquierdo, haciendo que más fuego se acumulace dentro de mi.

JACOBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora