Thor y gofres

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— ¿EN QUÉ DEMONIOS ESTÁBAIS PENSANDO? —exclamó Noemí, a punto de matarlos.

— Ha empezado Jesús —contestó rápidamente Anne.

— Pero qué dices, tú, si el que me escupió fue el menda este —rebatió Jesús, señalando a Gèrard.

El pobre estaba más consciente, pero el golpe al ser tan reciente, tapado con una bolsa de hielo, apenas le dejaba hablar.

— Muy valiente acusándolo sin que se pueda defender, eh.

— Anne, basta —la paró la directora—. Gèrard, cariño, ¿tú le has pegado a alguien?

Él se limitó a negar con la cabeza.

— Lo suponía, puedes irte cariño, ya hablaré contigo mañana.

Le dirigió una mirada a Anne, para saber si le parecía bien, y ella le contestó que sí con la mirada y una pequeña sonrisa. Con tantos años de amistad, no hacían falta palabras para entenderse.

Tras levantarse y cerrar la puerta tras de sí y quedarse los tres solos, Noemí se dirigió a Jesús.

— Cuéntame tu versión de la historia.

Simplemente había dado mi opinión sobre un tema, de manera muy educada y de un momento a otro el Gèrard me estaba escupiendo, y yo me defendí como pude, después ella se me echó encima, me tiró de los pelos y me dió tres bofetadas —relató Jesús, realmente convencido.

Anne resopló a punto de explotar. Y lo iba a hacer, pero de una manera sutil esta vez.

— Te toca, ¿qué ha pasado?

— Bueno, esta mañana, como seguramente sabrás, Samantha lo estaba pasando muy mal, y lo estábamos comentando en clase porque no la veíamos, y entonces este energúmeno, además de insultar a Samantha de una manera horrible, dando a entender que se reía de su sordera, le contestó de muy mala manera a Nia, y ni que tuviera poder sobre ella, ¿sabes? Y bueno, Gèrard es la persona más buena del mundo, y defendió a sus amigas, pero este seguía metiendo cizaña hasta que se le acabó la paciencia y le escupió, para luego el muy bruto pegarle un puñetazo, teniendo en cuenta lo pacífico que es —hizo una pequeña parada para respirar y continuó—. Y claro, yo veo que le pegan a mi mejor amigo, ¿y qué quieres que haga, Noe? ¿Me quedo ahí quieta? Pues no, se lo merecía, y pena que Manu entrase en clase, te aseguro que habrías salido peor que Gèrard —finalizó, mirándolo amenazantemente.

— Anne, no amenaces.

Resignada, apartó la mirada de Jesús a sus uñas, que en ese momento le parecían de lo más interesantes. Desde luego, más que él.

— Para empezar, Jesús, no está bien burlarse de las discapacidades ni de las personalidades de la gente, y teniendo en cuenta tu historial, me creo la historia de Anne más que la tuya. Sin embargo —se giró hacia ella— la violencia nunca, nunca es la solución. Pero visto lo visto, ambos necesitáis un toque de atención. Al ser tu primera infracción, Anne, estarás expulsada tres días.

— Pero...

— Ni peros, ni manzanos, y desde luego cuenta con que tu padre se enterará de esto. Espero que sirva para que no lo vuelvas a hacer. En tu caso, Jesús, no es tu primer incidente, por lo tanto estarás expulsado de la academia durante una semana, ¿entendido?

Ambos asintieron.

— Jesús, puedes irte, no hace ni falta que acabes las clases hoy.

El aludido salió del despacho como un torbellino, golpeando la puerta detrás de él, haciendo que Noemí negase con la cabeza.

Sabor de amor | OT 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora