Esta noche es Nochebuena y mañana Navidad

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A quien menos esperaba Ari encontrarse el abrir la puerta era a Javy. Lo segundo que menos se esperaba, era verlo con la maleta en la mano. Asustada, lo dejó pasar, invitándolo a una tila al verlo tan alterado. Ella aún estaba con el moño, el pijama y la bata. Total, se acababa de despertar.

Cogió dos tazas, una para su café y poder espabilarse, y otra para la infusión de Javy, que estaba en el salón, maldiciendo por lo bajo. Le pareció eterno el que la cafetera se preparar y poder darle al botón de preparar el café. Cuando al fin lo tuvo todo, volvió con él y se sentó, dispuesta a escucharle. De hecho, escuchar era lo que mayoritariamente había hecho esos días en los que había tenido que ensayar para el concierto en el asilo.

Javy no estaba bien en su casa y, al final, tanto callarse, le había hecho mal. ¿El problema? Su madre. Quizás Jesús fuese más apegada con ella y lo mismo Rafa pasaba totalmente del tema. Pero él no lo aguantaba más. Siempre estaba juzgando cada cosa que hacía, criticando cada paso que daba. No poder manipularlo al mismo nivel que a Jesús, que era prácticamente una marioneta, o incluso Rafa, que al final acababa acatando órdenes, los llevaba a ambos a discusiones interminables que conllevaban que la salud mental de Javy empezase a peligrar.

Por eso, llevaba tiempo pensando el irse de casa, pero jamás lo había dicho en voz alta. No hasta que le tocó estar con Ari en un dúo. Con ella siempre se había llevado bien, pero esas dos semanas afianzaron mucho más su amistad. La chica había hecho de hombro sobre el que llorar y las penas los habían unido más que nunca en un dúo que nadie podría haber vaticinado en un primer momento.

Por eso, cuando ella le dijo una tarde que si necesitaba algún sitio donde escapar, podría irse a su piso. Ari llevaba independizada ya un buen tiempo. Ganaba dinero con su canal de YouTube y sus colaboraciones con marcas, así que era estable económicamente.

Ahora, de proponérselo para hacer la mudanza con calma a encontrárselo el lunes siguiente al concierto en su puerta con una maleta, había una gran diferencia.

— Es que fue horrible —dijo Javy, dejando la taza de tila totalmente terminada sobre la mesa—. Vio las fotos y empezó a regañarme por el maquillaje. Que, bueno, mira, eso lo puedo soportar. Pero luego, empezó con comentarios que me tocaron mucho la moral. Qué si le había salido maricón, que si vaya hombre que era... ¿Y si soy maricón qué? El caso, tía, que después de eso, la cosa fue a peor y peor y peor. Empezó a criticar todo lo que tuviera que ver conmigo. Rafa y Jesús estaban flipando, y cuando salieron a defenderme los regañó y mandó a su habitación. Bueno, ¡y que me dijo que dejase de hablarme contigo, Eva, Gèrard...! Me amenazó con dejar de pagarme la academia. No me iba a dejar arrastrar, Ariadna.

— Muy bien que has hecho no dejarla hacerlo. Tu madre es una bruja.

— Es peor que una bruja. Yo creo que es el mismísimo diablo. En fin, que este mes será el último que vaya a la academia —echó la cabeza hacia atrás, agobiado con la situación—. Tengo un colega que me da trabajo en su bar. En cuanto pueda, buscaré un piso para mi y no te daré más la chapa.

— Sabes que puedes quedarte aquí el tiempo que haga falta. Pero... —Ari miró el reloj de su móvil. aún no eran ni las siete y media de la mañana—. ¿Tu madre sabe que te has ido?

— Más o menos —la cara de su amiga en busca de respuestas, le hizo tomar aliento y fuerzas para seguir con la historia—. Anoche hice las maletas. Dejé cosas en casa que les iré pidiendo a mis hermanos. Mi madre lo ha sabido esta mañana, pero no se lo he cogido. No quiero hablar con ella, Ari, de verdad...

— Bueno —suspiró ella. Sabía que iba a dejar a Javy estar con ella, no iba a dejarlo en la calle en esas circunstancias—, de momento te quedas aquí conmigo, ¿estamos? Ya hablaremos de todo más tarde... ahora, es mejor que nos apresuremos. Tenemos que ir a la academia.

Sabor de amor | OT 2020Donde viven las historias. Descúbrelo ahora