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Jungkook se limpió las manos con un pañuelo que consiguió en el bolsillo de su víctima, en su rostro se posaba una sonrisa ladina que denotaba cuanto disfrutaba de la vista.

El cuerpo sin vida de su antes profesora de baile descansaba en aquel callejón, en su propio charco de sangre. Su ropa estaba desgarrada y manchada de sangre, su piel se había tornado pálida y era decorada con pequeñas cortadas en lugares estratégicos que funcionaban como paralizante.

Pero lo que estaba haciendo sonreír a Jungkook no era el cuerpo demacrado de la mujer sino la cabeza de esta, que descansaba a un lado del cuerpo sin vida. Sus labios estaban morados y resecos, sus mejillas eran decoradas con pequeñas manchas de sangre y sus ojos estaban ampliamente abiertos, mirándolo con horror y temor, haciendo sonreír a ese castaño de mirada penetrante, que se agachó frente a la cabeza, le quitó un cabello del rostro y con voz ronca dijo:

Espero que el pequeño Jimin esté satisfecho con esto.

Esa noche caminó hacia su hogar con una sonrisa en su rostro, sin miedo a la oscuridad que lo rodeaba, ni a los depredadores que acechaban, pues él era uno de ellos.

Boys meet evil 悪の: KOOKMINDonde viven las historias. Descúbrelo ahora