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Jimin recoge sus pertenencias, las pone dentro de su bolso y luego se dispone a salir del salón junto a sus amigos. Su mente estaba ida, su rostro tan blanco como un lienzo sin usar, sus movimientos siendo producto de un sistema automático creado por él mismo para no levantar sospechas, lo que logró con éxito ya que sus amigos continuarron hablando animadamente mientras se dirigían a la salida. 

— ¡Me parece una buena idea! ¿Qué dices tú, Jimin?

Los ojos de Jimin viajaron hacia el mayor, su mente rápidamente repasando la conversación que sus amigos tenían mientras él caminaba inconsciente y escuchaba vagamente. 

— Hmm, no. — Jimin miró sobre los hombros de sus amigos, encontrando a la persona responsable de su nula atención al mundo —. Vayan ustedes, tengo algo pendiente. 

Sus amigos se miraron entre sí, para luego sonreír perversamente mientras un brillo aparecía en sus oscuros ojos. 

— ¿Quién es la víctima?

— ¿Qué? No, no es nadie. Luego les cuento. 

Los chicos se encogieron de hombros y se despidieron, para luego salir del edificio e irse a la casa de Hoseok. 

Jimin en cambio se acercó con pasos lentos y cortos a la alta y musculosa figura de Jungkook, quien al sentir su presencia en su espalda se volteó y sonrió complacido al encontrarse con el chico que había estado esperando. 

— ¿Por qué no estabas hoy en la clase de canto?

Jimin siempre decía lo que le diera la gana de decir, sin darse el tiempo de siquiera procesar las palabras en su mente. Una pequeña manía que a Jungkook no le molestaba, más bien le encantaba. 

Jungkook sonrió adorablemente a las palabras del chico, su mano tomando la iniciativa yendo al cabello de Jimin y acariciandolo suavemente. 

— ¿Me extrañaste?

Jimin frunció el ceño, la sonrisa linda y casi inocente del más alto lo descolocaba y su dulce acariciar en su cabello sólo lo confundió aún más. El chico era un total desconocido para Jimin y aún así lo trataba como si lo conociera desde siempre. Eso ponía nervioso a Jimin, pues Jungkook lo trataba con tanta confianza, con tanta coquetería, pero sus ojos parecían tan fríos y oscuros, y su sonrisa hacía que varios escalofríos le recorrieran el cuerpo sin razón alguna, que Jimin no terminaba de comprender el comportamiento de Jungkook y cómo era este. Era todo un enigma que Jimin quería resolver, porque odiaba la incertidumbre y el misterio. Odiaba no saber, lo odiaba. Necesitaba saberlo todo y eso incluía a Jungkook. 

Es por eso, que después de meditarlo toda la tarde y después de que Jungkook le dijese que su tarea había sido realizada y minutos después enterarse por el director de la empresa que la Sra. Lee, en efecto, estaba muerta, Jimin decidió —con su corazón latiéndole ferozmente en el pecho y su mente hecha un revoltijo tratando de entenderlo todo— que necesitaba saber quién era Jungkook en realidad. 

— ¿Por qué siempre coqueteas conmigo? ¿Te gusto? — Jimin respondió con otra pregunta, su mente intentando ordenar todos los pensamientos que tenía y quería expresar. 

¿Por qué se encontraba en ese estado? ¿Por qué Jungkook hacía que perdiese la cabeza? ¿Por qué estando con el castaño todo en él se alteraba sin remedio? ¿Cómo es que ese desconocido tenía el poder de hacerlo pensar sólo en él todo el día? ¿Qué le había hecho Jungkook? ¿Quién era Jungkook?

Sus pensamientos fueron abruptamente interrumpidos por la genuina e irritantemente chillante risa de Jungkook, que sólo hizo que Jimin frunciera el ceño aún más y que sus mejillas se tornaran un tanto rojizas sin razón alguna. 

 — ¿De qué te ríes? 

 — De ti.  — Jungkook detuvo su risa y luego de suspirar, sonrió levemente  —. ¿Quieres caminar?

¿Acaba de insultarme y ahora quiere caminar conmigo? ¿Acaso es imbécil?

 — ¿Me insultas y luego te atreves a pedirme que vaya a caminar contigo? Vete al diablo, Jungkook. 

Lo miró con enojo y se alejó de él, caminando fuera del edificio para dirigirse a su casa. Sin embargo, pronto escuchó la irritante risa de Jungkook en voz baja y sus pasos acercarse rápidamente a ella en grandes zanjadas, pues poseía unas muy largas piernas. 

 — Tomaré esto como un sí. ¿A dónde vamos? 

Jimin sólo dejó escapar un suspiro de derrota. Estaba irritado de toda la situación, de las preguntas sin respuestas y de la actitud del castaño. Pero estaba cansado y sólo quería saber con quién demonios estaba tratando y por qué su corazón latía estupidamente rápido. 

 — No respondiste a mi pregunta. 

 — Tú tampoco lo has hecho. 

 — Esto me está cansando, ¿sabes?

 — ¿Quieres que te cargue?

Jimin dejó escapar un gemido de frustración mientras alzaba las manos y se tapaba el rostro. Jungkook lo estaba desesperando. 

 — Te golpearé si sigues así. 

 — Hazlo. Dame una buena razón para castigarte.  — fue lo que respondió Jungkook.


Boys meet evil 悪の: KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora